Una Presencia Limitada y Cuestionada
La Guardia Nacional, que sustituyó a la extinta Policía Federal, enfrenta fuertes críticas por su desempeño en las carreteras del país. Mientras vacacionistas y transportistas esperaban un aumento en la seguridad, la realidad parece reflejar todo lo contrario. En lugar de rondines preventivos o atención en puntos críticos, la presencia de la Guardia Nacional se limita, en muchas ocasiones, a casetas de cobro.
Este abandono de las rutas más vulnerables genera preocupación entre los ciudadanos, quienes señalan que el proyecto no ha cumplido con las expectativas. En palabras de un testimonio: Sales a las carreteras con un crucifijo en mano porque no sabes si la Guardia Nacional estará presente.
¿UN CAMBIO A MEJOR O UNA INSTITUCIÓN FALLIDA?
La transición de la Policía Federal a la Guardia Nacional se justificó bajo el argumento de combatir la corrupción y ofrecer una fuerza más eficiente. Sin embargo, la falta de capacitación y preparación de muchos de sus elementos es un problema evidente. Son personas que apenas terminaron la primaria, y su principal función parece ser aplicar multas excesivas, no garantizar la seguridad, señala una voz crítica.
Además, se cuestiona la ausencia de estrategias como mapas de riesgo o cuadrantes carreteros, que antes caracterizaban a la Policía Federal. Este enfoque preventivo ha sido reemplazado, según algunos, por una actitud de bascular a transportistas y automovilistas, dejando a las carreteras sin vigilancia real.
LA DELINCUENCIA: DOBLE AMENAZA PARA LOS TRANSPORTISTAS
El sector transportista, uno de los más afectados, se encuentra atrapado entre dos peligros: la delincuencia organizada y la delincuencia con charola, como algunos describen a ciertos elementos de la Guardia Nacional. Las extorsiones y sobornos son comunes, con reportes de multas que superan los 15,000 pesos.
A pesar de esto, existen buenos elementos dentro de la corporación. Sin embargo, su esfuerzo se diluye en un sistema que carece de estructura y liderazgo, especialmente en la división de carreteras.
FALTA DE COORDINACIÓN Y POLÍTICAS DE PROXIMIDAD
Otro de los problemas señalados es la falta de convenios entre las fuerzas estatales y federales para garantizar la seguridad en carreteras. Esto ha llevado a que policías estatales realicen labores que deberían ser responsabilidad de la Guardia Nacional, lo que expone aún más las debilidades de la institución.
La Guardia Nacional fue vendida como una nueva generación de policía, pero hasta ahora, el resultado es un abandono de las carreteras y una percepción de inseguridad cada vez más alarmante.
EL FUTURO DE LA SEGURIDAD EN CARRETERAS
Para los ciudadanos y transportistas, la situación es insostenible. Las carreteras, como la 57, una de las más importantes y peligrosas del país, carecen de una presencia efectiva de seguridad. Las historias de extorsiones, abusos y omisiones son comunes, mientras la delincuencia organizada aprovecha la ausencia de vigilancia para operar libremente.
La Guardia Nacional tiene el reto de transformarse en la fuerza que prometió ser. Esto requiere capacitación, infraestructura y un cambio radical en su enfoque hacia la prevención y la proximidad social. Sin estos cambios, las carreteras seguirán siendo un espacio de incertidumbre y peligro para todos los que transitan por ellas.
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