La sociedad tiene un papel crucial al exigir rendición de cuentas y participar en la toma de decisiones sobre el uso de este recurso vital.
La gestión del agua en México, particularmente en zonas como San Luis Potosí y la Huasteca, enfrenta retos históricos que requieren atención urgente. En este contexto, el plan hídrico federal presentado recientemente ha generado opiniones encontradas debido a su alcance limitado y las omisiones significativas en regiones clave.
EL PLAN HÍDRICO Y SUS ALCANCES
El proyecto destaca la construcción de la presa de Las Escobas, ubicada en el oriente de San Luis Potosí, con el objetivo de captar aguas provenientes del río Santiago y las serranías aledañas. En papel, esta propuesta busca mitigar la creciente demanda de agua en la región y prevenir futuras crisis hídricas. Sin embargo, expertos señalan que esta infraestructura, aunque necesaria, resulta insuficiente para resolver los problemas actuales.
La ausencia de un enfoque integral para la Huasteca potosina es particularmente preocupante. Esta zona, rica en recursos hídricos, ha sido históricamente ignorada en términos de infraestructura de gran calado, a pesar de ser una de las más afectadas por la sequía. Además, el plan no contempla la construcción de nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales, una omisión crítica en un país que enfrenta serios desafíos de contaminación y reutilización del agua.
EL CASO DEL ACUEDUCTO EL REALITO
Uno de los temas recurrentes en la discusión hídrica de San Luis Potosí es el acueducto El Realito. Concebido como una solución de largo plazo, este proyecto se ha visto plagado de fallas técnicas y denuncias de corrupción. La mala calidad de los materiales y la falta de mantenimiento han provocado constantes rupturas, especialmente en zonas como Tierra Nueva y El Piquín, impidiendo que se alcance el volumen de agua prometido en el contrato original.
Aunque se ha hablado de rehabilitar el acueducto o incluso construir uno nuevo, la falta de avances concretos y de claridad en las decisiones genera frustración entre la población. Además, la posibilidad de que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) asuma el control del proyecto no se ha materializado, lo que refuerza la percepción de desinterés gubernamental.
CORRUPCIÓN Y RETOS POLÍTICOS
La gestión del agua en México no está exenta de problemas estructurales como la corrupción. En el caso de El Realito, se han señalado irregularidades desde la adjudicación del proyecto hasta la compra de derechos de vía, beneficiando a unos pocos mientras se descuida el abasto de agua para la ciudadanía.
A nivel político, el tema hídrico ha sido utilizado como bandera para obtener réditos económicos y electorales. Esto ha limitado la implementación de soluciones efectivas y sostenibles.
HACIA UNA SOLUCIÓN INTEGRAL
La crisis hídrica en México requiere un enfoque integral que priorice la sostenibilidad, la equidad en el acceso al agua y la transparencia en la gestión de recursos. El plan hídrico federal, aunque tiene elementos positivos, debe ampliarse para incluir regiones como la Huasteca, implementar más plantas de tratamiento y garantizar que proyectos como El Realito se manejen con responsabilidad y eficiencia.
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