Viernes, 19 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 24 de Julio al 30 de Julio de 2020

Don Maxito, el Señor Servicio VW

Don Maxito, el Señor Servicio VW



Es a ejemplo a seguir, una institución en Volkswagen cumplirá 50 años con la marca y 42 años como Gerente de Refacciones en Ciudad Valles
Maximiliano Alonso Cruz nació el 12 de octubre del 1948 en Ixcapa, Oaxaca. Hijo del señor Leobardo Alonso Carrillo y la señora Cecilia Cruz Aparicio. Se casó con María Romelia Ayala García, con quien tuvo 3 hijos, Oswaldo, Maura Cecilia y Alexandro Alonso Ayala. En la actualidad 47 años de casado.

Desde los 14 años empezó aprender mecánica y trabajó para dos empresas, destacando su habilidad y buena memoria.

A los 22 años llegó a Volkswagen, y don Maxito empezó a ser parte de la marca más querida de México un 10 de agosto de 1970, en la concesionaria 1101 Distribuidora VW Acapulco, donde tuvo una formación como Jefe de Taller, unos años después en Chilpancingo, Guerrero estuvo como Gerente de Servicio, y en el año de 1978 llegó a Ciudad Valles a trabajar en Autos de la Huasteca VW, con el C P. Alfredo Esper Bujaidar como Gerente de Refacciones, cargo que ocupa hasta el día hoy, cumpliendo el próximo 10 de agosto 50 años en la marca.

En su trayectoria ha tenido grandes reconocimientos, como el Mejor Gerente de Refacciones, además de ganar innumerables bonos de productividad, y una de las distinciones más importantes fue el Pistón de Oro.

En entrevista con emsavalles.com, recuerda cómo fue su infancia: "creo que fue normal, una persona de pocos recursos, de trabajar muy jovencito, se puede decir que muy niño, no tuve esa infancia que muchos tienen de lana, de la cultura del esfuerzo. Mi papá me trajo a la ciudad, al puerto de Acapulco, a los 6 años y de ahí para acá me preparé en la mecánica automotriz, en reparación mecánica diésel, la comencé a desarrollar profesionalmente a los 16 años, estudié hasta la secundaria y parte de prepa, pero no terminé, me gustaron los centavos y empecé a trabajar más en forma".

SUS INICIOS
Sobre su llegada a Volkswagen, comenta "después de un incidente, un accidente se puede decir, que tuve en la mecánica pesada, llegué a la Volkswagen de Acapulco el 10 de agosto de 1970, estaba destinado para taller, pero no me recibieron, pero sí hice méritos y a los 6 meses ya me colocaron como jefe de taller de la concesionaria, pero ya no en Acapulco, sino en Chilpancingo, porque se inauguraba la agencia allá en ese tiempo. Llegué a la Volkswagen con 22 años, tengo en la organización casi 50 años, y en Ciudad Valles voy para 42".

De su crecimiento dentro de la empresa, menciona "tuve una oportunidad de preparación en Volkswagen Puebla, tenía dos semanas en la planta y dos semanas en la concesionaria, y así estuve hasta que me preparé como jefe de taller y después hice el mismo trámite, pero como gerente de servicio, ya a refacciones llegué de una manera accidentada, fue a través de un accidente grande que tuvo el anterior gerente en Chilpancingo y se quedó en la Ciudad de México, de allá era, y después ya no quiso regresar a Chilpancingo".

"Como yo era soltero todavía en ese tiempo, me traían de allá para acá, de comodín, también estuve unos cuantos días en la ciudad de Altamirano, como apoyo del gerente de servicio, pero mi base era Chilpancingo", añade.

EL ENCUENTRO CON DON ALFREDO ESPER
En relación al encuentro con don Alfredo Esper, relata "tuve un problema familiar en Chilpancingo, me hicieron rescisión de contrato en la agencia que se llamaba Chilpancingo Automotriz, S. A., pero la planta no aceptó que me retirara, me envió inmediatamente, en aquellos tiempos, telegramas o llamadas a la casa, y me dijeron que me concentrara a Volkswagen de México en Puebla, allí había problemas, primero fui a hacer inventarios a Atlixco, a San Cristóbal de las Casas, así me traían, hasta que hubo un problema aquí en la Huasteca, que se decía -tienen problemas los árabes-, así decían en aquellos tiempos a don Alfredo Esper".

"Yo tenía contacto con el director comercial de Volkswagen de México y me dijo –te vas a trabajar con los árabes, quiero que me prepares a una persona que está allá, y en tres meses te traigo a Puebla para que estés cerca de tu familia-, pero el señor Esper fue tan amable conmigo, fue muy buena gente, me brindó un apoyo que no tuve por allá por el sur y me dijo -aquí no hay hambre, hay trabajo, ¿quieres?-, así derecho. Me gustó su forma de darme esa oportunidad que yo necesitaba, trabajar, no andaba buscando otra cosa más que trabajar y el señor Esper me la dio, un hombre muy bueno para mí", agrega.

"Yo siempre digo que por algo hace Dios las cosas, tuve muchas oportunidades a mi cargo y a través de lo malo fue como supieron la forma en que trabajo, sabían cuál era mi comportamiento, el sentido de pertenencia y eso me hizo ser diferente a mucha gente", afirma.

Del manejo y organización del área de refacciones, don Maxito explica "terminando el día siempre memorizo ciertas cosas, por ejemplo material de caja de velocidades de las nuevas que están llegando, para no ocupar mucho a veces en el catálogo, sino que ya lo tengo visualizado, y así constantemente fui haciendo tareas en la noche o en las tardes después de terminar el horario de trabajo, es prepararme día con día, no esperar a que llegara alguien a pedirme las piezas, no, yo tengo que estar siempre al día, y actualizado en los cambios, en los carros, había por ejemplo un auto Safari que traía especialmente un aceite que no era igual que todos, no era cualquier aceite, eran los diferenciales de bloqueo".

