Sukey Barrios
Un recordatorio de que los pequeños gestos pueden tener un impacto profundo en la vida de los demás.
A dos semanas de haber celebrado la Navidad, las calles de Ciudad Valles siguen resonando con el eco de la alegría que dejó la temporada, hace poco conocimos a Jacinto Ortiz, el "Santa Claus Urbano", quien con su autobús decorado llevó sonrisas a sus pasajeros, ahora es Mary, mejor conocida como "Lady Chofer", quien también trajo alegría a los vallenses. Con su autobús adornado con luces y motivos navideños, y su característico disfraz del Grinch, "Lady Chofer", ha convertido su trabajo y su vida familiar en un símbolo de esperanza, risas y solidaridad.
UN ESPÍRITU NAVIDEÑO ÚNICO
Mary, una mujer valiente y emprendedora, ha logrado algo realmente excepcional. Desde hace nueve años, ha decorado su autobús con el espíritu navideño más auténtico. Lo ha hecho sin esperar recompensa, sin buscar fama o reconocimiento, pero con una misión clara: regalar sonrisas a los vallenses. Su autobús, adornado con guirnaldas, luces y figuras, se ha convertido en un símbolo de la Navidad, pero no solo por su decoración, sino también por el toque personal que Mary le da a cada ruta. Cada año, se disfraza del Grinch, un personaje que, irónicamente, representa todo lo opuesto al espíritu navideño, pero a través de su disfraz, Mary crea un contraste perfecto que refleja la verdadera esencia de la Navidad: la capacidad de cambiar, de ofrecer lo mejor de uno mismo y de transformar el día de los demás.
"Lo hago de corazón", comenta Mary, mientras rememora sus motivaciones. Para ella, estas festividades no solo son una oportunidad de compartir con los demás, sino una manera de sanar recuerdos de Navidad pasadas que no fueron tan felices. A lo largo de los años, ella y sus hijos han logrado superar dificultades familiares, y cuando la vida les dio la oportunidad de volver a celebrar, decidieron hacerlo a lo grande, regalando a los demás lo que más necesitaban: alegría.
REACCIONES Y CONEXIONES HUMANAS
El autobús decorado y el Grinch que lo acompaña no solo han causado una ola de risas, sino también una profunda reflexión sobre el poder de la empatía. Cuando Mary sale a trabajar, no solo está operando un autobús, está llevando consigo un mensaje de alegría y esperanza. "La gente responde de una manera increíble. Muchos niños se emocionan, otros se asustan un poco, pero al final, todo es una sonrisa", nos cuenta. Los pasajeros no solo disfrutan del espectáculo visual, sino también de la calidez humana que Mary transmite con su actitud. Su trabajo, a veces arduo y poco reconocido, se transforma en un espacio donde todos, desde niños hasta adultos, pueden dejar de lado sus preocupaciones por un momento y conectar con la magia de la temporada.
En un mundo donde la amabilidad a menudo se pierde entre las prisas del día a día, la labor de Mary es un recordatorio de que el servicio y la cortesía pueden ir mucho más allá de un simple gesto profesional. La respuesta de la comunidad ha sido abrumadora: su iniciativa ha sido celebrada tanto en las redes sociales como en el día a día, convirtiéndose en un referente de cómo un toque de humor y creatividad pueden cambiar el rumbo de un día.
"Al principio no buscaba que la gente me reconociera, pero la respuesta ha sido tan positiva que no puedo más que agradecer", dice con una sonrisa. Su humildad y su generosidad, reflejadas en cada detalle de su trabajo, demuestran que la verdadera esencia de la Navidad radica en dar sin esperar nada a cambio.
UN TRABAJO DE VALOR Y DESAFÍOS COTIDIANOS
Ser operadora de transporte no es tarea fácil. En un entorno que históricamente ha sido dominado por hombres, Mary ha demostrado que las mujeres tienen un espacio legítimo y necesario en este campo. "Sí, he enfrentado obstáculos, no solo de los usuarios, sino también de compañeros de trabajo", comenta con firmeza. No obstante, a pesar de las dificultades, Mary sigue adelante, porque para ella su trabajo es mucho más que una labor; es una forma de conectarse con las personas y de brindarles el mejor servicio posible.
A lo largo de los años, Mary ha transformado su rol de chofer en una oportunidad para establecer vínculos con su comunidad. Su actitud positiva, su capacidad de escuchar a los pasajeros y, sobre todo, su forma de hacerlos sentir bienvenidos y valorados, la han convertido en un referente. "Al final, todo depende de cómo te enfoques. Si vas a trabajar con una actitud positiva, la gente lo nota y responde", afirma. Y es que, como ella bien sabe, en trabajos de servicio como el suyo, la forma en que se interactúa con los demás es esencial para crear un ambiente de respeto y cordialidad.
LA IMPORTANCIA DE SER UN BUEN EJEMPLO
Lo que hace Mary no es solo un acto aislado de generosidad, sino una lección para todos nosotros sobre la importancia de ser un buen ejemplo. En sus palabras, no hay espacio para la queja, el desánimo o la indiferencia. A pesar de que no siempre se encuentra en su mejor estado de salud, el compromiso de Mary con su labor y con su comunidad es inquebrantable. "Este año no he estado del todo bien de salud, pero mis hijos me animan a seguir, y eso me da fuerzas", comenta, visiblemente emocionada.
Su familia es otro pilar fundamental en esta historia. Los hijos de Mary no solo la apoyan, sino que también se involucran en esta tradición navideña, ayudando con la decoración y siendo parte activa de la entrega de sonrisas. Es un esfuerzo colectivo que, año tras año, sigue creciendo, y que ha trascendido de lo personal a lo comunitario. La empatía de Mary no solo se refleja en su trabajo, sino en el legado de valores que está inculcando a sus hijos, quienes ya están preparando sus propios disfraces para el próximo año.
UN MENSAJE DE ESPERANZA PARA LAS MUJERES
El ejemplo de Mary es especialmente valioso para las mujeres que luchan por encontrar su lugar en profesiones que aún se consideran predominantemente masculinas. "A las mujeres que están considerando entrar en este campo, les diría que lo hagan. Que no se detengan por el miedo o la inseguridad. Si realmente les gusta el trabajo, lo van a disfrutar", aconseja con sabiduría. Y es que, en el fondo, Mary sabe que el verdadero valor de un trabajo no radica en el reconocimiento social, sino en la satisfacción personal de hacer algo que te apasiona y te permite impactar positivamente en la vida de los demás.
Mary, con su autobús decorado, su sonrisa y su actitud incansable, ha logrado algo que muchos no pueden: ha transformado la rutina diaria en un acto de bondad y alegría. En un mundo que a menudo se ve opacado por las dificultades, su mensaje es claro: la empatía, la generosidad y la actitud positiva son herramientas poderosas que todos podemos emplear para hacer del mundo un lugar mejor.
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