Viernes, 19 de Abril de 2024
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Semana del 01 de Diciembre al 07 de Diciembre de 2018

Viviendo la discapacidad; Cuando hay voluntad no hay barrera que no se pueda superar

Viviendo la discapacidad; Cuando hay voluntad no hay barrera que no se pueda superar

Juan de Dios Hernández



No trates con los pies a los a los que no tienen manos, y dale la mano a los que no tienen pies

David Oyarvide Castillo vive con una discapacidad llamada secuela de Poliomielitis desde su primer año y medio de nacido, producto de no haber sido vacunado, padecimiento que no le permite caminar, actualmente cuenta con 42 años y ha llevado una vida de trabajo y vivencia día a día, donde no ha habido barreras para él.

“La poliomielitis es una enfermedad que se me presenta como falta de fuerza en mis pies que son más pequeños, me faltó desarrollo, de repente ando con muletas y aparatos ortopédicos, pero por mi trabajo tengo que andar en la silla de ruedas para moverme más rápido y andar”.

Fue su abuela quien lo sacó adelante tras ser abandonado por su madre, ella lo llevó con especialistas, brujos y curanderos quienes le prometían que lo harían caminar, incluso hizo sacrificios para comprarle unos aparatos ortopédicos a los 3 años y fue así como empezó a desarrollarse, refiere que es gracias a su abuela y esos aparatos que pudo salir adelante.

Con alegría cuenta que su ángel de la guarda aún está con él; “Mi abuelita aún vive, tiene 85 años, ella me vio crecer y me dio estudios hasta primaria”.

Padeció el desinterés del sistema educativo de antes

“Antes las instituciones educativas no querían batallar con uno, decían; ‘Es una persona “chuequita’ y no daban la oportunidad de desarrollarnos, no querían, a mí me tocó.

Relata que empezó a estudiar la primaria a los 12 años, gracias a una oportunidad que le diera la maestra Leoba Lara en la escuela primaria Francisco González Bocanegra, terminando a los 17 años de estudiar la primaria.

“Al ver el sacrificio de mi abuela le dije; ‘Voy a buscar cómo, si en esta semana no hayo trabajo, me voy a ir al boulevard a vender periódico’, porque ella (su abuela) había sacrificado por mí bastante y yo tenía que devolverle un poquito de lo que me había dado”.

Su primer trabajo fue en el DIF de Valles

Llegó al DIF municipal de Valles pidiendo apoyo en el año de 1995, porque sus aparatos ortopédicos ya no servían y pedía que le ayudaran a comprar nuevos; “En ese entonces me pego todos los días poyando a las trabajadoras sociales y el DIF me compró los aparatos.

Relata que tiempo después lo entrevistaron con el director de Discapacidad en el DIF estatal de ese entonces y fue cuando lo invitaron a trabajar con ellos como Coordinador de Discapacidad.
“Para mí fue una sorpresa, porque yo vivo la discapacidad, fui la primera persona que ocupó ese puesto, me desarrollé ahí y estuve trabajando un año con ellos y después otros 3 más”.

Apoya a otros en su misma situación

Actualmente David tiene una silla de ruedas activa hecha a la medida que le donó el DIF estatal tras cumplir una serie de requisitos, tipo deportiva, con la que se puede desplazar incluso bajar y subir escalones, rampas y vivir una vida independiente.

Su idea es involucrar a más personas para tener una vida independiente y no quedarse en un solo lugar.

También se dedica a arreglar sillas de ruedas desechadas, “De 2 sillas que no sirven podemos hacer una funcional y si hay gente que la necesite se le dona, solo si requiere alguna refacción en específico si se le pide la pieza”.

Sigue habiendo falta de cultura hacia los discapacitados

Lamenta la falta de cultura sobre espacios para personas con discapacidad y dice que es un tema en que la autoridad debe meterse más a fondo, obligar que se respeten los espacios para personas con discapacidad y contar con rampas.

“Mientras no se sienten en estas sillas no van a sentir lo que se necesita y hace falta realmente, yo les digo; ‘Les presto mi silla y prueben, lo que es la necesidad de ir a un baño, quererte divertir o entrar a un centro comercial y no poder”.

David reconoce el servicio del transporte urbano y sus unidades especiales.

Una compañera de vida que comparte también su discapacidad

David se casó y es padre de 2 hijos, se divorció y volvió a casar, su nueva esposa también vive con discapacidad producto de la poliomielitis.

Laura Alicia Pecina Robles es la esposa de David y desde los 6 meses de edad sufrió de poliomielitis, ahora vive con secuelas de la enfermedad que la mantienen en silla de ruedas.

Lleva 4 años con una silla activa, es abogada titulada de la UASLP y ejerce su carrera, atendiendo a sus clientes desde su casa.

“Duramos un año de novios, vivimos 2 años juntos y decidimos casarnos primero por el civil, y al año siguiente por la iglesia. Nos casamos en la iglesia de San Judas Tadeo porque tiene los accesos necesarios para sus sillas de ruedas”.

Estudiar no fue impedimento para Laura
“Sentí que por mi discapacidad no iba a ser tan fácil para mi ir a la escuela, dejé de estudiar 10 años hasta que decidí salir de Agua Buena fue que pude entrar a estudiar la licenciatura, mi mamá me apoyó en todo. Relata que no se le dificultó estudiar a pesar de que la escuela no tenía las adecuaciones, para ir a la Universidad no usaba silla de ruedas, sino una andadera, bastones canadienses y aparatos ortopédicos.

“Yo veía como existían la falta de oportunidad para las personas que tenemos una discapacidad; pero en mi mente nunca tuve el pensamiento de que no iba a poder, siempre tuve el deseo de estudiar, terminar una carrera y salir de ahí”.

Como estudiante fue discriminada
“En la materia de ciencias sociales un maestro nos contaba que en algunas culturas mataban a las personas que tenían alguna malformación, y lo decía como si le pareciera correcto, en esa ocasión me sentí lastimada, porque me incluía dentro de ese comentario, pero por comentarios como esos es donde nace la fortaleza, ser positive”.

Se apoya de sus bastones para ir a trabajar
Actualmente Laura Alicia ejerce en el área civil, penal, mercantil, laboral y familiar, donde no ha sentido ninguna discriminación por parte de sus colegas.

Menciona que en las instituciones no había la facilidad para la silla de ruedas y siempre existe el obstáculo de los escalones.

“No existe la conciencia de respetar los espacios de personas con discapacidad, me ha tocado que dentro del vehículo y sin tener visible el tarjetón creen que no necesito el espacio y tratan de quitarme e incluso me han intentado multar por la misma situación”.

El número de contacto de Laura Alicia es el 481-115-5840.

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