Héctor de Luna Espinosa
Hoy nos sumergiremos en la increÃble historia del paralÃtico de Betesda, que encontramos en el evangelio de Juan capÃtulo 5, y cómo un encuentro con Jesús cambió radicalmente su vida.
"Y hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas un estanque llamado en hebreo Betesda, el cual tiene 5 pórticos; en estos yacÃa una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralÃticos que esperaban el movimiento del agua".
Betesta quiere decir "casa de gracia y misericordia", era en cierto modo un hospital público, encontramos a un hombre paralÃtico que ha vivido en sufrimiento durante 38 largos años. El estanque de Betesda, con sus aguas, supuestamente curativas, es su única esperanza, porque un ángel descendÃa de tiempo en tiempo al estanque y agitaba el agua, y el que primero descendÃa al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Tal vez esta esperanza de sanar era real y Dios honraba una liberación de fe, o puede ser que esto fuera solamente una leyenda, aun asÃ, una multitud de enfermos la creÃa y habÃa ahà un hombre que hacÃa 38 años que estaba enfermo. Después de 38 años ya este hombre se habÃa resignado, nadie podÃa ayudarle habÃa perdido la esperanza de sanarse y no podÃa hacer nada solo. Su caso parecÃa ser definitivo.
Quiero recordarte que no importa cuán atrapado te sientas en tus achaques, Dios puede ayudarte en tus necesidades más profundas. No permitas que un problema o una causa molesta motiven la pérdida de tu esperanza, Dios puede hacer una obra especial en tu favor a pesar de tu condición, o aún, debido a ella, como lo vemos en la historia contada por Juan.
Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo asà le dijo: ¿Quieres ser sano? y esta es la pregunta clave, ¿quieres ser sano?, sin lugar a dudas es uno de los interrogantes más importantes de todos los tiempos, por naturaleza todos somos impotentes en materias espirituales, somos ciegos, cojos y paralÃticos, pero la provisión plena para nuestra sanidad está hecha, si atendemos a ella.
HabÃa ahà una multitud de personas necesitadas, sin embargo, ninguno de ellos vio a Jesús. Allà estaba Cristo, quien podÃa sanarlos, pero ninguno de ellos lo buscó, sus ojos estaban puestos en el agua esperando que fuera agitada, estaban tan agobiados con sus propios caminos que el verdadero camino fue desatendido, una multitud esperando alrededor de las aguas del estanque de Betesda, todos ellos esperando en vez de mirar a Jesús.
¿Quieres ser sano?, esta fue una pregunta sincera, Jesús sabÃa que no todas las personas enfermas quieren ser sanadas y que algunas están tan desanimadas que, alejan toda esperanza de ser sanadas. Jesús lidiaba con un hombre que podÃa tener su corazón tan marchito como sus piernas, por lo tanto, intentó edificar la fe de este hombre es razonable preguntarnos si realmente querÃa ser sanado, ya que un mendigo a menudo pierde una buena vida, entre comillas, al ser sanado de su enfermedad. "Señor, âle respondió el enfermoâ, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo", Jesús le dijo: "Levántate, toma tu lecho y anda", Jesús le dijo al hombre que hiciera lo que no podÃa hacer, estando paralizado era imposible que se levantara o tomara su lecho o que caminara.
En ese momento Jesús lo desafió a creerle por lo imposible y al instante, dice la palabra, aquel hombre fue sanado y tomó su lecho y anduvo y esto sucedió cuando el hombre respondió en fe e hizo exactamente lo que Jesús le dijo que hiciera, aunque un momento antes esto era imposible de hacer. El hecho de que sanó fue confirmado en que tenÃa la fuerza para cargar su propio lecho y caminar con él, imagina el asombro y la alegrÃa que llenó todo el aire mientras este hombre se puso de pie.
Luego, la noticia se esparce por Jerusalén y las autoridades religiosas cuestionan este acto milagroso, el paralÃtico por su parte, no solo ha experimentado la sanidad fÃsica, sino también una transformación interior que lo lleva a seguir a Jesús.
¿Qué podemos concluir en esta historia?, pues la historia del paralÃtico de Betesda nos muestra el poder transformador de Jesús en nuestras vidas, incluso en medio de la desesperación más profunda, su compasión y su poder pueden cambiar nuestra realidad, Jesús puede sanarte ¿quieres ser sano?, pues fija tus ojos en Jesús y obedece su palabra.
Que tengas un dÃa lleno de esperanza al poner tu mirada en Jesús y atender sus palabras.
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