Leonel Serrato Sánchez
Hay una primera parte que he empezado a conocer de cómo está la situación de la policÃa, como uno de los elementos básicos del tema de seguridad pública y su falta, es decir la inseguridad, curiosamente por información que los propios oficiales de la policÃa comentan y que me han enviado a través de correos muchos más detalles.
Quiero tratar unos pocos asuntos de cómo está la policÃa, porque una cosa es la policÃa, otra cosa es cómo está la SecretarÃa, todo el sistema estatal de seguridad pública, el sistema de prevención, es decir el que evita los delitos, las cárceles y cómo están las policÃas municipales, que es todo un cochinero.
Obviamente no puede pensarse en la existencia de un sistema de seguridad adecuado o pertinente, por la sencilla razón de que está, por lo pronto, según un diagnóstico inicial, a ojo nada más de un visor extraño, externo, ignorante de cómo funciona, que soy yo, la policÃa está desmadrada.
Hablo de los que ya están no ambicionando sino ejerciendo de padrotes literalmente del presupuesto público y que además han convertido esto en un hoyo negro profundÃsimo, en donde no hay dinero que alcance para combatir al crimen.
Quiero empezar con el tema de la policÃa, porque ya varias veces le ha tocado al personaje que dirige la SecretarÃa de Seguridad Pública; algunas personas tienen muy buen concepto del general retirado Arturo Gutiérrez GarcÃa, otros dicen que es muy buena persona, unos pocos, no muchos, porque conozco pocos militares, dicen que es un soldado a toda prueba.
Pero lo cierto de todo es que en este momento el señor parece director de una agencia funeraria, su policÃa, su secretarÃa, se ha dedicado, desde el primer dÃa que llegó Juan Manuel Carreras y él a las funciones públicas, a recoger cadáveres y a no dar explicaciones de quién los mató ni qué está ocurriendo; la violencia que está viviendo San Luis, de acuerdo a una primera expresión que existe o la vamos a encontrar todos, es que la policÃa está literalmente devastada, no hay espÃritu de cuerpo.
Hay que considerar primero que la Constitución PolÃtica de los Estados Unidos Mexicanos, prohÃbe expresamente la sindicalización del personal de seguridad, entre el que está el del Ejército, Marina, Fuerza Aérea, Fuerzas Federales y las policÃas de todo el paÃs, por obvias razones: desempeñan funciones cruciales en la vida de la sociedad.
Y uno dirÃa: âbueno y sus derechos humanos y sus derechos laboresâ, bueno, el que no quiera formar parte de las fuerzas de seguridad, porque quiere estar sindicalizado y echando la hueva, que no se meta a ellas, que lo contraten de cartero o de lavador de vidrios, pero el que le entra a la policÃa, desde la academia, lo primero que debe saber es que él no goza de los derechos laborales ordinarios.
Pero a eso aquà en San Luis, el general Gutiérrez, militar retirado, cabeza de la gerontocracia de seguridad, que controla en este momento la policÃa, dice nada, y llegan los sindicatos encabezados por la muy habilidosa doña Bernardina Lara y la más habilidosa todavÃa Francisca Reséndiz, que a ellas no las culpo pues andan creciendo su membresÃa, ya de los cerca de 3,200 elementos que tiene la fuerza de seguridad del Estado, más de la mitad ya esté literalmente los tienen inmovilizados, por prácticas sindicales que son absolutamente ilegales e inconstitucionales.
Y el oficial mayor ElÃas Jezrael Pecina no les dice nada y no los toca, como si fueran tacitas de porcelana, y tienen derechos superiores a los de cualquier trabajador de este paÃs, y están afectando la seguridad, porque, insisto, media fuerza pública del Estado está inmovilizada por diversas razones de carácter sindical o porque se quieren afiliar y están protestando para que los dejen, etcétera.
