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El Cefereso que pararon "Los Templarios"

El Cefereso que pararon "Los Templarios"

Ninguna autoridad fue capaz de enfrentarlos para evitar que una inversión privada de 4 mil millones de pesos quedara a la deriva; el penal que debió ser terminado en 2012, ha sido usado por narcos, autodefensas y fuerzas federales como hotel y salón de fiestas. Hoy lo ocupan hombres leales a "El Americano"

lasillarota.com| Buenavista Tomatlán, Mich. | Jueves, 22 de Enero de 2015| 08:17


  • Tal poder alcanzaron Los Caballeros Templarios en Michoacán que los gobiernos federal y estatal cedieron ante amenazas y extorsiones del cártel, junto con empresarios, abandonando la construcción del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Buevanista Tomatlán.

     

    La nueva prisión federal debió quedar concluida en mayo de 2012 y a 32 meses de distancia es un cascaron gris e inconcluso.

     

    A un año de la llegada del Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, y de amplios despliegues de fuerzas federales en la zona de Tierra Caliente, el gobierno federal no ha podido garantizar la paz en Buenavista Tomatlán, por lo que no han reiniciado los trabajos de la prisión federal.

     

    Una obra de más $4 mil millones de pesos de inversión privada quedó detenida desde 2011 por el clima de inseguridad y violencia, durante 2012 y 2013 hubo intentos escuetos de retomar los trabajos pero Los Caballeros Templarios logaron establecer nuevamente su ley.

     

    El Cefereso de Buenavista Tomatlán, también conocido como el penal de La Ruana -por la cercanía-, presenta 70% de avance, la edificación penitenciaria ha servido en los últimos años como refugio para las autodefensas de Hipólito Mora, los grupos criminales y de cuartel de fuerzas federales, mientras que actualmente se encuentran ocupándolo hombres ligados a Luis Antonio Torres "El Americano".

     



     

    Prisiones federales

    Cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) inició la "guerra" contra el narcotráfico creció el número de presos recluidos por delitos federales en centros estatales y sólo se contaba con la capacidad para custodiar a los de máxima peligrosidad. Se generó un hacinamiento de reos federales purgando condenas en prisiones locales. 

     

    En 2009 se dio la orden de confinar a los reos federales en prisiones de ese fuero. Entonces desde el gobierno federal se diseñó un formula hasta entonces innovador para la construcción de cárceles federales, la asociación público-privada. 

     

    El entonces secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, convocó a un grupo de empresarios y les planteó el proyecto de construir un Cefereso, a cambio se les otorgarían las concesiones de los servicios de alimentación, lavandería para los presos, actualización tecnológica y mantenimiento de instalaciones carcelarias por 20 años. Además se les pagaría $300 millones de pesos por concepto de arrendamiento por el mismo lapso.

     

    Se requerían ocho penales federales para trasladar a reos que cometieron delitos ligados al narcotráfico, lavado de dinero y violaciones a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.

     

    Cada empresa constructora debía invertir al menos $4 mil millones de pesos y las instalaciones debían tener capacidad para 2 mil 500 internos.

     

    Únicamente aceptaron Ingenieros Civiles Asociados (ICA) de Alonso Quintana; Promotora y Desarrolladora Mexicana (Prodemex), de Olegario Vázquez Raña; Homex empresa dedicada a la construcción de viviendas; ARB Arendal de José de Jesús García Vázquez; GIA e Hipólito Gerard Rivero; y la constructora Tradeco.

     

    Los contratos se entregaron por asignación directa para construir Ceferesos en los estados de Chiapas, Oaxaca, Morelos, Guanajuato (municipio de Ocampo), Michoacán (Buenavista Tomatlán), Sonora (Hermosillo), Coahuila y Durango (Gómez Palacios).

     

    La empresa Homex construiría en Morelos; Prodemex en Durango y Michoacán; GIA en Oaxaca; Arendal en Chiapas; Tradeco en Coahuila; ICA en Sonora y Guanajuato

     

    El acuerdo era una concesión por 20 años, los primeros 15 para recuperar la inversión y cinco años para obtener ganancias. Genaro García les dijo a los empresarios "entre más rápido terminen, más rápido cobran", pues serían prestadores de servicios penitenciarios.

     

    Las empresas constructoras iniciaron los trabajos, pero no todas corrieron con la misma suerte y facilidades para ejecutar la obra.

     



     

    "Hay que adaptar los espacios penitenciarios al imperio de la ley y no reducir el imperio de la ley a los espacios penitenciarios disponibles", dijo Felipe Calderón Hinojosa durante una gira por Sonora en octubre de 2012.

     

    En 2006 sólo existían seis penales federales con capacidad para 6 mil 192 presos y en 2012 el número de internos por delitos federales aumentó en un 185 por ciento según cifras de ya desaparecida Secretaría de Seguridad Pública Federal.

     

    La constructora

     

    Prodemex fue creada en 1996 es una empresa desarrolladora con experiencia en negocios de construcción, concesiones e inmobiliaria. Entre sus clientes públicos se encuentran los gobiernos del estado de México y el Distrito Federal, ISSSTE, IMSS, FONATUR, ISSEMYM y el Consejo de la Judicatura Federal.

