Héctor de Luna Espinosa
Hoy hablaremos de un tema muy importante: hacer tesoros en el cielo. ¿Qué significa realmente hacer tesoros en el cielo en un mundo que constantemente nos empuja a buscar riquezas, éxito y placer en lo temporal? Jesús nos invita a centrarnos en lo eterno. En Mateo 6, los versículos 19 al 21, Jesús nos da una enseñanza clave: "No os hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el orín destruyen y donde los ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín destruyen y donde los ladrones no minan ni hurtan, porque donde está tu tesoro, ahí estará también tu corazón".
Lo que acumulamos en la tierra es temporal. Las riquezas terrenales se descomponen, los bienes materiales pueden ser robados y todo lo que nos rodea en este mundo está destinado a pasar. Pero en contraste, los tesoros en el cielo no pueden ser tocados ni destruidos. ¿Qué son esos tesoros en el cielo? Son las obras que hacemos, la fidelidad con la que seguimos a Cristo, el amor hacia los demás, la obediencia a su palabra, el tiempo dedicado a la oración y, sobre todo, la vida que vivimos como discípulos de Cristo. Cuando nuestras acciones están alineadas con la voluntad de Dios, estamos almacenando tesoros que permanecerán para siempre.
Pero, ¿cómo puedo hacer tesoros en el cielo? En Mateo 25, versículos 34 al 40, Jesús nos da una pista clara cuando habla de las obras de misericordia: "Entonces el Rey dirá a los de su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, era forastero y me recogiste, estuve desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a mí'". Esto se explica: lo que hagamos a los demás, especialmente a los necesitados, lo estamos haciendo a Él mismo. Cada acto de bondad, cada sacrificio por el bienestar de otros, es un tesoro que acumulamos en el cielo. Vivir de acuerdo a los valores del reino de Dios, amando a nuestro prójimo, es una forma tangible de hacer tesoros en el cielo.
Jesús dijo: "Vended lo que poseéis y dad limosna, hacedos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye, porque donde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón". Aquí, Jesús nos llama a la generosidad. No se trata de acumular riquezas en la tierra, sino de usar lo que tenemos para bendecir a los demás. Al hacerlo, estamos invirtiendo en algo eterno. La generosidad refleja un corazón que entiende que todo lo que tenemos es un don de Dios y que lo que realmente importa es el bienestar del reino de Dios, no la acumulación personal.
La clave para hacer tesoros en el cielo está en dónde ponemos nuestro corazón. En Colosenses 3, versículos 1 y 2, Pablo nos dice: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo, sentado a la diestra de Dios. Pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Poner nuestro corazón en las cosas de arriba significa vivir con una perspectiva eterna. Esto no significa abandonar nuestras responsabilidades terrenales, sino que nos invita a no estar tan enfocados en lo que es temporal. Vivir con los ojos puestos en Cristo nos permite alinear nuestras decisiones, nuestros recursos y nuestra vida con lo que tiene valor para Él.
Vivimos en un mundo que constantemente nos atrae hacia lo material, lo efímero, pero cuando buscamos a Cristo y su reino, nuestras prioridades cambian. Jesús mismo es el tesoro más grande. En Filipenses 3, versículos 7 al 8, Pablo expresa este cambio de perspectiva y dice: "Pero cuántas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo, y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo".
Para Pablo, conocer a Cristo y vivir para Él era el tesoro más grande, por encima de todo lo que el mundo pudiera ofrecer. Cuando nuestro corazón está centrado en Cristo, todo lo demás se pone en su lugar.
Dios te bendiga.
emsavalles© 2006 - 2025 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203