Rogelio Cruz, es y siempre será un locutor que ha deja una huella imborrable en la Huasteca Potosina y San Luis Potosí. A través de sus recuerdos y consejos, Rogelio no solo comparte su vida, sino que también inspira a las futuras generaciones de comunicadores a seguir sus pasos con pasión y responsabilidad, y nos invita a conocer el camino que lo llevó a convertirse en un ícono de la radio.
Rogelio evoca sus primeros pasos en la radio. Sus palabras revelan no solo el inicio de una carrera, sino también el contexto de una época marcada por la incertidumbre. "Los inicios fueron difíciles, complicados. Siento yo que, aunque digan que tú naces, te haces", reflexiona Rogelio, situándonos en 1982, un año de crisis en el país y un momento clave en su vida.
Recién egresado del CBTIS 46, Rogelio se enfrentaba a un futuro incierto. Sin embargo, el destino lo llevó a La Gran Compañía en 1983, una oportunidad que se presentó en un momento crucial. "Era mi destino, porque hoy, 40 años después, puedo decir que yo estaba para eso", afirma con seguridad. Sin embargo, no todo fue sencillo al inicio. La radio no era un medio fácil de dominar, y Rogelio se encontró rodeado de locutores experimentados que le exigieron pulir cada aspecto de su desempeño.
LLEGANDO A LA CABINA
La Gran Compañía no solo fue su primera casa en la radio, sino también su escuela. Los nombres de sus compañeros y mentores aún resuenan en su memoria: Salvador Pérez Valdez, Federico Reyes, Felipe Montalvo, Regina Álvarez, entre otros. "Todos ellos eran muy duros en el sentido de que tenías que ser muy cuidadoso o tenías que estar bien pulido para llegar a la cabina de la radio y empezar a transmitir. No era algo tan sencillo", rememora Rogelio.
Uno de los primeros consejos que recibió fue sobre la importancia de la lectura. "La lectura te da conocimientos y te da transparencia en la voz, dicción, parafraseo", comparte, subrayando cómo este hábito fue fundamental para desarrollar la habilidad de improvisar y adaptarse a cualquier situación en la cabina. La práctica constante y la observación atenta de sus colegas lo ayudaron a moldear su estilo y a adquirir una técnica que lo distinguiría en su carrera.
LAS PRUEBAS DE FUEGO
A lo largo de sus primeros años, Rogelio se enfrentó a situaciones que pusieron a prueba su temple y habilidades como locutor. A menudo, debía estar listo para ocupar el lugar de algún colega ausente, lo que significaba estar en un estado de constante preparación y alerta. "Tenía que estar captando o esperando que alguien no fuera para yo entrar a la cabina, y cuando lo hacía, tenía que realizar la labor casi igual que ellos", recuerda.
Las transmisiones en vivo y las grabaciones eran particularmente desafiantes. Rogelio detalla cómo, en esos tiempos, un error en la lectura significaba comenzar de nuevo desde el principio. "Antes, haz de cuenta que leías un texto enorme y no te podías equivocar porque te tenías que regresar al primer renglón", explica. A pesar de la presión, Rogelio aprendió a dominar su voz y a manejar el equipo con destreza, inspirándose en la maestría de sus compañeros.
NARRADOR DE PARTIDOS Y LA CONEXIÓN CON EL PÚBLICO
En 1988, una nueva faceta de su carrera se abrió cuando se le ofreció la oportunidad de narrar partidos de los Loros Huastecos, un equipo local. Esta experiencia lo llevó a lugares como Ecatepec, donde el equipo de Ciudad Valles dejó una marca imborrable. "Se espantaron cuando llegamos con 9 autobuses y les llenamos el estadio", recuerda con una mezcla de orgullo y nostalgia.
La narración deportiva le permitió conectar con el público de una manera diferente, extendiendo su influencia más allá de las noticias y las ondas de la radio. "Me fue muy bien, la verdad. Conocí a mucha gente, y hoy conservo esa amistad", dice Rogelio, destacando cómo estas experiencias fortalecieron su presencia en la comunidad y su relación con la audiencia.
