Cuando decidimos dar el primer paso hacia un cambio en nuestros hábitos y estilo de vida, el camino puede ser desafiante. A menudo, se trata de tomar decisiones difíciles que nos alejan de antiguos comportamientos y relaciones. En este proceso, es fundamental rodearnos de personas que compartan los mismos intereses y objetivos. Tal como lo menciona Ignacio Díaz, head coach, "si empiezas a hacer ejercicio, es importante que busques a personas que ya llevan tiempo practicando deporte o que tienen un estilo de vida saludable". Ellos no solo te inspirarán, sino que te motivarán a seguir avanzando en tu transformación.
Un cambio de hábitos no se trata solo de dejar de hacer algo, sino de adoptar nuevos comportamientos que mejoren nuestra salud a largo plazo. Al comenzar en el gimnasio o practicar alguna actividad física, es probable que te encuentres con dos tipos de personas: aquellos que simplemente buscan mantenerse en forma y los profesionales que se dedican a la competencia. Ambos grupos pueden enseñarnos algo valioso. El primero te puede ayudar a mantenerte constante y enfocado en tus objetivos, mientras que el segundo puede inspirarte a llevar tu rendimiento al siguiente nivel. Sin embargo, lo más importante es la actitud de cada persona, que refleje el compromiso con su bienestar.
El ambiente que elegimos también juega un papel fundamental en este proceso. Si nos rodeamos de personas que no comparten nuestra visión de mejorar nuestra salud, puede ser fácil caer en viejos hábitos que no nos favorecen. Como dice Ignacio Díaz, "si te juntas con cinco personas que practiquen lectura, serás el sexto". Lo mismo sucede con el ejercicio y la vida saludable. Rodearse de personas que ya están comprometidas con su bienestar nos da la oportunidad de absorber sus buenas prácticas y, a largo plazo, se convierte en un círculo virtuoso que refuerza nuestro propio compromiso.
Es importante comprender que el cambio no es solo temporal, sino transformacional. No se trata solo de perder peso o alcanzar un objetivo a corto plazo. La verdadera meta es crear hábitos sólidos que nos permitan mantener un estilo de vida saludable para toda la vida. A través del ejercicio, la disciplina y la constancia, podemos desarrollar una estructura interna que nos mantenga en el camino, sin importar los obstáculos que puedan surgir.
Por último, el objetivo es claro: salud para toda la vida. El simple acto de hacer las cosas bien desde el inicio, como realizar ejercicios correctamente, puede marcar la diferencia a largo plazo. Como bien dice Ignacio, "si aprendes a hacer las sentadillas de manera correcta, podrías ser autosuficiente después de los 80 años". Esto no solo es una cuestión de salud física, sino de calidad de vida.
En resumen, si deseas mejorar tu salud y mantenerte en forma, comienza por rodearte de las personas adecuadas, adopta hábitos que promuevan tu bienestar y recuerda que la verdadera transformación comienza desde dentro. Al final, la clave es mantener una vida activa y saludable, para que los beneficios no solo sean visibles hoy, sino que se mantengan a lo largo de los años.
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