Semana del 14 de Marzo al 20 de Marzo de 2025

Liberación y Salvación

Liberación y Salvación

Héctor de Luna Espinosa

Pablo y Silas fueron arrestados, golpeados y encarcelados debido a su predicación. En Hechos 16:22 en adelante, se describe cómo el pueblo se agolpó contra ellos y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. Después de haber recibido una paliza, los encarcelaron, instruyendo al carcelero que los mantuviera bajo estricta vigilancia. Siguiendo esta orden, el carcelero los metió en el calabozo más profundo y les aseguró los pies en el cepo. Este cepo consistía en dos grandes pedazos de madera unidos por abrazaderas de hierro, con agujeros suficientemente grandes para los tobillos, lo que dejaba a los prisioneros inmovilizados de una manera dolorosa y humillante.

Pablo y Silas, a pesar de no haber cometido ningún crimen, estaban predicando las buenas nuevas de salvación de manera pacífica. Sin embargo, fueron tratados como prisioneros peligrosos, siendo puestos en el cepo destinado para los más seguros. A pesar de su sufrimiento, Pablo y Silas no se dejaron vencer por las circunstancias. Mientras estaban en la cárcel, permanecieron sentados, con los pies en el cepo, cantando himnos a Dios. En Hechos 16:25, se narra que a medianoche, orando, cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban con atención.

De repente, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel. Las puertas se abrieron instantáneamente y las cadenas de todos los prisioneros se soltaron. Al despertar, el carcelero vio las puertas abiertas y, pensando que los presos habían escapado, sacó su espada con la intención de matarse, ya que temía la pena por permitir la fuga de los prisioneros. Sin embargo, Pablo le gritó a gran voz para advertirle que no se hiciera daño, ya que todos los prisioneros seguían allí. El carcelero, tembloroso y buscando luz, se precipitó hacia donde estaban Pablo y Silas. Se postró a sus pies, les preguntó qué debía hacer para ser salvo, y ellos le respondieron: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa."

Este terremoto sobrenatural no solo liberó a Pablo y Silas, sino también a los demás prisioneros que escuchaban sus alabanzas. Además, el carcelero y su familia experimentaron la salvación cuando creyeron en el mensaje de Pablo y Silas. Esa misma noche, el carcelero, al reconocer a Jesús como Señor, fue bautizado junto con su familia. Después, les ofreció hospitalidad, lavó sus heridas y se regocijó con su casa de haber creído en Dios.

Quiero resaltar dos eventos sobrenaturales que ocurren en esta historia narrada en Hechos capítulo 16. Primero, al comenzar a alabar a Dios después de ser capturados, golpeados y encarcelados, Pablo y Silas experimentaron la liberación, rompiéndose las cadenas y siendo liberados junto con todos los demás prisioneros que los escuchaban alabar a Dios. En segundo lugar, el carcelero, junto con los miembros de su familia, fue salvo cuando respondió a las palabras de Pablo y Silas, quienes le revelaron la clave para la salvación: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa."

¿Qué aprendemos de esta historia? A pesar de las dificultades de la vida, las pruebas y las injusticias, es bueno alabar y glorificar a Dios. Este acto de alabanza produce liberación, rompiendo incluso las ataduras más fuertes que nos apresan. Además, el camino hacia la salvación se revela a través del Señor Jesucristo. Cuando reconocemos a Jesús como Señor y confiamos nuestra vida a Él, obtenemos la salvación de manera segura. Si nunca has confiado en Jesús para tu salvación, hazlo ahora. Tu vida se llenará de gozo, al igual que la del carcelero, quien, como se nos cuenta en Hechos 16:32, escuchó la palabra del Señor junto con su familia, se bautizó y se regocijó por haber creído en Dios. ¡Dios te bendiga!