Semana del 14 de Febrero al 20 de Febrero de 2025

México, estado ausente y crimen organizado en expansión

México, estado ausente y crimen organizado en expansión

Gabriel Regino

El panorama de la seguridad en México se ha convertido en un terreno cada vez más complejo y alarmante, una madeja difícil de desenredar en la que la estrategia gubernamental ha fallado repetidamente. La violencia, alimentada por el abandono estatal, la corrupción y la ausencia de políticas claras, no solo ha enraizado el crimen como una forma de vida en muchas regiones, sino que ha deformado las expectativas y las aspiraciones de generaciones enteras.

Durante la última administración federal, el lema de "abrazos, no balazos" se convirtió en el símbolo de una estrategia permisiva, donde el mensaje tácito fue claro: los grupos criminales podían moverse con libertad, sin consecuencias reales. "Es como si a los niños de un kínder les dijeran: órale, es recreo todo el día y hagan lo que quieran", señala Regino, evidenciando la inacción de un gobierno que dejó a su suerte a comunidades enteras.

Sin embargo, reducir este problema a un simple fallo de estrategia sería ingenuo. Las raíces de la crisis de seguridad en México son profundas y están vinculadas a condiciones estructurales como la pobreza extrema, la falta de oportunidades y la ausencia de programas efectivos que transformen la economía interna. Regino lo expresa con crudeza: "Prefieren vivir un año como reyes que toda una vida de miseria". Esta frase, tan presente en los jóvenes que caen en las redes del crimen organizado, refleja una realidad en la que la ilegalidad parece ser la única vía para sobrevivir.

La situación se agrava con la falta de castigo a las conductas delictivas, especialmente cuando involucran a figuras públicas. El caso de Cuauhtémoc Blanco, exgobernador de Morelos, es un ejemplo paradigmático. Protegido por intereses políticos y ajeno a las consecuencias de sus decisiones, Blanco dejó a Morelos sumido en una crisis social y de seguridad. "Cuando las evidencias forenses son ignoradas y la política sustituye a la justicia, el mensaje es devastador: la clase política es intocable", advierte Regino.

Más preocupante aún es el efecto cascada de esta impunidad. Si los políticos pueden actuar al margen de la ley, ¿por qué no habría de hacerlo el ciudadano común? La normalización del crimen desde las altas esferas refuerza una cultura del "todo se vale" y alimenta la desconfianza en las instituciones.

El reciente caso del fiscal de Morelos, Uriel Carmona, removido de su cargo a través de presiones políticas y maniobras poco transparentes, envía otro mensaje inquietante: "Si no eres cómodo para el régimen, vas para afuera". Según Regino, esta práctica de utilizar el poder para eliminar adversarios socava las bases mismas de la justicia y deja a las instituciones vulnerables a la manipulación.

En este contexto, no es de extrañar que el crimen organizado haya comenzado a expandir su influencia hacia el ámbito judicial. Las próximas elecciones judiciales podrían convertirse en un festín para los cárteles, quienes ya buscan colocar a jueces afines a sus intereses. La llamada "subasta de justicia" en México no es una exageración, sino una posibilidad tangible y peligrosa. "Así como el crimen presiona para imponer candidatos en las elecciones locales, puede hacerlo en la elección de jueces. Una vez ahí, esos jueces responderán a sus intereses", advierte Regino.

Este panorama desolador tiene implicaciones internacionales. Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, observa con creciente preocupación el deterioro del Estado de derecho en México. La falta de estabilidad y de instituciones confiables amenaza las inversiones estadounidenses en el país. No se trata solo de una cuestión interna; la seguridad en México es un asunto de interés regional y global.

Regino también subraya la falta de cuerpos policiales adecuados para enfrentar esta crisis. La desaparición de la Policía Federal y la creación de la Guardia Nacional, subordinada al Ejército, ha dejado un vacío operativo. "Hace falta una policía científica y operativa que responda a un mando civil. La Guardia Nacional no puede suplir esas funciones", enfatiza.

La urgencia de una transformación profunda en la estrategia de seguridad no puede ser subestimada. Se requiere una planificación estratégica seria, con objetivos claros y una verdadera coordinación entre las distintas instancias del gobierno. Pero sobre todo, se necesita voluntad política para actuar y poner fin a la impunidad.

El futuro inmediato no será fácil. Vienen momentos complicados en los que México deberá demostrar si está dispuesto a corregir el rumbo o resignarse a la presión de un vecino del norte que ya ha dejado claro que no tolerará más simulaciones.

La pregunta es si aún queda tiempo para actuar o si el deterioro institucional ya es irreversible. La sociedad mexicana, más informada que nunca, deberá exigir cuentas y tomar decisiones cruciales en los próximos meses. Porque, al final del día, es la ciudadanía la última línea de defensa ante el caos institucional.

facebook. emsavalleNoticias
X. @emsavalles
sitio web. emsavalles.com
e-mail. emsavalles@hotmail.com