Semana del 05 de Diciembre al 11 de Diciembre de 2025

En México el agua se vuelve lucha

En México el agua se vuelve lucha

El hartazgo de productores agrícolas explotó en las carreteras

Esta semana México vivió una de las jornadas más tensas del año: productores agrícolas y transportistas llevaron su inconformidad a las carreteras del país. No fue un hecho espontáneo, sino la manifestación visible de un deterioro silencioso que, por años, el sector primario ha denunciado sin que se concreten soluciones. Seguridad en las vías, precios justos, certidumbre jurídica y económica... todo eso forma parte de una lista de exigencias que, según productores, ha sido ignorada sistemáticamente por el gobierno federal.

El país resintió bloqueos, pérdidas económicas y un clima de preocupación generalizada. La zona media de San Luis Potosí no fue la excepción. Desde ahí surge una radiografía cruda del campo mexicano: el agotamiento de un sector que considera que ya tocó fondo.

UN PARO QUE NO NACIÓ DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Entre las voces del movimiento destaca una idea contundente: la protesta no fue improvisada. Como explica uno de los organizadores de las movilizaciones en la región, "esta decisión de tomar las carreteras y hacer un paro nacional... no fue al aire, no fue al vapor, no fue nada más porque se nos antojó ese día" (sic). Según detalla, detrás de la protesta hay entre año y medio y dos años de insistencia ante dependencias federales: mesas de diálogo, minutas, pliegos petitorios, reuniones con Agricultura, Conagua, Gobernación, diputados y senadores. Esfuerzos que, asegura, nunca desembocaron en resultados.

El punto de quiebre llegó con la presentación de dos iniciativas: la nueva Ley General de Aguas y la modificación a la Ley Nacional de Aguas. Para los productores, ambas representan una amenaza directa a su actividad. Una de las frases que más indignación ha causado es la percepción de que el gobierno pretende decirles: "el pozo es tuyo pero lo que está dentro no" (sic). Una lectura que, en el campo, se traduce en incertidumbre jurídica y riesgo patrimonial.

EL AGUA: UNA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA
Más allá del discurso, el problema del agua toca fibras profundas. Los productores denuncian un rezago de cuatro a seis años en trámites de concesiones y prórrogas. El desorden y la lentitud administrativa ya están provocando estragos. Un caso reciente lo ilustra: un agricultor perdió definitivamente su concesión luego de esperar un año su prórroga. Sin agua legalmente disponible, decidió abandonar su rancho. Una historia que, según los productores, se repite en todo el país.

A esto se suma la preocupación por las sucesiones. En palabras directas: "exigimos que se asegure la continuidad en el uso del agua en las sucesiones cuando alguien muera... que nuestros hijos o sucesores puedan seguir usando esa agua" (sic). El problema no es menor: si el derecho de uso se extingue con la muerte del titular, miles de familias rurales quedarían en el limbo.

Otro punto crítico es la posibilidad de vender una propiedad sin garantía de que el comprador pueda seguir usando el agua. "Necesito tener la garantía jurídica de que a quien yo le ofrezca mi tierra pueda seguir usando el derecho del agua... para atenderme mi enfermedad o retirarme" (sic), expresa un productor, exhibiendo una fragilidad legal que afecta incluso decisiones de vida o muerte.

DISCURSO OFICIAL VS REALIDAD RURAL
El discurso presidencial reciente ha insistido en combatir a los acaparadores del agua. Sin embargo, la postura desde el campo es tajante: "no conozco una sola persona que esté acaparando agua... nosotros los productores medianos, pequeños, micro, no acaparamos el agua" (sic). Cuentan que obtener una concesión es un "viacrucis" y que la política pública está diseñada como si todo productor fuera un gran empresario, cuando la mayoría apenas sobrevive a sequías, deudas, insumos caros y la desaparición de apoyos.

La tensión escaló cuando la Secretaría de Gobernación calificó las protestas como intentos de desestabilización antes de que siquiera iniciaran. La reacción, afirman los productores, fue de criminalización. Pero tras los bloqueos, el discurso federal cambió drásticamente. "Ya nos dieron verdaderamente acceso a las mesas de negociación", relatan. No es una victoria, pero sí una señal de que la presión surtió efecto.

LA RADIOTEOGRAFÍA DEL CAMPO: UNA BOMBA A PUNTO DE ESTALLAR
Sequía, inseguridad, falta de financiamiento, abandono institucional y ahora incertidumbre jurídica sobre el agua. Todo esto conforma lo que los productores describen como un colapso en cámara lenta. "El campo mexicano ya no aguanta... es la columna vertebral del país y hoy está muy afectada" (sic), advierten.

Esta semana no solo fue una protesta más: fue un grito acumulado de quienes siembran y producen los alimentos que llegan a la mesa del país. Un aviso de que el límite está cerca. Y una demanda clara: ser escuchados antes de que sea demasiado tarde.

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