Héctor de Luna Espinosa
Hoy exploraremos una de las oraciones de alabanza más hermosas y profundas de la Biblia, conocida como el Magníficat, la canción de María. Este himno, pronunciado cuando María visita a Isabel, revela su corazón lleno de humildad, fe y gratitud hacia Dios. También destaca verdades fundamentales sobre el carácter de Dios y su plan redentor. María había recibido la noticia del ángel Gabriel de que concebiría al Salvador. Su respuesta no fue de duda o temor, sino de alabanza. Al llegar a la casa de su prima, María declara su gozo en un canto profético lleno de reverencia. La adoración de María surge de una profunda comprensión de quién es Dios y de lo que Él está haciendo en la historia. Este canto de María lo encontramos en Lucas, capítulo uno.
En primer lugar, es un canto de humildad y exaltación a Dios. Lucas 1:46-49 empieza diciendo: "Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el poderoso, santo es su nombre." María comienza exaltando a Dios y reconociendo su propia pequeñez. Y es que Dios elige a lo humilde, y ella destaca que Dios se fijó en su humilde condición. Dios sigue obrando en los humildes. La verdadera alabanza reconoce nuestra dependencia total de Él.
Luego, nos habla sobre la misericordia de Dios. En los versículos 50-53, María continúa diciendo: "Y su misericordia es de generación en generación, a los que le temen. Hizo proezas con su brazo, esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones, quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes; a los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos." María celebra la fidelidad de Dios, quien actúa con justicia y derriba a los poderosos mientras exalta a los humildes. Los hambrientos son saciados y los ricos son despedidos vacíos. Esto nos recuerda que Dios actúa conforme a su justicia perfecta. Debemos confiar en su soberanía y cuidado.
Por último, en los versículos 54 y 55 de Lucas 1, María dice: "Socorrió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre." María concluye su canto recordando las promesas hechas a Abraham y a sus descendientes. El Magníficat nos conecta con la fidelidad de Dios a lo largo de la historia. Lo que prometió, lo cumplirá.
En conclusión, la canción de María es un modelo de adoración centrada en Dios. Nos enseña a alabarle con un corazón humilde y agradecido, reconociendo sus promesas cumplidas y su misericordia en nuestras vidas. ¿Estás listo para alabar a Dios como lo hizo María? ¿Reconoces su obra en tu vida? Que así sea. Dios te bendiga.
emsavalles© 2006 - 2024 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203