Semana del 15 de Diciembre al 21 de Diciembre de 2017

Hoy más que nunca

Hoy más que nunca

Rodolfo del Ángel del Ángel

Nuestra ciudad atraviesa por tiempos muy difíciles. Tal vez ni en nuestros peores sueños imaginamos vivir la situación de violencia y amenaza que hoy atravesamos.

¿Cuál debiera ser nuestra reacción como cristianos frente a estas circunstancias?

Desde luego siempre la precaución y el tomar ciertas medidas de protección personal y de nuestra familia está indicado. Hay que hablar con nuestros hijos y sin llegar a un estado de desesperación, advertirles acerca de los peligros y las precauciones que es necesario tomar en cuenta; es importante, también, tener un sistema de comunicación constante para saber dónde se encuentra cada uno de los miembros de la familia.

No obstante, es importante saber que, aun cuando tomemos todos los cuidados posibles, no lo podemos prever todo, ni tener control de todas las situaciones, y ahí es justo donde la fe adquiere su verdadero y más profundo sentido.

Recordemos que no son los malos ni la maldad la que tienen el control de este mundo. Dios es quien gobierna y tienen control sobre todas las cosas. Aun cuando parece que el caos reina, él no sólo sabe lo que ocurre, él está en control de una manera que, con frecuencia, nosotros no advertimos.

Escuchamos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y aún algunos de nosotros hemos pasado por experiencias terribles, pero es un hecho de que cada día sigo encontrado más personas buenas que malas, y cada día, Dios me da una muestra de como el bien, a pesar de todo el mal, está presente como la realidad que establece una diferencia en este mundo.

Alguien preguntaba que si algunas de nuestras actividades en la iglesia se iban a suspender, la respuesta fue: hoy más que nunca las puertas del templo permanecen abiertas, porque este es un lugar que Dios ha establecido para anunciar y traer esperanza y salvación.

Hoy, más que nunca escucho de como las personas se está acercando a Dios, están redescubriendo el poder y la necesidad de la oración, más allá de las filiaciones confesionales y religiosas. La necesidad y la esperanza en Dios nos están uniendo, y estamos descubriendo una nueva fortaleza, la fortaleza que da la comunión con Dios, la solidaridad cristiana que comparte alegrías, tristezas y preocupaciones y que se fortalece en el compañerismo.

Querida iglesia ¡Dios se está moviendo de maneras extraordinarias y transformadoras! Él quiere renovar a su pueblo y, a través del crisol de la prueba, nos llama a fortalecernos en la fe.

Compartamos esperanza, abramos las puertas de nuestros hogares para volverlos espacios de encuentro entre vecinos y familia donde la Palabra de Dios y la oración nos alienten, y comencemos a construir juntos un nueva ciudad sobre un nuevo cimiento. El cimiento que es Cristo, porque quien tiene a Cristo es vencedor.

Recordemos las palabras de Jesús a sus discípulos: “En el mundo tendrán aflicciones, pero confíen; yo he vencido al mundo” (Juan 16:33)