Rocío del Carmen Aguilar Roa
La vida en las comunidades indígenas es difícil, la falta de empleos bien remunerados trae consigo pobreza y con ella una larga lista de necesidades y problemas. Trabajar en el campo es igual a recibir unos 50 pesos por todo el día, por lo menos en la huasteca potosina y eso no alcanza ni para comer bien, por este motivo algunas mujeres indígenas han migrado a la ciudad de México a buscar una mejor calidad de vida.
El desempleo, la desnutrición, la falta de programas adecuados a sus diversas características culturales, la insuficiencia de recursos para cubrir sus necesidades de educación, la vivienda y servicios médicos y en muchos casos el machismo, así como la violencia intrafamiliar y persecución religiosa e ideológica, son solo algunos de los motivos por los cuales muchas mujeres indígenas abandonan sus comunidades de origen cada año.
No es fácil tomar esta decisión porque se deja a la familia, porque se va a un lugar totalmente diferente. Se tiene que ser muy valiente porque no se sabe a lo que se van a enfrentar, adonde van a llegar y con quien. Cuando por fin, llegan muchas de estas mujeres a la ciudad, venden sus artesanías a bajos costos, o trabajaban como empleadas domésticas sin derechos laborales, para cubrir sus necesidades económicas y las de sus familias en sus comunidades.
Las mujeres indígenas que migran a la ciudad de México por ejemplo se enfrentan a su nueva realidad, una ciudad agitada y competitiva donde el paisaje es otro y el tiempo anda más de prisa, aquí ellas son minoría ajenas y extrañas y por primera vez se preguntaran ¿Quiénes son?. La ciudad de México con sus millones de citadinos, las desafía a entrar en ella sin perderse a ellas mismas. A enfrentarse a la discriminación y humillación a verlas como mujeres pero con una peculiar rareza.
En la ciudad de México, y lo digo por experiencia no hay lugar para los extraños, se tiene que renunciar a lo que uno es para no ser señalado, y muchas de estas mujeres lo hacen con ropa mestiza y un español pobre y la práctica de las costumbres citadinas cubren su identidad renunciando a su libertad de expresión o usando está en defensa propia.
Mi pregunta es, ¿será posible pertenecer a esta ciudad sin tener que renunciar a su identidad? Se tiene que valorar mucho quien es uno y se tiene que estar consciente de que son herederas de una gran tradición cultural y que está es sumamente valioso para la nación. La diversidad coloca a la mujer indígena en un plano de desigualdad social, cultural, lingüística, política y educativa; la mujer indígena es percibida de una forma determinada, y esta percepción, desde el contexto de la educación occidental y bajo la política de la integración, nos presenta una desigualdad.
Otro de los problemas a los que se enfrentan estas mujeres cuando quieren vender sus artesanías, es a la pérdida de su valor cultural, tiene que darlo a muy bajo precio sin que se valore su esfuerzo.
La nostalgia por la tierra es un pensamiento constante cuando se vive en la ciudad, estando acá no hay respeto por los viejos, salen a la calle y nadie se saluda, hay que andar aprisa, pareciera que acá la vida no se disfruta, ver un atardecer, sentir el suelo que pisas, ver de frente al vecino, disfrutar lo que comes, lo que hueles, lo que ves.
Para entender este contexto se tiene que vivir la misma experiencia de estas mujeres, el experimentar lo que se siente regresar a la tierra de donde uno proviene, ver de nuevo el campo, la tierra, a los tuyos, escuchar de nuevo los huapangos, ver las danzas, comer zacahuil, desayunar bocoles, saludarse en teének. Ir por la leña, limpiar la milpa, tomar atole, festejar el estar juntos.
Sabemos que en la sociedad mexicana persiste un doble discurso y una doble moral, ya que por un lado existe una reivindicación del indígena abstracto, del que se aprecia su folclor, sus tradiciones y costumbres; pero se le sigue viendo de una manera marginal, tratándolo como a un menor de edad o como a un discapacitado.
¿Será la migración, la única solución para poder encontrar el desarrollo de las mujeres indígenas? Tendremos que considerarlo y proponer para que ellas puedan destacar desde sus lugares de origen.
En honor a todas las mujeres indígenas migrantes
email. rocioaroa@hotmail.com
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