1917: robando cámara detrás de cámaras

1917: robando cámara detrás de cámaras

https://milenio.com| | Lunes, 20 de Enero de 2020| 11:41

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En la historia del premio Oscar, el director Sam Mendes tardó veinte años en regresar como contendiente a la gran noche de Hollywood. Fue en 2000 cuando su opera prima, Belleza Americana, lo consagró como Mejor Director, además de llevarse la estatuilla a Mejor Película. En 2020, su más reciente cinta, 1917, podría repetir ese mismo honor.

Basada en anécdotas que el abuelo de Mendes le contó sobre su participación en la Primera Guerra Mundial, el drama bélico transcurre durante la primavera de 1917 en el norte de Francia. Dos jóvenes soldados británicos, Schofield y Blake, tienen la misión de entregar al segundo batallón del regimiento de Devonshire un mensaje que ordena cancelar el ataque planeado contra las fuerzas alemanas. Alemania ha fingido retirarse de la zona de batalla y están preparados para emboscar al batallón inglés de 1600 hombres. Y el hermano de Blake entre ellos.

Como fragmento histórico, esta anécdota no tiene la dimensión de los clásicos del cine bélico que capturan épocas, vidas y cambios políticos. Es el recuento personal, en tiempo real, de un trayecto en el que dos miradas inocentes resisten y atestiguan la destrucción de la guerra. La trama es simple. Su ejecución, todo lo contrario.

El reconocimiento que ha llevado a 1917 a amenazar las posibilidades de películas aclamadas como El Irlandés, de Martin Scorsese, o Parásitos, de Bong Joon-ho en la carrera por el Oscar, es producto de su virtuosismo técnico. Recordemos que hay dos cosas que seducen a los votantes del Oscar: las películas que exigen transformaciones físicas de sus actores (Rapsodia Bohemia, El Renacido, La Teoría del Todo, Sin Lugar para los débiles, Las Horas), y las producciones con alto nivel de dificultad técnica (Gladiador, Titanic, El Señor de Los Anillos, Birdman, La Forma del Agua). Y Sam Mendes ofrece un festín para esa debilidad por lo técnico en los miembros de La Academia.

El trayecto de los soldados parece registrado en una toma continua (sin cortes) de dos horas a través de espacios hostiles para una cámara de cine. El detrás de cámaras de 1917 (muy recomendable, se encuentra fácilmente en YouTube) nos revela que fue filmada en diferentes locaciones y sets con múltiples cámaras. En el resultado final, esa odisea tecnológica y logística no es perceptible para el ojo. La costura invisible fascinará a los cinéfilos estudiosos, pero en la era en la que estamos acostumbrados a ver CGI de pared a pared, aprender que 1917 es un planosecuencia con trucos no terminará de dejarnos con la boca abierta. El impacto definitivo lo da la puesta en cámara de Mendes y su colaboración con el magistral fotógrafo Roger Deakins. En conjunto, trazan escenas deslumbrantes. Es posible que la comparación que se está haciendo entre 1917 y un videojuego sea válida. No obstante, cuando Mendes y Deakins se proponen sumergirnos en la devastación de la guerra, lo hacen con un par de secuencias fuera de este mundo, de una inmensidad y belleza que pronto sacuden la evocación al formato de videojuego.

La única debilidad de 1917 es una señora debilidad: personajes y actuaciones no son prioridad a exaltar. George MacKay y Dean-Charles Chapman en los papeles de los dos soldados encomendados a evitar una operación militar que acabará en catástrofe, ciertamente combinan esfuerzo físico y dramatismo, haciendo ver a Leonardo Di Caprio en El Renacido como una fracción de lo que ellos hicieron. En todo caso, quienes roban cámara están detrás de la cámara. Con o sin argumento sobresaliente, 1917 es la clase de película que nos hará no querer parpadear.

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