Semana del 22 de Noviembre al 28 de Noviembre de 2024

Verde: El poder que tiñe, el poder que transforma

Verde: El poder que tiñe, el poder que transforma

En el intrincado tablero político mexicano, el cambio de filiación partidista se ha vuelto un espectáculo recurrente, alimentado por intereses que trascienden las ideologías. El caso reciente de los 37 alcaldes en San Luis Potosí, ahora arropados por el Partido Verde Ecologista de México, ejemplifica cómo el poder actúa como un catalizador para moldear lealtades. De los 29 que originalmente llegaron al cargo bajo el sello del partido, ocho más se han sumado en una danza que refleja no solo la eficacia del "pastoreo" político, sino también el irresistible magnetismo de los recursos y la proyección que un nuevo cobijo político puede ofrecer.

Es imposible ignorar cómo factores externos, como la promesa de programas turísticos estatales, pueden inclinar la balanza. Este es el caso de Real de Catorce, cuya alcaldesa parece haber sucumbido al cortejo de la maquinaria estatal bajo la premisa de "colaboración". Este tipo de movimientos despiertan dudas legítimas: ¿hasta qué punto estas decisiones reflejan convicciones auténticas o simples estrategias de supervivencia política?

Pero más allá de los municipios, la política nacional se encuentra en un punto de inflexión con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia. Su ascenso no solo marca un hito histórico, sino que coloca a las mujeres en el centro del escrutinio público como nunca antes. En un momento donde las dirigencias estatales del PRI y PAN también están encabezadas por mujeres, se vislumbra un cambio en las narrativas de poder. Sin embargo, este avance conlleva el peligro de caer en la trampa de las "Juanitas presidenciales": mujeres que, a pesar de ostentar cargos importantes, son vistas como ejecutoras de las decisiones de otros.

Sheinbaum enfrenta un desafío monumental: equilibrar el legado de su antecesor y construir un gobierno que lleve su sello. Los destellos de autonomía, como su resistencia a ciertos cambios promovidos desde "la quinta de Palenque", inspiran cierta esperanza, pero la realidad es que no será suficiente. La política no tolera vacíos de poder, y su éxito dependerá de su capacidad para ejercer autoridad plena y consolidar su proyecto sin concesiones.

Mientras tanto, los partidos tradicionales como el PAN y el PRI intentan redefinir sus posiciones en un contexto marcado por la cooptación y las alianzas pragmáticas. En San Luis Potosí, las supuestas colaboraciones entre el gobernador y el alcalde Galindo han generado descontento entre quienes esperaban un contrapeso firme. La percepción de que los opositores ceden terreno al oficialismo alimenta la frustración de un electorado que aún anhela equilibrio y responsabilidad.

La política mexicana sigue siendo un campo donde el pragmatismo supera a la ideología. Los cambios de colores y lealtades, aunque criticables, revelan una verdad incómoda: el poder no solo transforma, sino que también desnuda las debilidades estructurales de los actores políticos. En este escenario, el desafío no es solo llegar al poder, sino ejercerlo con autenticidad, autonomía y una visión que vaya más allá de los intereses personales o de grupo.

La historia, al final, no juzgará solo los movimientos en el tablero, sino las intenciones y resultados que estos generen. En un país donde el poder cambia de manos y colores con tanta frecuencia, la verdadera revolución será que el bien común, y no el cálculo político, se convierta en el eje de las decisiones públicas.

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