El miércoles retuvieron a los inmigrantes en un campamento improvisado de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas
La Silla Rota| | Sábado, 18 de Mayo de 2019| 13:28
El periódico The New York Times hace su última edición especial de El Times dedicada a la vida en la frontera entre México y Estados Unidos, donde se han compartido durante semanas la versión en español de Cruzar la Frontera.
Los últimos tres meses
En los tres meses en los que se han realizado estos boletines, la frontera y el debate político en torno a ella nunca han abandonado los titulares. A continuación, un vistazo a lo que ha sucecido durante los últimos meses y lo que se espera en adelante:
· El presidente ha visitado la frontera dos veces: El Paso en febrero y Caléxico, California, en abril. Ha tuiteado o retuiteado sobre la frontera más de 80 veces.
· La visita de abril se dio en medio de ajustes a los principales cargos relacionados con la inmigración en el gobierno. La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quien había sido el rostro público de algunas de las políticas migratorias más controversiales del presidente, renunció, seguida de su adjunta, Claire Grady. Además, el presidente Trump retiró a su propio candidato para dirigir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, Ron Vitiello, diciendo que quería tomar una dirección más dura; este mes lo remplazó con Mark Morgan, exjefe de la Patrulla Fronteriza.
· El presidente declaró una emergencia nacional en la frontera (y se ha enfrentado a batallas en tribunales debido a ello); ha amenazado (y luego se ha retractado) con cerrar completamente la frontera con México y ha ganado una decisión del tribunal sobre una política que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer en México.
· A medida que se iba acercando la primavera, los funcionarios fronterizos advirtieron que tendrían dificultades para lidiar con el creciente número de personas en espera de solicitar asilo y otros inmigrantes. La Patrulla Fronteriza ha retenido a muchos de ellos en carpas y a veces los dejan a la intemperie antes de liberarlos en estaciones de autobús o albergues administrados por organizaciones sin fines de lucro
· Esta semana, el presidente dio a conocer un plan para reformar el sistema migratorio, según el cual se reducirá la migración familiar que se remonta a décadas y se favorecerá a los inmigrantes con habilidades específicas u ofertas laborales para trabajar en Estados Unidos.
Una nota de Marc Lacey, editor de Nacional
Una mañana de hace algunos unos años me desperté extremadamente confundido. No estaba seguro de en qué lado de la frontera estaba. ¿En Estados Unidos? ¿O estaba en México? Fue cuando cruzaba la frontera suroeste de manera cotidiana como corresponsal de The New York Times; a veces pasaba la noche en El Paso, por ejemplo, y al día siguiente dormía en Ciudad Juárez, lo que es prácticamente lo mismo desde el interior de un oscuro cuarto de hotel.
La mayoría de nosotros no tenemos este tipo de confusiones. Sabemos exactamente dónde estamos cuando se trata de la frontera. En este boletín, los corresponsales del Times han tenido el propósito de darle vida a las complejidades de esta región. Esperamos que lo hayan disfrutado. Aunque "Cruzar la Frontera" ya no aparecerá cada semana en su bandeja de entrada, nuestro interés en ella, en todos esos 3169 kilómetros de frontera, en ambos lados, no disminuirá.
Mitchell Ferman, corresponsal de The New York Times en McAllen, Texas.
En marzo se generó una gran alarma en la opinión pública después de que la cantidad de inmigrantes en El Paso forzara a cientos de ellos a pasar días debajo de un puente con escasa comida caliente, mantas isotérmicas agujeradas y ráfagas polvorientas del desierto.
Ahora, en un solo fin de semana apareció un campamento similar, atiborrado, enrejado, con sanitarios portátiles, dispensadores de agua y mallas de camuflaje colgadas para dar sombra cerca del punto más transitado por los migrantes centroamericanos en McAllen, Texas.
La improvisada área de contención surgió al lado de una estación de la Patrulla Fronteriza en una bulliciosa zona industrial de la ciudad del valle del Río Grande. Parece ser el resultado de un flujo constante de gente que cruza la frontera sur a pesar de todos los esfuerzos que ha emprendido el gobierno de Trump para mitigar la inmigración.
Los intentos del gobierno para impedir la llegada de nuevos migrantes han incluido separar familias, desplegar tropas estadounidenses en la frontera y regresar a México a los solicitantes de asilo mientras esperan una audiencia en el tribunal de inmigración. Estos esfuerzos no han rendido frutos y en los últimos meses han aparecido instalaciones de fabricación casera, como la nueva de McAllen, a lo largo de los más de 3000 kilómetros de la frontera para albergar a los recién llegados.
En abril, por segundo mes consecutivo, las autoridades arrestaron a más de 100.000 inmigrantes en la frontera sur, el total más alto en más de una década. Ese ritmo ha continuado en mayo. En un solo día de la semana pasada, el 10 de mayo, los agentes del sector del valle del Río Grande de la Patrulla Fronteriza arrestaron a más de 400 inmigrantes que habían cruzado de manera ilegal el río.
Las detenciones en el sector del valle del Río Grande últimamente han alcanzado un promedio de 1600 al día, de las cuales 1100 son miembros de familias, un aumento del 250 por ciento respecto del mismo periodo en 2018, de acuerdo con la Patrulla Fronteriza.
Para lidiar con este aumento, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos está asignando personal de la Administración de Seguridad en el Transporte para realizar trabajo fronterizo, incluyendo a alguaciles federales de traslado aéreo. Se han construido dos carpas grandes que costaron 37 millones de dólares, una en El Paso y la otra a 32 kilómetros de McAllen en la ciudad fronteriza de Donna. Esta última ya excedió su capacidad para 500 personas desde que abrió hace menos de dos semanas. Un funcionario de la Patrulla Fronteriza dijo que la agencia tenía planeado construir una segunda carpa en Donna, junto a la primera. Además, parece que hay planes para establecer más campamentos.
Cuando el senador Jon Tester de Montana dio un recorrido en marzo por dicho centro, dijo que había 2200 inmigrantes bajo custodia, metidos en jaulas, un procedimiento que comenzó con el presidente Obama.
Esta semana, en el campamento improvisado en lo que suele ser un estacionamiento, agentes de la Patrulla Fronteriza —uno de ellos llevaba una máscara antimicrobios— se ocupaban de los inmigrantes que estaban reunidos afuera. Se podía ver a unas cuantas personas recostadas contra las vallas; algunos dormían en el piso tapados con mantas isotérmicas. Los que esperaban afuera estaban a merced de la primavera en el valle del Río Grande. El martes por la tarde llovió. Pero para el miércoles la gente yacía bajo el resguardo del techo de mallas a medida que la temperatura ascendía a más de 26 grados Celsius. La frontera se estaba calentando.
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