Este lamentable incidente ha vuelto a poner sobre la mesa la precaria condición de las infraestructuras carreteras, particularmente en un área que, pese a su importancia económica y turística, sigue sufriendo del abandono y la falta de visión por parte de las autoridades.
El reciente accidente ocurrido el miércoles pasado en la carretera Ciudad Valles-Naranjo, donde un autobús con 42 turistas se vio involucrado en un desastre, es una dolorosa evidencia de la cruda realidad que enfrentan los habitantes y visitantes de la región Huasteca de San Luis Potosí.
Este accidente, que resultó en varios heridos y una persona desaparecida, se suma a una larga lista de tragedias que podrían haberse evitado. Tal como el periodista Samuel Roland ha señalado en diversas ocasiones, las autoridades locales no han logrado transformar las carreteras de la Huasteca a pesar de las múltiples promesas de inversión. Las obras mal ejecutadas y la ausencia de supervisión técnica siguen siendo la norma.
LA CARRETERA CIUDAD VALLES-NARANJO: UNA HISTORIA DE NEGLIGENCIA
Este tramo de 74 kilómetros, que une varias comunidades importantes y constituye una ruta esencial para el transporte de caña y turistas, fue objeto de una reciente "rehabilitación". Sin embargo, lo que debía ser una mejora se ha convertido en un caso más de incompetencia y corrupción. A pesar de los 220 millones de pesos invertidos en la obra por parte de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (SEDUBOP), los resultados son desastrosos. La carretera, que apenas tiene un año de haber sido inaugurada, ya muestra graves daños estructurales.
El responsable de esta obra es Humberto del Ángel, un empresario de grúas que, en esta administración estatal, se ha convertido en constructor. Sin embargo, los antecedentes de su falta de experiencia en este tipo de proyectos son evidentes, y la obra que entregó carece de la calidad necesaria para soportar las condiciones climáticas y de tránsito de la zona. El tramo que comprende desde la comunidad de Micos hasta Estación Crucitas es uno de los más afectados, pues la alta humedad y la proximidad de las cascadas y la hidroeléctrica demandaban una construcción con concreto, no asfalto, tal como se había hecho en administraciones anteriores. La decisión de utilizar materiales inadecuados ha derivado en una carretera que ya se encuentra casi destruida.
UNA OBRA QUE DEJÓ DE LADO LOS ASPECTOS TÉCNICOS
Es lamentable que, a pesar de las advertencias de los expertos y las demandas de los usuarios, las autoridades hayan procedido con una obra que, desde el principio, estaba condenada al fracaso. La falta de peralte adecuado en las curvas, la escasa señalización, y la falta de guías turísticos capacitados son solo algunos de los múltiples factores que contribuyeron a este accidente. Todo ello sin mencionar que los cuerpos de auxilio, como la Cruz Roja, no contaban con los recursos ni el equipo necesario para atender eficazmente a las víctimas, dejando a las comunidades locales a cargo de las tareas de rescate.
Lo que debería ser una carretera turística, diseñada para atraer a los visitantes a las maravillas naturales de la región, se ha convertido en un peligro constante para quienes la transitan. Las quejas de los cañeros y habitantes locales, quienes dependen de esta vía para su sustento, han sido ignoradas una y otra vez. Se ha denunciado públicamente la mala calidad de la obra, y el pleito entre los contratistas involucrados solo ha empeorado la situación.
FALTA DE RESPONSABILIDAD Y TRANSPARENCIA
Este accidente es solo la punta del iceberg de una problemática más profunda: la falta de responsabilidad en la administración pública y la ausencia de una verdadera política de protección civil en la región. La Cruz Roja, a causa de los conflictos internos y la falta de apoyo estatal, no puede operar al nivel necesario para atender emergencias de este tipo, dejando desprotegida a la población.
El gobierno del estado, en lugar de aprender de sus errores, sigue otorgando contratos a empresas que no están capacitadas para realizar obras de esta magnitud. Humberto del Ángel, un empresario improvisado, es solo uno de los muchos ejemplos de cómo las conexiones políticas pesan más que la experiencia o la capacidad técnica en la asignación de proyectos.
¿HASTA CUÁNDO?
La situación en las carreteras de la Huasteca es un reflejo de la indiferencia y negligencia gubernamental que persiste en muchos sectores del país. No es suficiente con inaugurar obras y presumir inversiones millonarias si estas no cumplen con los estándares mínimos de seguridad. Es urgente que las autoridades locales y estatales realicen una evaluación seria de la calidad de las infraestructuras y tomen medidas inmediatas para corregir los errores antes de que otra tragedia mayor ocurra.
Mientras tanto, los habitantes y turistas de la región seguirán enfrentando el riesgo diario de transitar por carreteras mal construidas, víctimas de la falta de planeación y de la corrupción que sigue afectando a San Luis Potosí.
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