Semana del 31 de Julio al 06 de Agosto de 2020

Primitivo, un vendedor en tiempos del COVID

Primitivo, un vendedor en tiempos del COVID

Juan de Dios Hernández

La gente ya no compra como antes, porque se ha quedado sin trabajo y no tiene dinero, afirma

Primitivo Arellano Hernández tiene actualmente 45 años de edad, es originario del Barrio de Tamán del municipio de Tamazunchale, y lleva diez años dedicándose a las ventas en las calles de Ciudad Valles, y actualmente enfrenta, como muchos, una situación bastante difícil por el aislamiento debido a la contingencia sanitaria por el COVID-19.

En entrevista comenta que antes de llegar a esta localidad, era jornalero, pero no ganaba suficiente dinero para sacar adelante a su familia, razón por la que vino acá y se dedicó a la venta de chile en bola y cacahuates, en donde le va mucho mejor.

LAS VENTAS BAJAS
Sin embargo, reconoce que a raíz de que se vino todo lo relacionado a la pandemia del coronavirus, las ventas han ido a la baja, pero no tiene otra opción que seguir saliendo a las calles a ganarse la vida diariamente.

"Empecé como desde enero, me han tocado días que no se vende nada, muy apenas sale para comer, todo mi recorrido es a pie, saliendo el sol comienzo la caminata, me meto a todas las colonias y si no, me voy para la zona centro", expresa.

"La gente me dice que tiene miedo o que no tiene dinero, porque se ha quedado sin trabajo, que muy apenas alcanza para mantenerse, eso a mí me afecta, pero bueno mi venta sólo es lo que te dije, no ha cambiado, el chile de bolita me lo traen de Tamasopo, el cacahuate es de Rioverde, es de calidad", afirma.

"Duermo en el centro, ahí tengo mi cuartito, no duermo donde me caiga la noche, por el peligro, está canijo quedarse en donde sea, también me han robado", advierte.

EL ROBO DE LA POLICIA DE TAMAZUNCHALE
"La Policía Municipal me robó hace poco, me agarró en la central, también tuve la culpa andaba medio tomado, me quitaron mil quinientos y estuve encerrado, toda mi venta, lo del día, ya no me los regresaron, eso son los peligros, como ya era noche me iba quedar en la central, como ya no había camiones, es muy feo estar encerrado, se sufre mucho, ya que hay bastantes personas, bueno, pero eso son gajes de mi trabajo de andar en la calle", confiesa.

Primitivo Arellano considera que lo difícil de andar fuera, es la familia, dejarlos solos, "voy cada quince días, ya que tengo cuatro hijos, el más grande tiene diez y seis, a todos los he sacado adelante con este caminar, mi señora trabaja en la cabecera de Tamazunchale, pero ella vende verduras, nopales".

"Gracias a Dios todos estamos bien de salud, pero cada que voy gasto ciento ochenta pesos de pasajes, cuando me siento mal me voy con la familia, que es la que me cuida, seguiré trabajando en esto, no tengo miedo que me pase algo, me da más miedo quedarme sin dinero y no darle a mi familia, que me necesita", concluye.

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