Semana del 26 de Diciembre al 01 de Enero de 2026

México sin estrategia: el Estado perdió el control de la seguridad

México sin estrategia: el Estado perdió el control de la seguridad

En medio de esa disputa, los ciudadanos quedan atrapados, esperando que la paz prometida deje de ser discurso y se convierta, por fin, en realidad.

La discusión sobre seguridad pública en México ya no se limita al uso excesivo de la fuerza o a los abusos policiales que, sin duda, deben ser investigados y sancionados. El debate de fondo es mucho más profundo y doloroso: la ausencia de una estrategia clara y la pérdida de legitimidad del Estado para ejercer la fuerza de manera controlada y eficaz. En los últimos días, una serie de hechos violentos volvió a sacudir la agenda nacional y dejó al descubierto una verdad incómoda: el país navega sin rumbo en materia de seguridad.

Los acontecimientos recientes —la violencia ligada a liderazgos sindicales, los atentados con explosivos contra fuerzas del orden y la disputa criminal por puertos estratégicos como Lázaro Cárdenas y Manzanillo— no son episodios aislados. Son piezas de un mismo rompecabezas que revela cómo el crimen organizado ha puesto sus ojos no solo en las calles, sino en sectores completos de la economía nacional, aprovechando vacíos de poder y omisiones del Estado.

"No hay estrategia, y eso es muy lamentable tener que decirlo", advierte Daniel Gómez Tagle, consultor en seguridad pública, al analizar el periodo que va de la estrategia nacional 2018-2024 y su transición al nuevo esquema 2024-2030. La afirmación no es menor: implica que las decisiones tomadas durante años no han logrado construir un modelo coherente para enfrentar a organizaciones criminales cada vez más diversificadas y violentas.

PUERTOS, ADUANAS Y PODER CRIMINAL
Los hechos ocurridos en Michoacán y Zacatecas, así como los conflictos ligados a organizaciones sindicales en el norte del país, tienen un hilo conductor: el control de las aduanas y de los principales puertos marítimos. "Hay un interés claro del crimen organizado en controlar secciones de la industria y de la economía nacional", señala Gómez Tagle. Esa infiltración no surge de la nada; es consecuencia directa de una estrategia que no consideró la complejidad del fenómeno criminal ni sus ramificaciones económicas.

Casos como el de Limones, vinculado a prácticas de extorsión que eran conocidas públicamente, evidencian una falla estructural. "Todo el mundo sabía lo que estaba pasando y aun así se negó, pese a la evidencia", apunta el especialista. La aprobación de leyes contra la extorsión llega tarde, cuando el daño ya está hecho y cuando los grupos criminales han consolidado su influencia.

POLICÍAS EN EL ABANDONO
Uno de los puntos más críticos del análisis es el trato que el Estado ha dado a sus propias fuerzas de seguridad. Durante la administración pasada, al menos 2 mil 323 policías —municipales, estatales, ministeriales y elementos de la Guardia Nacional— fueron asesinados. "Fueron mandados a repartir abrazos mientras recibían balazos", resume Gómez Tagle con crudeza.

La narrativa oficial ha insistido en la creación de nuevas corporaciones y en el reclutamiento masivo, pero las cifras no cuadran. La estrategia nacional partía del supuesto de que existían 255 mil policías estatales y municipales, con la meta de sumar 130 mil más. Sin embargo, datos del INEGI revelaban la existencia de alrededor de 400 mil agentes. "¿Por qué ignoras a 135 mil policías? ¿Cuál es el objetivo de suplantarlos?", cuestiona el consultor.

Ignorar a una parte significativa de las fuerzas de seguridad equivale, en cualquier organización, a despreciar a la mitad de los empleados y aun así pretender que el trabajo salga bien. El resultado es visible: corporaciones desmotivadas, mal pagadas, sin equipo y, en muchos casos, infiltradas por el crimen organizado.

EL MIEDO QUE TOCA LA PUERTA
Mientras el discurso oficial asegura que "se está actuando", la percepción ciudadana es otra. Los homicidios siguen siendo parte del paisaje cotidiano y el miedo se instala en barrios y comunidades. En América Latina, el tema de la seguridad se ha convertido en un poderoso motor político. Casos como el de El Salvador, con la mano dura de Nayib Bukele, o el discurso de recuperación del orden en Argentina, muestran cómo la promesa de paz puede inclinar elecciones.

¿Puede pasar algo similar en México? Gómez Tagle es cauto: "México es un país enorme y diverso, prácticamente son cinco países coexistiendo al mismo tiempo". La complejidad cultural, social y económica hace inviable copiar modelos extranjeros sin un análisis profundo. Aun así, el hartazgo social es real y el riesgo de soluciones autoritarias siempre está latente.

DERECHOS, CONTRADICCIONES Y PARADOJAS
El discurso de desarrollo social como vía para alcanzar la paz ha sido una constante. Sin embargo, los resultados no han generado la cohesión necesaria. La contradicción es evidente cuando sindicatos, gobiernos municipales y policías aparecen cooptados o abandonados. Un dato resulta especialmente alarmante: cuando un ciudadano solicita permiso para portar un arma en su domicilio, la respuesta oficial es que el Estado debe garantizar su seguridad. Pero la realidad contradice esa promesa.

"Cuatro de cada diez policías fueron asesinados como ciudadanos, muchos de ellos en sus propias casas", subraya Gómez Tagle. El Estado no solo falla en protegerlos, sino que les niega la posibilidad de defenderse. La ecuación, simplemente, no cuadra.

SEGURIDAD DESDE ABAJO
Ante un panorama tan complejo, la reflexión final apunta a la comunidad. "La seguridad ciudadana se construye desde las casas, desde las calles, estando pendientes de nuestros vecinos", propone el especialista. No es la solución ideal ni la que el país necesita a largo plazo, pero quizá sea la única que hoy está al alcance de los ciudadanos.

La ausencia de una estrategia clara, el abandono de las policías y la expansión del crimen organizado configuran un escenario preocupante. México enfrenta una encrucijada: corregir el rumbo con políticas integrales y legítimas o seguir normalizando la violencia como parte del día a día.

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