Hasta pronto Pascual Oyarvide, el reportero que hizo "El Mañana de Valles"

Hasta pronto Pascual Oyarvide, el reportero que hizo "El Mañana de Valles"

Pascual Oyarvide Sánchez, nació el 20 de noviembre de 1952, llegó a Ciudad Valles, casi descalzo, procedente de Xolol, dispuesto a trabajar con esfuerzo incesante y constante.

Emsavalles| Ciudad Valles, S.L.P.| Martes, 18 de Diciembre de 2018| 17:13

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De signo de escorpión, consideraba haber nacido con una estrella y grandota, primero a los 10 años pasó el accidente donde falleció su madre y su tía; él se salva y tras grandes pruebas que la vida le pone se da cuenta que tiene un ángel muy grande.

EL AMOR POR EL PERIODISMO
Cuando niño, quería ser piloto aviador. No lo consiguió, porque desde los 12 años se vio inmerso en el periodismo.

Pascual Oyarvide siempre manifestó no concebir su vida sin el periodismo, único trabajo que tuvo toda su vida, porque desde que llegó, estando en la preparatoria a las filas del Diario de Valles a escribir sociales, siempre se dijo periodista; aunque probó muchos negocios.

PRUEBAS DE FORTALEZA
Con su mamá Doña Asunción Sánchez casi no convivió al quedar huérfano a los 10 años; con su papá Pascual sí platicaba mucho, y sí estaba orgulloso de él, más que de sus hermanos.

Oyarvide Sánchez recibió muchos golpes muy fuertes, pero tras cada tropiezo se levantaba con más fuerza, consideraba el más grave cuando le detuvieron, y después de esa privación ilegal de la libertad, puso en marcha el proyecto del nuevo Mañana, que es la idea que siempre tuvo, decía que necesitaba un tiempo para pensarlo, y lo concretó.

EL TRABAJO DE SU VIDA
Consideraba su periódico un menú, toma la gente lo que quiere leer, pero si el contexto le agrada, pues come más...

Para tener los resultados de El Mañana, Pascual Oyarvide trabajaba de lunes a lunes, sin descanso, sin vacaciones, sin paseos, sin domingos con la familia.Cuando incursionó en el periodismo más que consejos, recibía regaños y castigos, porque era tiempo en que las letras entraban con sangre, y tras muchas guardias aprendió lo que sabía.

Se decía no muy afecto al halago, porque venía de una escuela muy diferente, desde muy abajo. Empezó engrasando máquinas, conociendo las entrañas de un periódico, por lo que sabía el valor de cada página.

Sabiéndose amado y odiado, decía que cuando se la "refrescaban", si consideraba que tenía la culpa, la aceptaba; y si no seguía el consejo de un viejo maestro: "cuando veas a una persona enojada no le hagas caso, ignórala, cuando se calme le explicas y entonces tú le regresas la refrescada".

RELEVO GENERACIONAL
Se decía consciente de que el tiempo avanza y cobra factura, de modo que se preparaba para el relevo generacional de sus hijos Emmanuel, Alberto y Arturo quienes ya están integrados a la empresa, para que no sólo siguieran, sino que mejorarán lo que él hizo.

Para pascual El Mañana era su hijo mayor, y de eso Emmanuel Alberto y Arturo se dijeron con la responsabilidad de mantener el nivel para darle tranquilidad a su papá, quien tan solo en el área de voceadores le daba trabajo a más de 500 personas, lo que lo enorgullecía porque contribuía al desarrollo económico, y a generar cientos de fuentes de empleo.

Sabía que todo Valles fue muy generoso, y le dio las gracias por la preferencia, y a cambio le ofrecía lo mejor que tenía y lo mejor que podía, lo hacía con toda la voluntad y calidad cada día.

LA PRUEBA MÁS DIFÍCIL
No obstante que su tratamiento, por el cáncer contra el que luchaba -que consideraba una prueba difícil- indicaba que tenía que descansar más, era la pasión por estar trabajando lo que le mantenía el ánimo y la salud; y es que él afirmaba que para triunfar se necesitan sólo 3 cosas: trabajo, trabajo y más trabajo.

A sus hijos les dijo que los quería mucho, que al ser la parte fundamental y sensible de su negocio, son la generación que está empujando el cambio, son los que ya tienen gran control de la empresa, y que traten de ser cada día mejor, como él lo haría.

LA HISTORIA DE EL MAÑANA DE VALLES
Junto con sus hermanos René y Jaime, en 1974 se instalan y hacen muchas ediciones "cero" tratando de perfeccionar hasta el 4 de octubre. Ese día hicieron el definitivo número cero, lo regalaron y fue la prueba definitiva, salieron como El Mañana, Diario Regional de las Huastecas, el 5 de octubre de 1975; hace 43 años, en las oficinas de Abasolo y Galena, con un equipo de impresión rudimentario: una prensa plana vieja y barata, traída de Estados Unidos y con más trabajo manual que tecnológico.

Era de 12 páginas en blanco y negro, con 7 secciones divididas en 1 Portada, 2 de Policía, 1 Editorial, 1 Sociales, 1 de Continuación, 2 Deportes y 4 páginas para publicidad y reportajes especiales, El Mañana comenzó imprimiendo de 1,200 a 1,500 ejemplares, que se comercializaban en Valles, Tamuín y Ébano.

Hoy se hace directamente de la computadora 48 páginas en tamaño tabloide a cinco columnas, la circulación diaria del rotativo ronda los 20 mil ejemplares diarios, tiraje que ningún otro medio impreso tiene. Pero sumado a las ediciones de los periódicos del Corporativo Letras e Impresiones de San Luis, Zona Media, Diario de las Huastecas y Diario El Sur, su presencia se traduce en más de 50 mil ejemplares pagados en las huastecas Potosina e Hidalguense y las zonas Centro y Media de San Luis Potosí.

El proyecto del periódico inicio en Poza Rica, Veracruz, Martínez de la Torre y finalmente Ciudad Valles, donde estaba el Diario de Valles, que ya había cumplido un ciclo y que no llenaba las expectativas de la ciudad y la región. Eso fue un año antes de iniciar actividades, cuando Pascual tenía 22 años empezando de la nada.

Ese proyecto con el paso del tiempo se consolidó, convirtiéndose en un medio de comunicación que es un referente social y económico no sólo en la región y el estado sino en el país.

UN HOMBRE DE FE
Pascual Oyarvide decía que para él "la fe es indispensable para toda actividad del ser humano, si no tienes fe no se mueve, la fe mueve montañas y con fe todo se puede lograr".

Genio, figura, amado y odiado, reportero, periodista, director o editor, empresario o patrón, líder y guía, salió delante de todo; hoy pierde la batalla a la prueba más fuerte de la vida.