Semana del 31 de Enero al 06 de Febrero de 2025

Crisis política y educativa en San Luis Potosí: Un gobierno desconectado de la realidad

Crisis política y educativa en San Luis Potosí: Un gobierno desconectado de la realidad

El gobierno del estado debe reconsiderar su estrategia y volver a centrarse en las necesidades de la gente.

San Luis Potosí se encuentra en un momento crítico, donde las decisiones erráticas del gobierno estatal y las falencias en la gestión educativa están marcando una tendencia alarmante. En una región donde la política y la educación se entrelazan de manera fundamental, la administración actual parece estar perdiendo el rumbo, enfrentándose a descalabros tanto en la percepción pública como en la efectividad de sus acciones.

Uno de los episodios más recientes que ha sacudido la administración local fue el polémico intento de la Secretaría de Educación para reubicar a la Universidad Rosario Castellanos. Este proyecto no solo fue una decisión mal gestionada, sino que reflejó una desconexión total con la realidad social y educativa del estado. En lugar de consultar y preparar a la comunidad, el gobierno del estado decidió actuar de forma precipitada, como si no existieran riesgos o posibles consecuencias. La falta de un análisis adecuado de los impactos a nivel social, educativo y político dejó al descubierto la arrogancia y la falta de capacidad de la actual administración para gestionar proyectos de gran envergadura.

El secretario de Educación, Juan Carlos Torres Cedillo, ha demostrado una y otra vez que no tiene el perfil adecuado para enfrentar los retos que demanda su puesto. Un secretario de educación debe ser capaz de gestionar el sistema educativo estatal con visión y sensibilidad, pero lo que hemos visto es todo lo contrario: decisiones sin fundamentos, falta de comunicación con la comunidad educativa y un absoluto desconocimiento del terreno. Las protestas de padres de familia y estudiantes son un reflejo de ese desconcierto y descontento generalizado. No solo se está jugando con el futuro de miles de jóvenes, sino que, además, se está generando una ruptura entre la autoridad educativa y la sociedad civil, lo cual es particularmente preocupante en un estado que requiere cohesión social para superar los múltiples retos que enfrenta.

Pero este no es un caso aislado. La Universidad Autónoma de San Luis Potosí, una de las instituciones más prestigiosas del estado, también atraviesa un momento de crisis. En este caso, la gestión del rector Alejandro Cermeño ha sido cuestionada por diversos sectores de la comunidad universitaria. Aunque la universidad sigue siendo un referente educativo, su deterioro es evidente. La falta de recursos, la mediocridad en la gestión y la desconexión con las necesidades reales de los estudiantes son algunos de los problemas que enfrentan las facultades fuera de la zona metropolitana, especialmente en la Huasteca.

La decisión de implementar un examen único para los aspirantes a ingresar a la universidad, aunque aparentemente lógica, también ha sido mal recibida. Esta medida, que implica un sistema de ponderación desigual dependiendo de la facultad, no responde a un análisis profundo sobre las necesidades reales de los estudiantes ni sobre los estándares educativos de las distintas carreras. Al contrario, esta acción parece más un intento de justificar la falta de estrategia y la incapacidad para mejorar la calidad educativa en todas las áreas de la universidad. La falta de coherencia en las decisiones académicas refleja el déficit de liderazgo que caracteriza al actual rectorado.

Lo que ha faltado en ambas instituciones, tanto en el gobierno estatal como en la universidad, es una visión clara y un compromiso verdadero con la educación y el bienestar de los ciudadanos. En lugar de propuestas innovadoras y acciones concretas para mejorar la calidad educativa y el acceso a la educación superior, lo que se ha observado es una serie de decisiones que no han hecho más que alimentar el descontento social. Además, la ausencia de un análisis adecuado de los riesgos y las consecuencias de las decisiones adoptadas, sumada a la falta de comunicación efectiva, está haciendo mella en la confianza que la sociedad tenía en sus autoridades.

El contexto social de San Luis Potosí también juega un papel importante en este panorama. La creciente inseguridad en las calles y las comunidades, junto con la falta de oportunidades para los jóvenes, ha llevado a que muchos de ellos se vean obligados a abandonar sus estudios o a buscar alternativas fuera del estado. En el caso de la Facultad de Medicina, los estudiantes enfrentan condiciones indignas para realizar sus prácticas profesionales, con una falta alarmante de recursos como medicamentos y protocolos adecuados en las instituciones de salud donde realizan sus internados. Esta situación pone en evidencia no solo una crisis educativa, sino también una crisis en el sistema de salud del estado.

Mientras tanto, el gobierno parece estar desconectado de las preocupaciones reales de la población. En lugar de ofrecer soluciones efectivas a estos problemas, lo que vemos es un gobierno que sigue envuelto en su propia burbuja de poder, incapaz de escuchar a la ciudadanía. La sociedad civil, sin embargo, está comenzando a organizarse y a alzar la voz, como lo demuestran las protestas recientes en diversas áreas, desde la educación hasta la seguridad. La falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades está llevando a que los ciudadanos pierdan la confianza en sus gobernantes.

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