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Semana del 29 de Diciembre al 04 de Enero de 2018

De la Navidad a los Reyes Magos; ¿Qué festejamos realmente?

De la Navidad a los Reyes Magos; ¿Qué festejamos realmente?

Manuel Ramos



Decir Navidad implica múltiples definiciones que se nos dan en los diccionarios y redes sociales, algunas nos describen que es la Festividad del día 25 de Diciembre, cuando los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesús; otros, como la RAE, señalan que es el tiempo comprendido entre Nochebuena y la festividad de los Reyes Magos; pero también está la definición de la Biblia, que no revela la fecha en que nació Jesús, ni dice que debamos celebrar ese acontecimiento, por lo que diversas obras de consulta señalan que la celebración de la Navidad no es un mandato divino, ni tiene su origen en el Nuevo Testamento, pues al repasar la historia de la Navidad deja claro que dicha celebración hunde sus raíces en ritos paganos, y la Biblia muestra que si adoramos a Dios de un modo que él no aprueba, en realidad lo ofendemos.

¿Y cómo celebramos la Navidad? Especialmente nosotros los huastecos potosinos, ¿Qué festejamos en realidad? ¿A quién? ¿Cuál es la finalidad de reunirnos en torno a una mesa y disfrutar de una cena, específicamente la noche del 24 de Diciembre? Porque es muy común, cada año, ir a recorrer la zona de los mercados, los tianguis, las tiendas comerciales de ropa, calzado, joyas, juguetes o .., sin olvidar la tiendas de artesanías, las boutiques de regalos locales, las tiendas de decoración para el hogar o los almacenes de alta gama, que muchas de las veces se encuentran fuera de la ciudad, en San Luis Capital, Tampico, Cd. Victoria, Monterrey, la CDMX o hasta Estados Unidos, por qué no; y hasta allá vamos o encargamos tal o cual producto para usarlo o regalarlo en estas fechas, desde perfumes, vajillas, bisutería, hasta la cafetera más moderna, los celulares más cotizados, el televisor más grande o la infinidad de gadgets tecnológicos.

Pero… ¿Qué festejamos? Aun no se responde esa pregunta. ¿Por qué la mayoría de las personas actuamos de esta manera en Diciembre? ¿O en Enero, en el Día de Reyes que también son considerados dentro de los ritos divinos? ¿Por qué si es una fiesta religiosa la compaginamos con bebidas alcohólicas, con desenfreno y música que altera más nuestros sentidos? ¿Dónde queda esa noche de paz de la que hablan muchos? ¿Dónde ese día que los Reyes fueron guiados por una estrella divina y que viene a representar un momento de adoración? ¿O es que acaso solamente festejamos porque vemos que otros lo hacen o nos ha consumido la mercadotecnia de estas fechas?

En nuestra región huasteca, la mayoría copiamos estereotipos de otros países, sobre todo del país del norte: queremos tener un árbol natural en casa, decorar la fachada de la casa con el mayor número de luces posibles, poner suvenires extranjeros como santacloses, renos, trineos, esferas multicolores, monos de nieve, caramelos con moños, coronas y guirnaldas sintéticas, cajas de regalos bajo el árbol, calcetines, estrellas y escarcha, sin olvidar las mesas llenas de chocolates, vinos y la mejor cena que se pueda organizar. Al igual sucede en Año Nuevo, que ya se ha vuelto una tradición muy similar a la noche buena. Y ni se diga de cuando se parte la rosca de Reyes, pues pareciera que lo más emotivo es cuando nos toca el “monito” o “muñequito”, sin que nos preocupe saber el significado o el origen de esta costumbre. Vemos, pues, una especie de sincretismo cultural que viene a modificar nuestras raíces, definitivamente, algo mueve nuestros instintos naturales y nos dejamos arrastrar por todo tipo de corrientes e ideologías, sin pensarlas, sin escudriñarlas. Tal vez para muchos lo más importante es la palabra “fiesta” y se acabó.

Los huastecos estamos evolucionando la forma de festejar durante el ya famoso maratón Guadalupe-Reyes. Si buscamos festejar de cualquier manera y cómo lo marcan las pautas actuales, entonces significa que somos vulnerables a las costumbres extranjeras, a los festejos de fueras. Todo este sistema navideño, impulsado a más no poder por las grandes industrias comerciales y religiosas, influyen en nuestro comportamiento cultural, trasforman nuestras costumbres huastecas, nuestras normas, nuestros valores, y con ello, la idea de festejar con otro tipo de comidas, de regalos, de bebidas, de formas y actitudes, ya no sólo hay un intercambio de regalos entre nosotros, hay un intercambio de ideologías que nos sitúan en otro plano, donde la Navidad ya no es cosa solamente de un nacimiento divino, sino de un mundo globalizado, que busca más que una noche de paz, mil noches de consumismo que le dejen algo o mucho económicamente, y los huastecos potosinos formamos parte de ello, y así seguiremos por los siglos de los siglos.

 


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