Semana del 01 de Diciembre al 07 de Diciembre de 2017

El factor Meade y los potosinos que hacen cuentas

El factor Meade y los potosinos que hacen cuentas

Ayax Idomeneo

El abrazo de Meade y Peña Nieto fue tan largo y sentido como si no se hubiesen visto en un lustro, -después de haber compartido mujeres y borracheras juntos-, pareciera que el ritual quedó más que confirmado. Meade será el abanderado del PRI pese a que muchos príístas se los han pasado por el arco del triunfo. Pobres, no entienden que no se trata del más posicionado a nivel partido, se trata de quién verdaderamente puede ser un contrapeso para López Obrador. Un competidor al que no se le puedan atribuir muertes, casas malhabidas o negocios turbios.

Y solo había dos que tenían características elementales de competidor para hacer frente al Peje con elementos de humildad, honestidad, pasado limpio, visión de futuro basada en el crecimiento social.

Ésos dos eran Narro y Meade. Narro fue descartado por tener setenta años y muy probablemente no aguantar la vara de los sexenios que sacan más que pelos blancos producto de la falta de melanina. Además, Narro representaba una incógnita también por su pasado ciudadanizado y los años alejados del PRI.

Finalmente, lo que a Peña Nieto le cagó de Videgaray es que él quería ser quien caprichosamente lo llenara de adulaciones por ser el presidente de México. En el abrazo tan largo que le dio tuvo chance de decírselo al oído. Lo hizo sonrojar.

Qué vida tan meteórica la de Meade. En dos sexenios pasó de ser un chico ITAM más de los que llenaban la banca de los nuevos tecnócratas, a ser candidato presidencial. Tendrá que quitarse el sesgo de que 25 años de tecnocracia en México poco o nada han servido para sacarlo del bache económico en el que está.

Meade puede inaugurar una nueva raza de tecnócratas sociales, una marcada necesidad de tener presentes los problemas y soluciones macro que impacten en lo micro. En la cocina de la casa.

En San Luis Potosí no hay tecnócratas de ese tipo, pero sí políticos convertidos a tecnócratas, más bien administradores del presupuesto como feroces contadores.

Ugalde había tragado saliva las últimas semanas, en Meade fincaba las esperanzas de ser senador o mínimamente diputado federal de un plumazo. Fue el primer potosino en reconocerle sus capacidades y atribuirle características de integrante de la Liga de la Justicia. No tardó en felicitarlo.

Pero puede que se le adelante en sus deseos otro potosino que ha estado más cerca del ex secretario de hacienda: Ramón Martell. Ramón ha estado en las grandes ligas, aunque en un bajo perfil, pero seguro de que será tomado en cuenta en las decisiones políticas que tengan que ver con el estado. Ha estado muy cerca de Meade, muy, eso le incomoda a Ugalde y a Marcelo, el otro beneficiado del manotazo presidencial.

Marcelo como gobernador logró consolidar una relación fuerte con José Antonio en la época del felipato. Es una persona que entiende perfectamente de números, algo que le agrada al ábaco de Meade y que le puede redundar en los afectos necesarios. También quiere ser senador y en la intentona e intercambio de las concertasesiones partidistas, puede serlo.

Quien de verdad tendrá que rectificar su estrategia poco lucrativa será Enrique Galindo. Era el número uno de Osorio, quien le tenía guardada las salvedades y complicidades en su paso por la Policía Federal. El ayuntamiento local parece ser un estadio en el que se podría jugar su loza definitiva.

Este día amanecieron las encuestas copeteadas, los medios afines y los comentólogos institucionales, Meade amaneció con cerca de 5 puntos de bajo del Peje. No es fácil creerlo cuando solo tiene un día como candidato virtual, pero en este país de la desmemoria todo es posible. El Bronco será el tercero en discordia, podrá arrancarles votos a ambos bandos. Puede ser una final de dos, pero pinta para ser una cargada a favor de evitar el pejismo.

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