     

    La empresa ya había trabajado para el gobierno federal, construyó las estaciones de la Policía Federal en Baja California (Tijuana) y Chihuahua; el Centro Penitenciario de Papantla (Veracruz); cuarteles para la Policía Federal en Chihuahua; la primera etapa de las oficinas administrativas y cuartel para el Cisen y la Policía Federal en el predio de Conafrut en la Ciudad de México.

     

    En 2009 a Prodemex se le asignó la construcción de dos Ceferesos, uno en Durango (Gómez Palacios) y otro en Michoacán (Buenavista Tomatlán). En ellos sería responsable del desarrollo del proyecto, construcción, equipamiento, servicios y administración de los mismos.

     

    Los nuevos penales federales a cargo de Prodemex tendrían que contar con capacidad para 2 mil 500 reos, cámaras, equipos de rayos X, escáneres, aparatos de detección molecular de drogas, lectores biométricos para ingreso y egreso del centro, bloqueadores de señales de celular y radiocomunicación, entre otros aspectos de infraestructura y tecnología.

     

    Sin embargo, al llegar al municipio de Buenavista Tomatlán, en Michoacán, las cosas no fueron sencillas para los empleados de Prodemex, por la violencia y la inseguridad de los grupos delictivos en Tierra Caliente desde 2010 de manera intermitente se ha ido construyendo el penal, que hasta hoy sigue en obra y con maquinaria parada.

     

    Los templarios mandan, el gobierno se alinea

     

    En Michoacán existían los impuestos legales y los "narcoimpuestos". Con total impunidad y sin que nadie los frenara, los Caballeros Templarios establecieron una cuota obligatoria para dejar trabajar en Tierra Caliente, así limoneros, aguacateros, ganaderos y diversos empresarios realizaban un pago mensual a los miembros del crimen para que los dejaran cortar los productos, trasladarlos y comercializarlos.

     

    Cuando llegó a oídos de los Caballeros Templarios que una empresa constructora de la Ciudad de México invertiría $4 mil millones de pesos para construcción una cárcel federal en un predio de La Ruana (Buenavista Tomatlán) se encendieron las altertas, en Tierra Caliente nadie cortaba un limón sin la autorización del cartel, así aplicaría también para Prodemex, nadie pegaría un tabique sin los "Templarios" no daban el permiso.

     

    El penal federal se construiría en una extensión de 100 hectáreas, a 30 kilómetros de Apatzingán y a 10 kilómetros del centro de Buenavista Tomatlán. Los trayectos carreteros y lo aislado facilitaron el acoso a los trabajadores. La gente del comenzó a amenazar a empleados, ingenieros, arquitectos, albañiles y empleados de seguridad.

     

    Los Caballeros Templarios establecieron una cuota de $20 millones de pesos para permitir el acceso de los camiones con materiales de construcción y el paso de trabajadores a la construcción. Prodemex no se doblegó ante el chantaje criminal y pidió apoyo a la Policía Federal. Los trabajos continuaron, pero el cartel no se quedó tranquilo al ver ignorado el "narcoimpuesto".

     

    Vehículos con trabajadores fueron detenidos por sicarios en los tramos carreteros, les señalaron que no podían trabajar ahí y que si lo intentaba "se van morir". En los hoteles los empleados también recibieron intimidaciones. 

     

    Si durante un secuestro se pide "una prueba de vida", en la extorsión y la amenaza los Caballeros Templarios dieron "una prueba de muerte" para demostrarle al gobierno y a la empresas que el "narcoimpuesto" no era un juego. Levantaron y mataron a dos trabajadores del penal federal en construcción. Uno de ellos, a decir de los vecinos de La Ruana, era un ingeniero.

     

    Los trabajos pararon definitivamente. El cártel se impuso: "nadie pega un tabique sin el permiso de los Templarios".

     

    Ni el gobierno estatal ni federal resguardaron el inmueble penitenciario en construcción, hacerlo era una innegable condena a muerte. Los policía quedarían a merced de los Templarios, ya que en caso de un ataque de los Templarios, el 51 Batallón de Infantería de la 43 Zona Militar en Apatzingán se encuentra a 30 kilómetros y las armas de los elementos municipales de Buenavista Tomatlán son resorteras comparadas con los calibres del grupo criminal.

    El poder era el cártel y demostró su musculo al organizar varias fiestas privadas en las instalaciones de Cefereso de La Ruana, los pasillos y patios que debieron alojar a los internos federales, fueron utilizados como antro donde música en vivo, alcohol, mujeres y droga, así como disparos al aire. 

     

    También los utilizaron como hotel de paso, cabinas de tortura para los que delataban al cartel o ya estorbaba y habitaciones para resguardar a los secuestrados.

     

    Cuando los "halcones" y los "punteros" informaban de un despliegue inusual de fuerzas federales cerca de la cárcel federal, "los Templarios salían en putiza a la carretera y luego a las brechas". En un operativo así a principios de 2012 retomaron el control del inmueble.

