Héctor de Luna Espinosa
El Salmo 103 es simplemente llamado un salmo de David. No conocemos las circunstancias en las que fue escrito, pero dado que David era un hombre que conoció la gracia y la liberación de Dios en muchas ocasiones, pudo brotar de su interior ese canto, sin duda expresado con todo su corazón. Es, tal vez, la más perfecta canción de adoración pura que puede ser encontrada en la Biblia. A través de los siglos, ha sido cantada por corazones agradecidos, y hoy en día es tan fresca y tan llena de belleza como al principio.
Comienza diciendo: "Bendice, alma mía, a Jehová." David llamó a su alma a bendecir al Señor. Era como si David mirara su alma y entendiera que no estaba adorando a Dios lo suficiente. Él llamó a su alma para que lo hiciera aún más. Luego dice: "Y bendiga todo mi ser su santo nombre." David también entendió que la adoración tiene que ver con lo interno; tiene que ser dada tan completamente como sea posible. Él quería que todo su ser adorara a Dios.
Luego, una vez más, David dice: "Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios." ¿Cuáles son algunos de los beneficios del Señor que debemos recordar? David los enumera en el versículo 4: "Él es el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias, el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia." David alaba a Dios reconociendo sus beneficios: me perdona, me sana, me redime, me corona, me rejuvenece. El Señor da rectitud y hace justicia a los que son tratados injustamente.
Luego, David continúa alabando la compasión, la misericordia y la paciencia del Señor. La alabanza de David se centró en los actos gloriosos de Dios. Es fácil quejarse de la vida; sin embargo, la lista de David nos da muchas cosas por las que debemos alabar a Dios: perdona nuestras iniquidades, sana nuestras dolencias, nos rescata de la muerte, nos corona de favores y misericordias, sacia de bien nuestra boca y nos hace justicia y derecho. Recibimos todas esas cosas sin merecer ninguna de ellas. Por difícil que sea tu vida, siempre podrás contar sus bendiciones pasadas, presentes y futuras.
Cuando te sientas como si no tuvieras nada por lo que alabar a Dios, lee la lista de David. Tenemos tanto que agradecer a Dios. Nunca ignoremos ni olvidemos sus bondades. Un corazón genuinamente agradecido recuerda siempre alabar al Señor, pero olvidar sus beneficios o ignorarlos diluye nuestra alabanza. Cuando no alabamos al Señor y olvidamos todas las cosas buenas que nos provee para nuestro bienestar, revelamos un problema más profundo del corazón. Nuestra negligencia refleja apatía e indiferencia, que acaban en la muerte espiritual.
Pero cuando no olvidamos sus beneficios, cuando recordamos su misericordia, compasión, amor leal, perdón y salvación, no podemos evitar que nuestros corazones se renueven y nuestras vidas se eleven. Mientras alabamos y bendecimos al Señor, bendecimos al Señor con el alma cuando no nos guardamos nada en nuestra alabanza y adoración a Él.
Pido a Dios que cada uno de nosotros podamos desarrollar y adoptar un estilo de vida que no se calle, sino que alabe a Dios por todos los beneficios que nos da, como lo hizo David y quedó registrado en el Salmo 103. Dios te bendiga.
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