Sukey Barrios
La salud mental masculina es un tema que a menudo queda en las sombras, ignorado y silenciado bajo la presión de roles impuestos por la sociedad. La mayoría de los hombres están familiarizados con el mandato de ser "fuertes", el proveedor, el resolutivo. Sin embargo, estos estereotipos no solo imponen una carga emocional pesada, sino que también cierran la puerta a la búsqueda de ayuda psicológica. La falta de espacios para abordar las emociones genera una desconexión personal que afecta tanto su bienestar como sus relaciones interpersonales.
"UN HOMBRE QUE VALE"
El psicólogo y neuropsicólogo Eduardo Antonio García Ramírez, quien se especializa en terapia cognitivo-conductual y salud psicosexual, considera que el problema radica, en gran medida, en el papel social asignado al hombre. Según él, el concepto de lo que "vale" un hombre está fuertemente ligado a la estabilidad económica y la capacidad de "proveer". Esto, en sí mismo, puede convertirse en una trampa mental y emocional. Como él señala, "para ser un hombre que valga, por así decirlo, es un hombre económicamente estable" y esto crea una expectativa de autovaloración basada únicamente en el rendimiento económico. La presión de cumplir con estas normas impacta directamente en la salud mental y física, desencadenando síntomas de estrés y agotamiento en una época en que la sobreexigencia laboral es común.
Este patrón de autovaloración se traduce en un ritmo de vida agotador, en el que hombres de distintas edades y contextos evitan reflexionar sobre sus propios sentimientos y necesidades. "El tema del rol en el hombre en la sociedad [...] está muy de moda todavía, ser el proveedor, el que resuelve", subraya García Ramírez. El trabajo, entonces, se convierte en el principal factor para la salud mental masculina, y los hombres se ven atrapados en un ciclo de deberes y expectativas.
LAS BARRERAS AL BIENESTAR EMOCIONAL
Aunque en los últimos años ha habido un avance en la visibilización de la salud mental, aún persisten barreras significativas que impiden a los hombres buscar ayuda psicológica. La sociedad ha inculcado la idea de que la vulnerabilidad es una debilidad en el hombre, y que expresar sentimientos es una amenaza a su masculinidad. García Ramírez destaca que esta resistencia a buscar ayuda se debe, en gran medida, al "papel del hombre en la sociedad, el cómo en nuestra naturaleza propia de ser los solos que están al frente". La imagen del hombre fuerte y estoico, siempre al mando y sin problemas emocionales, es difícil de contrarrestar, y se convierte en una barrera tanto para la autocomprensión como para la expresión de sentimientos.
A pesar de los avances, estas barreras no desaparecen fácilmente. Según García Ramírez, "creo que estas barreras afortunadamente cada vez van en creación, cada vez son un poco menos, pero creo que va casi en torno a lo mismo". Esto indica que los esfuerzos actuales deben ampliarse, fomentando una cultura de apoyo mutuo, en la que la salud mental sea un tema cotidiano y no una excepción.
LOS SIGNOS DE UN MALESTAR NO EXPRESADO
Para García Ramírez, una persona que enfrenta problemas de salud mental en el ámbito laboral puede mostrar señales claras que a menudo pasan desapercibidas. El estrés laboral, la sobreexigencia y la falta de descanso adecuado se manifiestan no solo a nivel mental, sino también en la apariencia y el comportamiento. "Señales como el cómo una persona se arregla, si se arregla acorde a su trabajo, o que diga 'me molesta descansar porque no me siento cómodo, necesito estar activo', todas son señaléticas", afirma García Ramírez. Lo que puede parecer un simple descuido o incluso una aparente "hiperactividad" puede en realidad ser un mecanismo de defensa frente a una mente agotada y un cuerpo en alerta constante.
Las repercusiones de este estado mental no solo son visibles en el comportamiento individual, sino también en las interacciones sociales. García Ramírez advierte que la falta de interacción genuina, el rechazo a las relaciones profundas y la incomodidad con el descanso pueden ser indicativos de un problema más serio. Estas señales son un recordatorio de que la salud mental es una parte integral de la vida, y que ignorarla solo empeora las dificultades.
EL CAMINO HACIA EL BIENESTAR EMOCIONAL
García Ramírez enfatiza que la terapia puede ofrecer múltiples beneficios para aquellos hombres que se atrevan a dar el paso. "El darse cuenta a uno lo que le molesta, el darse cuenta de qué es lo que realmente siente y sobre todo el poder darle nombre, ese es un factor importantísimo para poder avanzar", asegura. La terapia ayuda a los hombres a explorar y comprender su mundo emocional, permitiéndoles sanar heridas pasadas y desarrollar estrategias de afrontamiento más saludables. Este proceso de autoexploración es el primer paso hacia un bienestar integral y una mejor relación consigo mismos y con los demás.
A menudo, la terapia permite identificar problemas que parecían no estar relacionados con las preocupaciones iniciales, como atravesar un duelo o enfrentar un cambio en la vida. Como explica García Ramírez, "resulta que ya estando dentro de la sesión tocamos temas todavía más profundos, cosas que yo ni siquiera sabía que me afectaban". Este descubrimiento es clave para que los hombres no solo se conozcan a sí mismos, sino también para que desafíen y redefinan los estándares sociales que limitan su bienestar.
EL ESTIGMA DE LA MASCULINIDAD TÓXICA
Uno de los temas recurrentes en la discusión sobre salud mental masculina es el concepto de "masculinidad tóxica", que establece roles de género rígidos y perjudiciales. García Ramírez considera que estos estereotipos afectan profundamente a los hombres en el ámbito laboral, donde las emociones deben ser controladas, y cualquier signo de debilidad es mal visto. Según él, "estos estigmas al fin y al cabo nos relacionan a todos", y reconocer su impacto en la vida cotidiana es esencial para superarlos. La capacidad de cuestionar estos ideales es crucial para fomentar una masculinidad más inclusiva y libre de cargas emocionales.
CÓMO APOYAR A LOS HOMBRES EN SU SALUD MENTAL
Para García Ramírez, la empatía y la comprensión son esenciales para apoyar a los hombres en su búsqueda de bienestar emocional. "El que una persona tal vez [...] llegue a decirle algo a sus padres y ellos se enojen al respecto, hace que ya no tenga la confianza para poder contarles demás cosas que vive o que siente", señala. Esto pone en evidencia la importancia de ofrecer espacios seguros donde los hombres puedan expresar sus preocupaciones y emociones sin temor a ser juzgados.
La salud mental masculina requiere un esfuerzo colectivo, donde la sociedad se aleje de los prejuicios y los estereotipos, y adopte una postura de apoyo y comprensión. Reconocer el impacto de estos factores y darles voz es el primer paso hacia una cultura que valore la salud mental de todos, sin importar el género.
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