Héctor de Luna Espinosa
¿Alguna vez has sentido que todo a tu alrededor se derrumba? Jesús habló palabras de consuelo justo cuando sus discípulos se enfrentaban una situación similar. Hoy esas mismas promesas siguen siendo válidas para nosotros.
Jesús está en La Última Cena preparándose para su crucifixión. Sus discípulos estaban asustados y confundidos, sintiendo que su mundo se desmoronaba. Entonces es cuando Jesús dice en Juan 14 no se turbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios? Creed también en mí, en la casa de mi padre, muchas moradas hay, si así no fuera yo os lo hubiera dicho. Voy pues a preparar lugar para vos. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo para que donde yo estoy vosotros también estéis. Quiero resaltar 4 puntos breves, en primer lugar, Jesús nos ofrece consuelo en tiempos difíciles. Él dijo, no se turbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios? Creed también en mí, Jesús Conoce la angustia de sus discípulos y les dice que no permitan que el miedo controle sus corazones. La clave es confiar en. Él. ¿Y hoy te pregunto, qué situación te preocupa? De hoy, pues que Jesús no promete que no habrá problemas, pero si promete su paz, los problemas de la vida son como una tormenta.
Jesús no siempre calma la tormenta de inmediato, pero sí calma nuestro corazón en medio de ella, nuestra fe en Dios debe ser el ancla que nos mantiene firmes cuando todo lo demás parece incierto.
Número 2, Jesús nos hace una promesa. De un lugar. Eterno. Él dijo, en la casa de mi padre, muchas moradas hay. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Jesús asegura sus discípulos que hay un lugar preparado para ellos en la casa. Del padre. Esto significa que nuestra vida en la Tierra es temporal, pero tenemos un hogar eterno garantizado en medio de las pérdidas y el sufrimiento.
Esta promesa nos recuerda que nuestro destino final, escondidos todos en el ramos, un lugar donde sentirnos seguros y amados, Jesús nos promete ese lugar en la eternidad. Esta promesa nos da esperanza más allá de las circunstancias actuales, el cielo es real y no se. A ver, número 3, Jesús dice que él es el camino a esa promesa. Juan 146 menciona, yo soy el camino, la verdad y la vida nadie viene al padre, sino por mí. No solo nos promete un lugar, sino que él mismo es el camino para llegar ahí. No hay múltiples caminos, solo uno, Jesús. ¿Debemos de preguntarnos, estamos caminando en ese camino?
¿Cómo está tu relación con Cristo? Y es que él es como el mapa o el GPS que nosotros necesitamos para llegar a un destino que buscan. Sin Jesús estamos perdidos. Por último, número cuatro nos habla de la segunda venida, eso es nuestra esperanza futura. Jesús dijo, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo para que donde yo estoy vosotros también estéis.
Esta es una promesa de la segunda venida de Cristo, no nos ha dejado solos, el volverá por nosotros.
Vivir con una perspectiva eterna transforma nuestra manera de enfrentar las pruebas diarias. Es como esperar a un ser querido que regresa de un viaje.
Vivimos con anticipación, preparando todo para su llegada.
En conclusión, tenemos que entender que Jesús promete paz en medio de la tormenta, un hogar eterno y que él mismo es el camino y su regreso es nuestra esperanza.
Acompáñame a orar, señor Jesús, Tú eres el camino al padre, gracias por mostrarnos el camino, por darnos esperanza. En medio de las adversidades que enfrentamos en este mundo pasajero, ponemos nuestra mirada en TI, en lo eterno. Esperamos tu regreso. Amén.
emsavalles© 2006 - 2024 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203