Viernes, 19 de Diciembre de 2025
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Las profecías sobre el nacimiento de Jesús

Las profecías sobre el nacimiento de Jesús

Héctor de Luna Espinosa



El nacimiento de Jesús no fue un evento inesperado. Muchos siglos antes de que sucediera, Dios ya había anunciado, a través de sus profetas, detalles específicos de cómo vendría el Salvador. Estas profecías no solo confirman la veracidad de la Escritura, sino que nos muestran el gran amor de Dios al preparar cuidadosamente la llegada de su Hijo. Hoy veremos algunas de las profecías más importantes que anunciaron su nacimiento y cómo todas se cumplieron en Jesús.

La primera profecía del nacimiento del Mesías aparece desde Génesis, capítulo tres, versículo 15. En el mismo momento de la caída del ser humano, Dios le dice a la serpiente: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza". Aquí se anuncia que vendría un descendiente de la mujer, alguien nacido de manera especial que vencería el mal. Este es el primer destello de esperanza.

Luego, en Isaías, capítulo 7, versículo 14, nos dice: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel". Es una profecía que no solo dice que una mujer joven daría a luz, sino que sería una virgen, y se cumplió literalmente en María, como leemos en Mateo, capítulo uno, versículos 22 y 23, cuando dice que todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: "He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará a su nombre Emanuel", que traducido es Dios con nosotros. Esto nos recuerda que Jesús no fue un hombre común; su nacimiento fue obra del Espíritu Santo.

Después, casi 700 años antes del nacimiento de Jesús, el profeta Miqueas escribió en Miqueas, capítulo 5, versículo dos: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad". Jesús no nació en una ciudad poderosa ni famosa, sino en un lugar pequeño e insignificante, pero Belén era el lugar exacto anunciado por Dios. Y aunque José y María vivían en Nazaret, el censo ordenado por el gobierno los llevó providencialmente a Belén. Dios mueve la historia para cumplir su palabra.

Después encontramos en Jeremías, capítulo 23, versículo 5, que dice: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso y hará juicio y justicia en la tierra". Nos dice: "Levantaré a David un renuevo justo y reinará como Rey". Dios prometió que el Mesías vendría del linaje del rey David, y los evangelios muestran que Jesús es descendiente de David tanto por la línea de José, como nos dice en Mateo, capítulo uno, como por la línea de María, que lo encontramos en Lucas, capítulo tres. Esto afirma que Jesús es el Rey prometido.

En Daniel, capítulo 9, de los versículos 24 al 26, encontramos que Daniel profetizó con precisión el periodo histórico en que aparecería el Mesías. Según las setenta semanas, el Mesías debía venir antes de la destrucción del segundo templo, en el año 70 después de Cristo. Jesús nació y murió exactamente dentro del marco profético. Esto demuestra que no fue casualidad; Dios tenía todo perfectamente programado.

Por último, encontramos en Isaías, capítulo 9, versículo 6, que nos dice: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz". Esta profecía une dos realidades: Jesús nacería como un niño humano, pero su esencia sería divina. El regalo de Dios no fue solo un bebé, sino un Salvador eterno que trae paz verdadera.

El nacimiento de Jesús no fue improvisado. Fue anunciado por siglos, detallado paso a paso y cumplido con exactitud, porque Dios cumple lo que promete. Así como Él cumplió cada profecía sobre la llegada del Salvador, también cumplirá sus promesas para tu vida: su cuidado, su presencia, su perdón y la salvación eterna para los que creen en Cristo Jesús. Jesús no es un personaje inventado; Él es el cumplimiento vivo del plan de Dios.

Acompáñame a orar: Señor, gracias porque desde antes de nacer tú ya habías prometido enviar a Jesús. Gracias por cumplir tu palabra y mostrarnos tu amor en el nacimiento del Salvador. Abre nuestro corazón para reconocer a Jesús como el Mesías prometido y confiar en tu fidelidad todos los días. Amén.

 


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