EL VALOR DE LA SENCILLEZ EN UN MUNDO DE VANIDADES
Rogelio reflexiona sobre la importancia de mantener una actitud sencilla en un medio donde la vanidad puede fácilmente desviar el propósito de la comunicación. "Este es un trabajo de vanidades. Si la gente pasa por la calle y no le saludas piensa que es porque te crees mucho, y no es así", observa, destacando cómo el verdadero éxito radica en la conexión genuina con la gente.
Para Rogelio, la sencillez no es sinónimo de modestia, sino una actitud esencial para mantener la autenticidad en un mundo donde la imagen y la percepción juegan un papel crucial. "Es la fortuna que tenemos algunos de que conocemos al que está en la radio, en la tele, en el periódico, a través de sus presentaciones o de su trabajo", comenta, subrayando la responsabilidad que conlleva ser una figura pública en medios de comunicación.
LA EVOLUCIÓN DE LA RADIO Y EL RETIRO EN PLENITUD
Con el tiempo, Rogelio fue testigo de los cambios tecnológicos que transformaron la industria de la radio. Desde la edición digital hasta las voces generadas tecnológicamente, la evolución del medio planteó nuevos retos y oportunidades. "Hoy se hacen las voces incluso a través de un aparato", menciona, reconociendo cómo la tecnología ha cambiado las reglas del juego.
Sin embargo, Rogelio nunca perdió de vista el valor de la experiencia y la preparación. "Entonces, ¿por qué están los medios todavía? Porque hay radio, porque hay televisión, porque hay medios muy importantes", argumenta, defendiendo la vigencia de los medios tradicionales en un mundo donde las plataformas digitales parecen dominar.
LA RADIO: UN ROMANCE INFINITO
La radio, con su capacidad única de atrapar la imaginación usando solo el sentido del oído, ha sido un refugio y un lugar de crecimiento para muchos. Pero para Rogelio Cruz, la radio es mucho más que eso: es una forma de vida. En esta segunda parte de su historia, Rogelio nos lleva más profundo en su recorrido, compartiendo anécdotas y reflexiones sobre su amor por la radio y la responsabilidad que conlleva ser una voz influyente en la comunidad.
"El radio enamora, el radio es la magia que nos invita a soñar usando un solo sentido que es el oído," dice Rogelio con una voz que parece resonar con la misma magia de la que habla. Desde sus inicios, Rogelio ha estado consciente de la responsabilidad que tenía como parte de un equipo que marcaba la pauta en la Huasteca Potosina. Él recuerda con respeto y admiración la visión de Rafael Castro, quien convirtió a la radio en un referente de la región. "Don Rafael era el primer radioescucha que nosotros teníamos. Cualquier detalle, él lo notaba. Nos marcaba el camino con precisión," comenta Rogelio, destacando la disciplina y el compromiso que se exigía en aquellos días.
MÁS QUE RESPONSABILIDAD, UN GUSTO POR LA RADIO
Rogelio recuerda que más allá de la responsabilidad, era un verdadero placer trabajar en la radio bajo la tutela de Don Rafael y su hija, Marcela Castro. "Nosotros sabíamos y todavía esa línea se conserva por dónde nos teníamos que ir," menciona, subrayando cómo, a lo largo de los años, la esencia de la radio se ha mantenido, incluso cuando los tiempos han cambiado. Marcela Castro, quien tomó las riendas después de su padre, también mantuvo esa visión, consolidándola con su propio estilo, pero sin perder el rumbo trazado por su padre.
Con humor y humildad, Rogelio comparte una anécdota que ilustra el poder de la voz en la radio: "Una persona me dijo una vez, '¿Usted es Rogelio? No hombre, yo lo consideraba un señor muy alto, gordo, robusto, y mire nada más con lo que me sale'. Le digo, 'Bueno, es que es la voz la que está saliendo al aire, no mi figura'." Esta historia, contada entre risas, refleja cómo la radio puede crear imágenes y expectativas en la mente de los oyentes, una magia que ha definido la carrera de Rogelio.
