Semana del 21 de Diciembre al 27 de Diciembre de 2018

Que tu luz brille

Que tu luz brille

Pastor Héctor de Luna Espinoza

Para la mayoría de las personas, el mes de diciembre está lleno con muchas actividades festivas. Es tiempo de ir a fiestas y otros eventos especiales así como visitar a familia y amigos. Si tu calendario es como el mío, tal vez te preguntes si tendrás tiempo y energía suficientes para lograr hacer todo lo que se necesita hacer.

Cuando mis hijos estaban más chicos una de mis tareas era comprarles regalos, generalmente juguetes. Cada diciembre ellos hacían una lista de lo que querían recibir de regalo de Navidad. Al trascurrir el mes, ellos añadían a su lista de deseos por los comerciales de juguetes que veían anunciados. Y esperaban que los regalos que pedían les fueran entregados en Navidad. El pensamiento de “no recibir”, nunca pasó por sus mentes.

Como padre busqué suplir sus deseos dentro de mis posibilidades. Si nosotros como padres, queremos dar a nuestras familias, cuanto más nuestro Padre Celestial se deleita en dar a Sus hijos. Jesús nos aseguró del amor de nuestro Padre Celestial cuando dijo,

Mateo 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

No sólo Dios dará regalos (dones) a nosotros cuando pidamos, sino que nos dio Su mejor regalo, el Señor Jesucristo, aun antes de que pidiéramos.

Estando el hombre esclavizado a causa del pecado, Dios abrió un camino para redimir a la humanidad por medio de dar a Su único Hijo, Jesús. ¿Cómo podríamos dudar del amor de Dios por nosotros? Es difícil de imaginar que amáramos tanto a alguien que sacrificáramos nuestro único hijo para salvar la vida de esa persona. Sin embargo Dios hizo exactamente eso.

En el ajetreo de la temporada navideña, no olvidemos la razón por la que celebramos el nacimiento de nuestro Salvador y Redentor. Que no nos involucremos tanto en todas las festividades que no hagamos honor al cumpleaños de nuestro Señor.

Me preocupa ver a tantos cristianos enfocados únicamente en recibir las bendiciones de Dios y no recordar la misión que Él nos dejó.
Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

¿Se puede ocultar una ciudad que está en la cima de una montaña? Por las noches su luz se ve a la distancia. Si vivimos por Cristo, vamos a brillar como luces, mostrando a otros como es Cristo. Ocultamos nuestra luz al (1) callar cuando debiéramos hablar, (2) hacer lo que todos hacen, (3) negar la luz, (4) dejar que el pecado empañe nuestra luz, (5) no dar a conocer nuestra luz a otros, o (6) no fijarnos en las necesidades de los demás. Seamos un faro de la verdad: no escondas tu luz del resto del mundo.

Cuán importante es que nosotros testifiquemos a los que nos rodean. Las estadísticas muestran que el tiempo de Navidad es cuando los sentimientos del estrés, ansiedad, desánimo, aislamiento y soledad se intensifican. Es un momento en el que los que no tienen familia anhelan la comunión con un ser querido. Y para aquellos que hemos perdido a seres queridos, esa pérdida se convierte en más dolorosa a medida que recordamos los buenos momentos que pasamos con ellos.

Quiero animarles a involucrarse en dar a alguien que esté pasando necesidad. Encuentra una familia o persona necesitada y adóptalos como proyecto de Navidad. Mi hija menor, Priscila, juntó unos juguetes que quería pero ya no utilizaba y los regaló a unas primitas. Vi la felicidad en ambas partes, tanto en las que recibieron como en la que dio.

Eso me recordó un pasaje,
Hechos 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Busquemos oportunidades de testificar y compartir, seamos sensibles a lo que el Señor pone en nuestro camino. Que no estemos tan ocupados que se nos pasen las oportunidades.

Estemos alertas y aprovechemos las oportunidades de dar y sembrar, de testificar y bendecir. De amar como Él nos amó a nosotros. Demos el amor que Él nos dio primero.

Esta época de Navidad, y a lo largo de todo año, recordemos enfocarnos en las cosas importantes. Concentrémonos en dar a los necesitados y seamos agradecidos con el Señor por lo que Él ya nos dio, la vida a través de Su Hijo. Nunca olvides que eres la luz del mundo. Que tu luz brille y seas un instrumento que presente a Cristo a los que te rodean.

2 Corintios 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Génesis 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Oración
Jesús, gracias por trasladarme de las tinieblas a Tu luz. Perdón por ocuparme tanto en los asuntos pasajeros de la vida que he perdido de vista el por qué Tú viniste a la tierra. Te pido que me abras oportunidades en donde pueda testificar y sea un instrumento para llevarte a aquellos que están heridos, perdidos y en necesidad. Que tu luz brille a través de mí.

Amén.