Semana del 31 de Enero al 06 de Febrero de 2025

México en sangre: El rostro de la violencia y la impunidad

México en sangre: El rostro de la violencia y la impunidad

La pregunta que queda en el aire es: ¿cuánto tiempo más podrá el país soportar esta crisis antes de que la esperanza se extinga por completo?

El México real no se esconde tras estadísticas frías ni discursos políticos; se refleja en la sangre que no duerme, en la incertidumbre que gobierna el día a día y en el constante duelo de miles de familias. Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad, nos ofrece una radiografía escalofriante del país: un territorio herido, plagado de violencia y atrapado en una espiral de impunidad.

LA HERENCIA DE UN SEXENIO VIOLENTO
"Lamentablemente, vivimos un momento de crisis profunda en términos de la presencia de grupos delictivos que crecieron su poder a lo largo del sexenio pasado", afirma Rivas. Durante este período, México registró las tasas más altas de homicidios dolosos, desapariciones, extorsiones y trata de personas de su historia reciente. "Solo el año pasado desaparecieron en nuestro país más de 13,000 personas, un dato escalofriante".

Aunque delitos como el robo a casa habitación o de vehículos disminuyeron, la delincuencia organizada encontró nuevas rutas para sembrar el terror. El narcotráfico, la extorsión y la trata de personas desplazaron a los delitos comunes, creando un panorama donde el control territorial por parte de los cárteles es cada vez más evidente.

UN PAÍS FRAGMENTADO
Rivas detalla cómo la violencia se ha extendido de forma desigual. Mientras que estados como Yucatán, Coahuila, Baja California Sur y Campeche mantienen índices delictivos relativamente bajos, el resto del país sufre un deterioro alarmante. "Al final de la administración de Calderón teníamos siete entidades en crisis; al cierre del sexenio de Peña Nieto, eran 15. Hoy, prácticamente solo cuatro entidades no están en una situación problemática", explica.

San Luis Potosí no escapa de esta tragedia nacional. El estado, según Rivas, es un ejemplo de la ineficacia institucional. "Lamentamos mucho el mal comportamiento que tiene la fiscalía estatal. Recibimos denuncias de víctimas que nunca fueron atendidas y de jóvenes que, tras ser extorsionados y secuestrados, aparecieron muertos mientras las autoridades no hacían nada".

Más grave aún, el ocultamiento sistemático de cifras relacionadas con el secuestro evidencia una falta de transparencia. "Los datos oficiales no corresponden con los registros internos ni con las solicitudes de transparencia", denuncia.

IMPUNIDAD: EL VERDADERO MOTOR DEL CRIMEN
Uno de los mayores malentendidos en México, según el director del Observatorio Nacional Ciudadano, es atribuir la violencia únicamente a la pobreza. "La impunidad y la cercanía con los delitos son los factores que empujan a los jóvenes a integrarse a la delincuencia", afirma.

Para revertir esta tendencia, Rivas propone una estrategia articulada que incluya a los tres niveles de gobierno. "Necesitamos fortalecer el trabajo de investigación, la prevención del delito y romper los lazos que unen a las comunidades con la delincuencia. Esto no se logra simplemente repartiendo dinero".

GOBERNABILIDAD EN RIESGO
La situación actual representa un riesgo no solo para la seguridad de los ciudadanos, sino para la gobernabilidad del país. Estados como Sinaloa, Guanajuato y Sonora se han convertido en epicentros del narcotráfico y la violencia, dejando a las autoridades desbordadas y a las comunidades aterrorizadas.

"La ciudadanía está tomando la voz cantante y saliendo a las calles. Esto, para un tema de gobernabilidad, es muy peligroso", advierte Rivas. La falta de respuesta eficaz por parte del Estado puede llevar a un punto de no retorno, donde la violencia sea la norma y no la excepción.

¿HAY ESPERANZA?
A pesar del oscuro panorama, Rivas reconoce avances en la actual administración federal. "Hemos visto mucho más liderazgo y disposición a combatir los delitos, lo cual es positivo. Pero no puede ser solo la Federación la que se ocupe; necesitamos que los estados y municipios pongan lo suyo", insiste.

El combate a la violencia en México requiere algo más que buenas intenciones o discursos. Es necesario reconstruir el tejido institucional, garantizar la justicia y devolverle la confianza a una ciudadanía que ha perdido la fe en sus autoridades.

En el México real, "la sangre no duerme". Las cifras son escalofriantes, pero detrás de cada número hay una historia de dolor, una familia rota y una sociedad que clama por justicia.

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