     

    Trabajadores retomaron la obra bajo un fuerte operativo de seguridad, custodiados por elementos de la Policía Federal y el ejército. Sin la presencia de fuerzas federales era prácticamente imposible laboral en La Ruana, se dejaba abierta la posibilidad de un arribo de los "Templarios".

     

    Por eso en febrero de 2012, la directora de Desarrollo y Fomento Económico de Apatzingán, Eloísa Parra Román, reveló que el alcalde Uriel Chávez Mendoza, sostuvo un encuentro con Yolanda Capetillo Vázquez, directora general de Ceferesos, quien le pidió colaboración para buscar a mil personas que serían colocadas en una plaza laboral en el interior en el penal federal de La Ruana.

     

    Se lanzaría un "convocatoria abierta" para reclutar a 800 personas de Apatzingán y 200 de Buenavista Tomatlán que cubrirían plazas desde jardinero hasta defensores de Oficio en el Cefereso, ya que el gobierno federal pretendía inaugurarlo en mayo de ese año. La construcción se volvió a detener por la violencia y la inseguridad, el presidente Felipe Calderón no pudo poner en marcha el penal federal en su estado natal.

     

    La seguridad se relajó con el paso de las semanas, "los federales nomás vienen a viaticar". El acoso y las amenazan regresaron a La Ruana, la construcción del penal nuevamente se paró.

     

    Tras el surgimiento de las autodefensas, se registraron enfrentamientos con los "Templarios" en Buenavista Tomatlán, lo que generó que no existieran condiciones de seguridad para retomar la obra. 

     

    La llegada en 2014 del comisionado Alfredo Castillo, el amplio despliegue de fuerzas federales en la zona de Tierra Caliente y la "legalización" de las autodefensas, dieron una nueva esperanza y una vez más los trabajadores regresaron a la obra, se dio una nueva fecha de conclusión de Cefereso de Buenavista: noviembre 2014.

     

    El ambiente enrarecido que presentó durante todo 2014 tampoco permitió grandes avances, la construcción de la cárcel federal fue de manera intermitente. No hubo seguridad, tampoco Cefereso terminado. 

     

    Es enero del 2015, no hay policías federales ni miembros del ejército en las inmediaciones de Cefereso, ellos están a kilómetros, en Apatzingán y Buenavista Tomatlán. 

     

    Las maquinas siguen paradas. Los hombres que custodian la obra negra no son elementos de seguridad privada de la empresa Prodomex. Alguien más ocupa el penal federal, por lo que la puesta en operación del Cefereso seguirá retrasándose. Nadie pone orden en Buenavista Tomatlán. En este municipio de Michoacán la ley es una recomendación, las autoridades no la pueden hacer valer.

     



    Cárcel de usos múltiples

     

    Templarios, autodefensas y fuerzas federales han dado diversos usos al hasta ahora fallido Cefereso de Buenavista Tomatlán. Lo ocuparon como hotel de paso, antro para fiestas y refugio de autodefensas.

     

    Por años el verdadero poder en Tierra Caliente fueron los "Templarios", lograron imponer su ley y sus caprichos con balas, sangre y miedo. Cuando ahuyentaron a los trabajadores de la construcción del penal de La Ruana y las fuerzas federales dejaron de mantener una presencia permanente, los "Templarios" irrumpieron con total libertad en el inmueble penitenciario.

     

    En voz baja, casi como un susurro de amor al oído, habitantes de Apatzingán y Buenavista Tomatlán, cuenta que los "Templarios" organizaban fiestas en interior de la cárcel, "llevaban bandonones y corría la cerveza, el alcohol, la droga a madres, llevaban mujeres pero sólo para los jefes".

     

    La "maña" no fue la única en darle otro uso al Cefereso. En marzo de 2014, cuando los 15 hombres más cercanos a Hipólito Mora -uno de los líderes de las autodefensas en La Ruana- entregaron sus armas, a las pocas fueron amenazados de muerte, unos 400 hombres de Buenavista Tomatlán les dijeron que iban a lincharían.

     

    En un recorrido que realizó La Silla Rota, se constató que en el Ceferoso no hay personal laborando, las maquinas están formadas a las afueras del inmueble penitenciario federal y sólo un cinco grupo de hombres permanece en el acceso principal, en una pluma vehicular.

     

    -¿Ya reiniciaron los trabajos de construcción? Se le pregunta a un hombre alto, como 1.85 metros, con lentes oscuros y gorra que sale de una pequeña caseta donde se resguarda del sol de Tierra Caliente

    -Si, ya están trabajando. Responde el hombre.

    -¿Desde cuándo están trabajando otra vez?

    -Hace seis meses ya hay gente.

    -¿Trabajas para la constructora, eres de seguridad?

    -Si, y ya mejor váyanse de aquí. No pueden estar aquí. Exige el hombre.

     

    "Ellos son gente del Americano, los conocemos bien, siempre andan armados", afirman vecinos de La Ruana sobre las personas que controlan la entrada al penal federal y confirman que desde hace meses no han regresado trabajadores a la construcción.

     

    Hace 32 meses debió quedar terminado el Cefereso de Buenavista Tomatlán, y aún no se le ve fin a la construcción, mucho menos a la puesta en operación.

     


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