LA EVOLUCIÓN Y LOS RETOS DE LA TECNOLOGÍA
Rogelio también reflexiona sobre la evolución de la radio con la llegada de la tecnología. Recuerda cómo, en 1990, obtener la licencia de locutor era un proceso arduo que incluía calificaciones rigurosas en improvisación, idiomas, reglamento de radio y más. "Costaba mucho sacar la licencia de locutor," dice, rememorando los cursos de creatividad en la producción que tomó con figuras destacadas de la industria. Estos conocimientos, adquiridos a lo largo de su carrera, le permitieron adaptarse a los cambios tecnológicos, como la transmisión en vivo a través de Facebook, que ha revolucionado la forma en que la radio se conecta con su audiencia.
A pesar de los avances tecnológicos, Rogelio mantiene que la esencia de la radio sigue siendo la creatividad y la capacidad de conectar con el público a un nivel profundo. "Cuando tú entras a tu noticiario y no pones la canción, inmediatamente la gente dice '¿Por qué no lo pusiste?'," explica, señalando cómo la familiaridad y la consistencia son clave para mantener la lealtad de la audiencia.
CONSEJOS PARA LAS NUEVAS GENERACIONES
Dirigiéndose a las nuevas generaciones, Rogelio ofrece consejos basados en su vasta experiencia. Uno de sus consejos más valiosos es el de perder el miedo al micrófono, una herramienta que él considera poderosa y transformadora. "Lo importante es perderle el miedo a esta arma que es el micrófono, y eso es lo más extraordinario," comenta. Rogelio enfatiza la importancia de la lectura diaria como un ejercicio para mejorar la voz y desarrollar una conexión más profunda con el contenido que se comunica. "Ponte a leer en un mes, dos meses, 15 minutos diarios. Se te compone la voz, se te hace más atractiva, se te quita lo cantado, lo impostado," recomienda, instando a los jóvenes a tomarse en serio su desarrollo como comunicadores.
UN AGRADECIMIENTO PROFUNDO Y REFLEXIONES SOBRE EL LEGADO
A medida que se acerca el final de su carrera, Rogelio expresa un agradecimiento sincero a aquellos que han sido parte de su viaje. "Primero, el agradecimiento a Don Rafael en su momento, a la licenciada Marcela Castro, a todos los que fueron mis compañeros," dice, recordando a aquellos que no solo fueron colegas, sino también maestros.
Rogelio también reconoce el papel fundamental de su familia en su vida y carrera. "A mi mujer, olvídate, 37 años con ella. Tengo tres hijos ingenieros, gracias a Dios, de ahí salieron los recursos de la empresa, de La Gran Compañía, para darle sus carreras," comparte, orgulloso de haber construido una vida sólida, tanto personal como profesional.
Finalmente, Rogelio reflexiona sobre la naturaleza del trabajo en los medios de comunicación y la responsabilidad que conlleva. "Cuando entramos a una casa, llegamos sin tener llave y sin tocar la puerta. Eso es la radio," afirma, destacando la confianza que el público deposita en las voces que escucha. Rogelio subraya la importancia de utilizar esta "arma" con respeto y conciencia, siempre buscando contribuir positivamente a la sociedad.
"La radio ha dado magia, ha dado sueños, pero también ha dado desgracias. Y cuando criticas, propón, para que todo salga mejor," concluye Rogelio, ofreciendo una última reflexión sobre el poder de la radio y la importancia de la ética en la comunicación.
Con estas palabras, Rogelio Cruz cierra un capítulo de su vida, pero no sin antes dejar un legado de sabiduría y pasión por la radio. Su historia es un testimonio de cómo la dedicación, la humildad y el amor por el trabajo pueden transformar una carrera en un viaje inolvidable.
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