Semana del 03 de Enero al 09 de Enero de 2025

México en 2024: Un año de violencia y crisis de seguridad

México en 2024: Un año de violencia y crisis de seguridad

Leonel Fernández Novelo

La pregunta sigue siendo: ¿será 2025 el año en que México finalmente enfrente sus demonios, o continuará el ciclo de violencia y apatía que ha marcado las últimas décadas?

El 2024 se despide como uno de los años más violentos en la historia reciente de México. Las cifras y la realidad en las calles confirman un panorama desgarrador: estados enteros parecen estar bajo el control del crimen organizado, funcionando como gobiernos de facto. Pero más preocupante que la violencia misma es la aparente indiferencia con la que la sociedad mexicana ha aceptado este estado de cosas.

Este año no solo estuvo marcado por la inseguridad, sino también por un proceso electoral que exacerbó las deficiencias en la atención a la seguridad. La elección más grande de la historia acaparó la atención de las autoridades, dejando un vacío en el manejo de la seguridad pública. Lo poco que se había logrado contener en años anteriores se desmoronó, y cerramos el año con un país profundamente violento.

UNA TRANSICIÓN DIFÍCIL
El cambio de administración a nivel federal ha sido particularmente complicado. Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta, hereda un país desbordado por la violencia. En sus primeros tres meses de gobierno ha intentado un cambio de rumbo, pero los resultados aún no se reflejan en los indicadores de seguridad. Los primeros meses han sido insuficientes para contrarrestar la inercia de un sexenio que, a pesar de las promesas, no logró establecer una estrategia efectiva contra el crimen organizado.

LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA
Una de las cuestiones más preocupantes a resaltar es la normalización de la violencia en la sociedad mexicana. Llevamos más de 15 años en crisis de seguridad. La gente ya no espera soluciones por parte del gobierno, sino que busca protegerse por su cuenta. Las matanzas y los actos de barbarie que en otros países provocarían renuncias y crisis políticas aquí son vistos como parte del paisaje diario.

En este contexto, la apatía se convierte en cómplice del deterioro. La falta de justicia y la impunidad alimentan la desilusión colectiva, creando una espiral de resignación que refuerza el statu quo. Ya no es sorpresa que una masacre sea solo una estadística más, sin provocar ningún cambio significativo.

LA REALIDAD DETRÁS DE LAS ESTADÍSTICAS
A pesar de los esfuerzos del gobierno por maquillar la situación con datos selectivos, la realidad es contundente. Si bien se reportó una reducción del 6.9% en homicidios dolosos durante el año, estas cifras deben analizarse con cuidado. El problema con las estadísticas es que cada quien puede elegir los puntos de comparación. Lo que vimos en 2024 es que el homicidio creció con respecto al año pasado. La tendencia a la baja que había comenzado se detuvo por completo.

Más importante que pequeñas reducciones es entender por qué la violencia persiste. La explicación, lamentablemente, no reside en políticas públicas efectivas, sino en las dinámicas internas de los grupos delictivos. No hay evidencia de que estas reducciones sean resultado de detenciones significativas o de una estrategia gubernamental clara. Estamos a merced de los cambios internos en las organizaciones criminales.

"ABRAZOS, NO BALAZOS": ¿ESTRATEGIA O ESLOGAN?
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador se caracterizó por la promesa de "abrazos, no balazos". Sin embargo, esta no fue una estrategia real. Fue un eslogan más que una directriz. En la práctica, vimos más militarización y balazos que abrazos.

La Guardia Nacional, concebida como el eje de la estrategia de seguridad, no logró los resultados esperados. La administración de la violencia no puede considerarse un triunfo. No se logró una reducción sustancial en los homicidios ni se atacaron las causas de fondo de la violencia.

PRESIONES EXTERNAS Y CAMBIOS DE RUMBO
La amenaza de Donald Trump de catalogar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas también ha puesto presión en el gobierno de Sheinbaum. Aunque estas declaraciones pueden tener un tono más político que práctico, el impacto en la diplomacia y las estrategias de seguridad no puede subestimarse.

Estas amenazas obligaron al gobierno mexicano a reaccionar. En las últimas semanas hemos visto recuperaciones significativas de cargamentos de drogas y un cambio de liderazgo en la estrategia de seguridad, con un mayor protagonismo de las autoridades civiles.

UN FUTURO INCIERTO
El panorama de seguridad en México para 2025 es incierto. Aunque hay intentos por corregir el rumbo, las causas estructurales de la violencia permanecen intactas: impunidad, corrupción, desigualdad y una fragmentación del poder estatal frente al crimen organizado.

La violencia en México no es un problema que pueda resolverse con cambios superficiales. Requiere una transformación profunda en la manera en que entendemos y enfrentamos el crimen organizado, y eso solo se logrará con un compromiso genuino y sostenido por parte de todos los niveles de gobierno y la sociedad.

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