Sábado, 22 de Febrero de 2025
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Semana del 21 de Febrero al 27 de Febrero de 2025

Cargas impuestas

Cargas impuestas



Hoy en día, los impuestos y aranceles siguen siendo un tema de debate en todo el mundo. Recientemente, Donald Trump anunció su intención de imponer aranceles a productos de México, Canadá y China, lo que ha generado preocupación por su impacto en la economía global y en el bolsillo de las personas comunes.

Pero esta no es una situación nueva. A lo largo de la historia, los impuestos y tributos han sido utilizados no solo para financiar gobiernos, sino también como herramientas de control y opresión. En la Biblia vemos varios ejemplos de esto, desde la esclavitud en Egipto hasta los impuestos cobrados en tiempos de Jesús. Hoy vamos a explorar cómo estas cargas económicas han afectado a la humanidad y qué enseñanzas nos deja la Palabra de Dios al respecto.

Cuando el pueblo de Israel vivía en Egipto, al principio fue bien recibido debido a la relación de José con el faraón. Sin embargo, con el tiempo, los egipcios comenzaron a verlos como una amenaza debido a su crecimiento numérico. En Éxodo 1:11-14 leemos que los egipcios impusieron sobre los hebreos una esclavitud dura, obligándolos a trabajar en la construcción de ciudades como Pitón y Ramsés.

Pero más allá del trabajo físico, estas cargas también tenían un componente económico. Los hebreos eran explotados y no recibían una justa recompensa por su labor. Éxodo 1:11 dice: "Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas, y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre en hacer barro y ladrillo y en toda labor del campo y en todo su servicio, el cual los obligaban con rigor."

Esto nos muestra cómo el abuso económico ha sido una herramienta de opresión desde la antigüedad. Los egipcios usaban la esclavitud para enriquecerse mientras que el pueblo de Dios sufría. Pero Dios no ignoró esta injusticia. En su tiempo perfecto, levantó a Moisés para liberarlos, mostrándonos que Dios no nos abandona en medio de la opresión.

Los impuestos no desaparecieron con la salida de Egipto. A lo largo de la historia de Israel, los tributos se convirtieron en una constante. ¿Qué pasó en la época de los jueces y reyes? Aunque Dios gobernaba directamente sobre Israel en la tierra de los jueces, cuando el pueblo pidió un rey, esto trajo consigo la carga de los tributos.

En 1 Samuel 8:11-18, el profeta Samuel advierte que un rey exigiría impuestos, tomaría lo mejor del pueblo y les impondría cargas pesadas. Más tarde, Salomón impuso tributos altos para construir el templo y sus propios palacios, lo que llevó a la rebelión y la división del reino.

Con el dominio extranjero, cuando Israel fue conquistado por Babilonia, Persia, Grecia y Roma, los tributos impuestos por estas naciones se convirtieron en una carga constante. Esto provocó descontento y resistencia, ya que el pueblo veía estos impuestos como una señal de su esclavitud.

Pero, ¿qué pasó en los tiempos de Jesús? En la época del Imperio Romano, los judíos debían pagar tributo a Roma, algo que muchos consideraban injusto. Incluso había grupos como los zelotes que se oponían radicalmente al pago de impuestos, mientras que los publicanos eran despreciados por recaudar tributos para los romanos.

Uno de los pasajes más interesantes sobre los impuestos en la Biblia es Mateo 17:24-27. En esta historia, los cobradores de impuestos del templo le preguntaban a Pedro si su maestro lo pagaba. Jesús le responde con una enseñanza profunda. Explica que los reyes de la tierra no cobran tributos a sus propios hijos, sino a los extraños. Con esto, Jesús estaba afirmando su identidad como Hijo de Dios, quien no tenía la obligación de pagar el tributo del templo.

Sin embargo, para no ser tropiezo a los demás, le dice a Pedro que vaya al mar, pesque un pez y en su boca encontrará una moneda para pagar el impuesto. Este pasaje nos deja varias lecciones:

Jesús reconocía la autoridad terrenal y cumplía con sus responsabilidades, pero dejó claro que su reino no dependía de los sistemas humanos.

Dios provee incluso para nuestras cargas económicas de forma inesperada.

Como creyentes, debemos ser sabios en la manera en que manejamos nuestras finanzas, sin aferrarnos al dinero ni vivir con temor por las crisis económicas.

Como reflexión, quiero que pienses en que hoy en día los impuestos y tributos siguen siendo parte de la vida cotidiana. Los gobiernos cambian, los aranceles suben y bajan, y las cargas económicas pueden ser pesadas. Sin embargo, la Biblia nos recuerda que nuestra verdadera seguridad no está en los sistemas financieros del mundo, sino en Dios.

Así como Dios liberó a los hebreos de la esclavitud en Egipto, como proveyó para su pueblo en tiempos difíciles y como Jesús nos enseñó a confiar en la provisión del Padre, también hoy podemos descansar en que Él tiene cuidado de nosotros. No importa cuán difíciles sean las circunstancias económicas, Dios sigue siendo nuestro proveedor y nuestra esperanza está en Él.

Dios te bendiga.

 


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