Semana del 14 de Marzo al 20 de Marzo de 2025

Donald Trump y el laberinto comercial de Norteamérica

Donald Trump y el laberinto comercial de Norteamérica

Federico Lamont

Norteamérica enfrenta tiempos turbulentos y México debe estar preparado para cualquier desenlace.

Las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá atraviesan por un momento crítico, influenciado por la incertidumbre generada por el expresidente Donald Trump, quien continúa marcando la agenda política y económica de la región. Su capacidad para generar expectativas y tensiones es innegable, y el próximo 2 de abril se presenta como un punto de inflexión en el tablero comercial global. ¿Hacia dónde se dirige Norteamérica con Trump nuevamente en escena?

El exmandatario estadounidense, quien inició su carrera en los medios como comentarista inmobiliario en Fox News, ha sabido vender su imagen de hombre de negocios y negociador implacable. Con esa misma destreza, ha influido en la transformación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora el T-MEC, un acuerdo que firmó en 2019 junto con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

Sin embargo, la reconfiguración de las relaciones comerciales no está exenta de conflictos. Trump, con su retórica agresiva, ha puesto en jaque el equilibrio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), amenazando con imponer aranceles y modificar reglas a su conveniencia. Canadá, por su parte, ha buscado la mediación del Reino Unido para amortiguar el golpe, pero sin éxito aparente. En tanto, México cuenta con una ventaja diplomática en la actual presidenta, quien domina el inglés y podría utilizar la diplomacia suave para contrarrestar la presión estadounidense.

A pesar de estos esfuerzos, los nubarrones persisten. Las remesas hacia México han mostrado signos de debilitamiento, y las decisiones económicas de Trump afectan a sectores estratégicos. Un ejemplo es la industria automotriz, vital para la economía de San Luis Potosí, donde operan empresas como BMW y General Motors. La incertidumbre sobre posibles reubicaciones de plantas, como el caso de Nissan en Aguascalientes, genera preocupación en la región del Bajío, un motor económico clave del país.

Otro factor que complica la ecuación es el papel de China en el comercio norteamericano. Washington ve con recelo la creciente influencia del gigante asiático y su penetración en los mercados de México y Canadá. La administración Trump ha acusado a México de facilitar la entrada de productos chinos a Estados Unidos, lo que podría derivar en nuevas restricciones y sanciones comerciales.

Además, el exmandatario ha mostrado interés en recuperar el control del Canal de Panamá, donde empresas chinas han realizado importantes inversiones. Su visión proteccionista, que ya tuvo eco durante su primera administración, podría endurecer aún más las reglas del juego para México, especialmente en sectores estratégicos como el litio en Sonora, un recurso codiciado tanto por China como por Estados Unidos.

Frente a este panorama, San Luis Potosí debe actuar con cautela. La idea de atraer inversión china en la industria automotriz podría ser contraproducente en un contexto de tensión geopolítica entre Washington y Beijing. La lección que deja la historia es clara: las decisiones comerciales deben tomarse con visión de largo plazo, considerando el impacto de las políticas estadounidenses y la evolución del orden económico mundial.

El 2 de abril marcará un nuevo episodio en esta narrativa de aranceles, diplomacia y geopolítica. La pregunta sigue en el aire: ¿seguirá Trump dictando las reglas del comercio internacional o el sistema multilateral encontrará la manera de contener sus embates?

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