Josué Jijón León / Consultora Integralia
Nos encontramos ante unas elecciones donde lo local cobra una importancia sin precedentes, y donde factores externos como el clima extremo pueden influir en el resultado.
A escasos días de la jornada electoral, nos encontramos en un escenario complicado por varios factores. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, el intenso calor que ha afectado al país durante los últimos días persistirá al menos por una semana más, lo que significa que el día de las elecciones también estará marcado por altas temperaturas. Este fenómeno meteorológico puede tener un impacto significativo en la participación ciudadana, especialmente en las regiones más cálidas donde históricamente el calor extremo ha reducido la afluencia a las urnas.
La situación es particularmente crítica dado que nos encontramos en la recta final de unas elecciones que han demostrado ser muy polarizadas y centradas en lo local. A diferencia de los comicios de 2018, 2012, 2006 y 2000, donde las figuras presidenciales como López Obrador, Peña Nieto, Calderón y Fox jugaban un papel dominante, en esta ocasión, el dinamismo se ha desplazado a las contiendas locales. Este cambio se refleja en las campañas para gubernaturas y el Senado, que están acaparando la atención y el interés de los votantes.
Veracruz y Puebla son ejemplos claros de esta tendencia. En Veracruz, la candidata de "Sigamos Haciendo Historia" enfrenta una competencia cerrada, mientras que en Puebla, la candidata de "Fuerza y Corazón por México" también lucha en una contienda ajustada. Estas elecciones locales se han convertido en el epicentro del proceso electoral, con una energía y un dinamismo que eclipsan a las elecciones federales.
Además, las encuestas muestran una realidad compleja y a menudo contradictoria. Aunque algunas casas encuestadoras han pronosticado una ventaja amplia para la candidata Claudia Sheinbaum, estimando hasta 20 puntos de diferencia, otras fuentes más precisas, como Áltica, sugieren que la brecha podría ser mucho menor, quizás de solo 8 puntos o incluso menos. La fiabilidad de estas encuestas es cuestionable, especialmente en un contexto donde la inseguridad y las barreras físicas dificultan la recolección de datos precisos.
El ejemplo de San Luis Potosí es ilustrativo. Aquí, las elecciones al Senado están generando mucho más interés y movimiento que la elección presidencial, destacando nuevamente la importancia de las contiendas locales en el panorama electoral actual. Este fenómeno se debe en parte a la desconexión de los candidatos federales con los votantes, una desconexión que contrasta con el dinamismo y la energía de las campañas locales.
Si las elecciones en Veracruz se estrechan, como sugieren algunas encuestas serias, esto podría tener un impacto significativo en el panorama político. Los bastiones tradicionalmente morenistas como Veracruz, Puebla y la Ciudad de México podrían ver un cambio en su inclinación electoral, desafiando las predicciones de victorias arrolladoras.
POLARIZACIÓN Y EL ÁNIMO DE LOS MEXICANOS
A medida que nos acercamos al 2 de junio, el ánimo de los mexicanos está marcado por una mezcla de miedo y determinación. La polarización ha alcanzado niveles sin precedentes, dividiendo a la sociedad en dos bandos que parecen incapaces de comunicarse entre sí. Esta división no solo es evidente en las discusiones políticas, sino también en la vida cotidiana, donde términos como "chairos" y "prianistas" han pasado a formar parte del léxico común, reflejando una fragmentación profunda y peligrosa.
El gran reto post-electoral será precisamente enfrentar esta polarización. Más allá de quién gane, es crucial encontrar maneras de reducir esta división que amenaza con convertirse en una barrera insuperable para el progreso del país. Estamos hablando de dos Méxicos que necesitan reconciliarse, porque al final del día, somos un solo país con desafíos comunes que requieren soluciones colectivas.
Los calificativos y el lenguaje divisivo no nos llevan a ningún lado constructivo. Enfrentamos enormes retos en áreas críticas como la salud, la educación, la inseguridad, el desabasto de agua y el medio ambiente, donde, lamentablemente, se ha hecho muy poco. Estos problemas afectan a todos los mexicanos, independientemente de su afiliación política, y requieren una respuesta unificada y decidida.
LA MUERTE DE EMILIANO
Emiliano, un niño que perdió la vida en un acto de violencia, es un triste recordatorio de la realidad que vivimos. Este trágico evento ha resonado profundamente en la sociedad, recordándonos la ola de violencia que no da tregua. Solo en el mes que está por terminar, se han registrado cerca de 800 muertes diarias, una cifra que es difícil de asimilar y que pone en evidencia la gravedad de la crisis de seguridad que enfrentamos.
El caso de Emiliano ha sido un grito desesperado de la sociedad que clama por paz y seguridad. Es lamentable que haya tenido que ocurrir una tragedia de esta magnitud para que muchos se den cuenta de la situación crítica que vivimos. La inseguridad es uno de los grandes retos que enfrentamos como país, y la polarización actual no nos permite combatirla de manera efectiva.
La reflexión que debemos hacer es profunda. Estamos en un momento crucial, donde las elecciones no solo decidirán a nuestros próximos líderes, sino que también definirán la capacidad de la sociedad mexicana para unirse y enfrentar sus problemas más urgentes. La historia reciente nos muestra ejemplos de cómo la polarización y la desconfianza pueden tener consecuencias desastrosas. El caso de Javier Milei en Argentina, quien hace un año no figuraba en las encuestas y terminó ganando con un 54% de los votos, es un claro ejemplo de cómo el desencanto y la división pueden llevar a resultados inesperados y radicales.
Nos encontramos en un escenario similar, donde el descontento y la polarización podrían tener un impacto significativo en el resultado electoral. Lo que hace seis meses parecía imposible, hoy se presenta como una posibilidad real. Este es el escenario que enfrentamos y es una realidad palpable que debemos reconocer y abordar con seriedad.
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