"Mi buena memoria fue lo que mi hizo ser diferente a mucha gente y cuando me paraba yo en algún curso a veces, preguntas que hacían los compañeritos, ya la tenía yo visualizada", indica.

Se le pregunta cómo definiría su vida en Volkswagen, responde "la vida para mí fue algo de retos, de caídas, pero saberse levantar, y no es levantarse nada más y decir ya estoy bien, ¿qué sigue?, formarse, por ejemplo, si te lastima un zapato, pues hay que verlo, si te lastima algo en la ropa, hay que darle seguimiento a esas cosas, y así lo hice yo".

"Pero hay algo muy grande, cuento con una gran mujer, que fue la que me hizo levantarme, la que hizo que no me quedara tirado, doña María Romelia Ayala García, ya cumplimos 47 años de casados, y eso fue lo que en mi vida me transformó", afirma.

"Fue de caídas, de levantadas, pero más que nada del encuentro conmigo mismo, cuando me encontré conmigo mismo comencé a desarrollarme de una manera diferente a lo que yo venía antes, porque fue cuando comencé a hablar derecho conmigo, hablar con la verdad conmigo mismo, porque a veces en esos tiempos de juventud, pues me echaba mentiras que hasta yo mismo me las creía y eso es lo peligroso", advierte.

"Cuando supe qué tanto pesaba yo, qué tanto medía, fue cuando comencé a salir del hoyo y a triunfar, a escuchar, a tomarme un café con mucha gente, tomarse un café con una persona que me puede decir mis verdades, no nada más puras palmaditas, mi papá me dijo -de esos hay muchos, ten cuidado, eso se pega", puntualiza


LIC. ALBERTO ESPER
El hijo de don Alfredo Esper, el Lic. Alberto Esper, pondera de don Maxito, "no hay, no ha habido y no habrá un mejor gerente de refacciones que él. Nada más para presumirlo tantito, el señor ya ganó el Pistón de Oro, dentro de lo que es la familia Volkswagen, ese premio nada más se le da a los tres mejores gerentes de refacciones a nivel nacional, y vienen exclusivamente desde Alemania a dar este reconocimiento".

"Maxito nos hizo el honor de ganarlo en representación de Autos de la Huasteca en aquel año y todo mundo feliz de que se lo haya ganado, porque sabían que era el mejor, y los compañeros que tenían un poquito de confianza, no había un día que no le hablaran para preguntarle cómo salir de sus dudas. Si mi papá estuviera vivo, estuviera orgullosísimo de él", reconoce.

Cuestionado sobre cómo lo recuerda de niño, cuando su papá lo llevaba al trabajo, aclara "para empezar ya no se llama Maxito Alonso Cruz, ya es Max Esper, lo consideramos de la familia, ya lo adoptamos, toda la familia Esper siempre lo hemos visto con mucho cariño."

Y asevera "recuerdo que me hacía el favor de aguantarme cuando llegaba a darle guerra a su área de refacciones, le pedía cosas que normalmente no había de mi talla y le decía –uh, para amigo que tengo, para que no me puedas conseguir lo que te estoy pidiendo-, de verdad es un gran hombre, un ser humano increíble".

"No tienen idea qué manera de manejar el departamento de refacciones, siempre con un inventario adecuado, siempre teníamos lo que se necesitaba y que fuera redituable para la empresa, y eso se lo reconocían mucho los de fábrica, porque tienes que tener ahí un inventario bien organizado, no puedes tener piezas de más, porque si no te afecta, él tenía la cantidad exacta para que siempre fuera un negocio muy bonito y que la gente nunca tuviera necesidad de esperar a que llegaran de planta las piezas, siempre las tenía en stock", admite.


JULIO GALINDO PÉREZ
Julio Galindo Pérez lo describe: "don Maxito, el mejor activo que podamos tener en la empresa, y la mejor persona, el mejor guía moral, el consejero, el amigo, el compañero, un hombre que tiene una historia digna de admirarse, de platicar con él y le doy gracias a Dios y a la vida que cumpla 50 años laborando en esta empresa, Autos de la Huasteca, que es su segunda casa".

CÉSAR GUEVARA COBOS
Finalmente, el Gerente General de Autos de la Huasteca, César Guevara Cobos, señala "ingresé a esta gran familia Autos de la Huasteca en junio del 2007, ingresé siendo gerente de servicio, con un contacto muy directo con Don Max, quien ha sido una motivación, en lo personal, laboral, profesional e íntimo, siempre con un consejo sabio, siempre con grandes experiencias, con grandes respuestas".

"Es una persona increíble como ser humano, con mucha pasión, mucha entrega, mucha dedicación, con un gran corazón y realmente todos los que laboramos en la agencia nos sentimos muy orgullosos de tenerlo con nosotros, porque además es una persona de mucho valor, de mucho reconocimiento, a nivel Grupo Volkswagen todos conocen a don Max, directivos, gerentes, otras concesionarias y saben de su capacidad, de sus logros, y de su gran empeño, dedicación, trabajo, y su amistad, amor perseverancia, fortaleza, dedicación, son atributos pequeños que podemos mencionar de don Max".

"Para mí ha sido una gran motivación, un gran compañero de trabajo, y sobre todo siempre disponible, siempre atento a lo que dices, eso nos ha hecho comentar que siempre hay que aprender a escuchar, que en estos días es difícil, aprender a conectar el pensamiento con la boca, y es grande, y muy rico, en su forma de ser, una persona muy cumplida, profesional y de gran calidad humana, estamos orgullosos de don Max".

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