Es un primer punto verdaderamente crucial, porque el Gobernador del Estado y el general en retiro Arturo Gutiérrez lo primero que debieron haber iniciado fue el cese de esos elementos que se sindicalizan, porque están violando la Constitución, no están violando un reglamento o una ley secundaria, y él tiene a los sindicalizados y con tal de llevar la fiesta en paz con las lideresas sindicales, que reitero hasta las admiro, qué poderosÃsimas son, se mantiene doblegado ese gran militar, gran estratega, que en realidad resultó ser un gran medroso, porque no quiere enfrentar con la legalidad el que le hayan verdaderamente despojado de media fuerza pública, por sindicalizados, ese es el primer gravÃsimo caso en el que sà hay una razón polÃtica para actuar.
Una segunda cuestión tiene que ver con todo el régimen interno de faltas y permisos, este es otro dato mayor, que estoy seguro que el público no conoce, pero que hay que darlo a conocer, hay que explicar qué está pasando.
Si un integrante de la fuerza de seguridad, ya no digamos que es policÃa, puede ser administrativo, perito o chofer, falta a sus labores y le descuentan el dÃa, entonces el empleado dice: âpues no quiero ir a trabajar mañana, mejor le hablo a mi superior inmediato y le digo y de una vez le pago los 250, es más me voy a ir diez dÃas, le voy a pagar 2 mil 500â, va y se los paga, y dice el jefe inmediato: âvoy a hacer como que sà vino a trabajar y ahà chéquenle por favor, y yo me clavo los 2 mil 500â, y esos dÃas fue a trabajar porque el otro está agarrando el dinero que era de la sanción.
¿Y qué fue lo que pasó? Que una patrulla o un equipo de vigilancia se quedó sin un elemento, pero no uno sino que son cientos los que hacen esto todos los dÃas; me referÃa un oficial de policÃa con el que tuve ocasión de platicar, que ha habido dÃas en que los nueve sectores en los que está dividida la zona metropolitana de San Luis PotosÃ, a veces tienen una sola patrulla operando con tres o dos elementos arriba, la novena parte de la ciudad bajo la vigilancia y el cuidado de esos oficiales, que además andan inermes, expuestos a que los baleen a la hora que sea.
Y es que resulta que ese dÃa los que están sindicalizados, como tacitas de porcelana, como muñecas de sololoy, sentados en sus escritorios, que ya son una equis cantidad, no fueron a trabajar, además de los que se fueron de âbrincoâ, que asà le llaman al hecho de ir a pagar por no ir, van y le pagan al superior y él le pone que sà asistió, y llega un momento en que los sectores de la ciudad capital no tienen vigilancia suficiente.
La gente preguntará por qué pagan por no trabajar, bueno pues porque tienen otros patrones que pagan más, que pertenecen a equis o ye grupo, incluso de los malos, y que traen placa, entonces cuando ocurre algún incidente, él andaba de servicio, cómo lo puedes acusar de cualquier cosa si andaba heroicamente de comisión.
Esto el general Gutiérrez lo sabe y no cree que esté pasando, porque los elementos a los que ha confiado los mandos son todos cristianos y los cristianos no mienten, ni roban, ni defraudan en la opinión de él, de modo que una de dos, o se está haciendo tonto o está haciendo tonto al Gobernador Juan Manuel Carreras, o la verdad sà se lo cree, lo cual es más peligroso.
Lo digo con todo respeto, si no se da cuenta que lo están engañando y que de cristianos o de creyentes en una fe superior, tienen nada, o le están viendo la cara que no le vieron en el Ejército durante treinta y tantos años.
Además, no tiene un equipo de contención del crimen organizado, la que está presentando la primera lÃnea de contención y por eso está ocurriendo lo de las narcomantas donde la señalan, es la PolicÃa Ministerial del Estado, pregúntaselo al propio José Guadalupe Castillo Celestino, algo tiene qué decir, porque traen ellos una reyerta, no parece muy clara, en la que a cada momento que se puede acusan unos a otros, de estar cada cual con equis o ye grupo de los malos, esto es una verdadera ordalÃa a la que tenemos que someter estas personas para que nos digan qué está ocurriendo.
Nada más desde el punto de vista orgánico, el sólo hecho de que el Secretario de Seguridad Pública no pueda contar con mil elementos porque están sindicalizados, con otros mil que andan nomás de âbrincoâ con tal de no trabajar, quedan mil y él y los escoltas de sus generales y otros de no sé dónde, entonces quedan 400 o 500 oficiales para todo el estado, mal equipados, mal uniformados, sin espÃritu de cuerpo, odiando a sus superiores porque los traen castigados en Valles o Tamazunchale de estar aquà en el Tangamanga.
Este es el momento máximo de âdesmadramientoâ de los cuerpos policiacos, y claro el General puede jurar por Dios cuando le dice al Gobernador que están trabajando con todo lo que tienen, y sà es asÃ, lo que tienen es una SecretarÃa absolutamente degradada, con muy pocos elementos, porque el resto está simulando ser policÃa, y saben qué, no los culpo, yo no me arriesgarÃa a ser oficial de la policÃa de San Luis PotosÃ, arriesgando la vida, sabiendo que hay mandos que ganan dinero con mis faltas, sabiendo que hay mandos que se van y se bautizan para ascender, sabiendo que hay mandos que no dudan en engañar a sus superiores militares, y hay otros que son verdaderos agentes de los malos, en todas las policÃas, y por eso les digo, las municipales de San Luis y Soledad, Dios nos agarre confesados cuando tengamos que abordarlas, están peor, absolutamente peor, son verdaderos halcones.
No hay una polÃtica de ascenso, un oficial de policÃa llega hasta cierto lÃmite y a partir de ahà tiene que ver con polÃtica, no con un reglamento que diga por ciertos méritos se les va a dar tal o cual ascenso, ni siquiera hay un respeto por los grados policiales, es más no existe la posibilidad de que un policÃa vaya estudiando y ascendiendo más, porque simple y llanamente son muy poquitos los que están actuando verdaderamente.
¿Hay buenos policÃas? Claro que hay buenos policÃas, es más esos buenos policÃas corren más peligro hoy dÃa que esos bribones, porque ellos sà se toman en serio la tarea de proteger a la gente aún a riesgo de sus vidas, porque ellos no están con sus mandos ni con los malos, ellos sà corren peligro, cuando andan por la calle con un chaleco antibalas que no es tal, porque algún defraudador vendió de cartón, cuando sus botas no son seguras para pisar algún ácido que derramó una pipa que se volcó y no tiene la garantÃa de que no se les vaya a deshacer el pie, cuando sus fornituras no van a aguantar una bajada en rappel de un barranco, cuando sus escudos se pueden quebrar y enterrarse como verdaderas guadañas en sus cuerpos, cuando no tienen ni siquiera el más mÃnimo conocimiento de que incluso las armas pueden fallar por viejas.
Y eso es una felonÃa, que haya agentes heroicos, patriotas a los que la corrupción, la dejadez, el misticismo religioso los ponga en riesgo de muerte en todos los dÃas, en todos los rincones del estado, particularmente ahora en la capital de San Luis PotosÃ.
Sé que no van a mover al general Arturo Gutiérrez, porque cada crÃtica que se hace a un funcionario, lo fortalece, pues el gobernador Juan Manuel Carreras considera que lo critican porque está haciendo su chamba.
Y sin embargo, la reciente encuesta nacional que publica ParametrÃa revela que el tema de la seguridad en San Luis Potosà preocupa a más del 53 por ciento de la gente, y que la tercera institución con más desconfianza de la gente es el cuerpo de seguridad pública del estado, es muy clara la respuesta, 73 por ciento no le cree, no le tiene la más mÃnima confianza, ¿cómo puede Juan Manuel Carreras López caminar tranquilo por las calles de la ciudad? Yo se lo pregunto: ¿En qué ciudad camina tranquilo? Porque en esta que nos toca caminar a nosotros, no puede hacerlo.
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