Jueves, 25 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 02 de Diciembre al 08 de Diciembre de 2016

Policías y soldados ¿Super hombres, Super mujeres?

Policías y soldados ¿Super hombres, Super mujeres?

Víctor Hugo Waldo Alvarado



Tal vez los nombres de John Glenn y Chesley Sullenberger no le recuerden a usted mucho si no es aficionado a la aviación o a los viajes al espacio; ambos hombres fueron fruto de una larga capacitación, de un muy estricto proceso de selección y además poseedores de una aptitud extraordinaria: un buen control de sí mismos en situaciones de gran tensión. Glenn fue el primer hombre en orbitar la tierra en 1962 y en el 2009, Sullenbeger salvó la vida de 155 personas del vuelo 1549 en el acuatizaje más exitoso de toda la historia de la aviación. En el caso de Glenn; como una muestra de su sangre fría; su ritmo cardíaco apenas se alteró un poco durante sus 3 vueltas a la tierra; no obstante, el riesgo y lo intenso de la experiencia. Sullenberger, llamó mucho la atención por la tranquilidad y hasta casi parsimonia, con las que logró el peligroso acuatizaje, las mismas con las que se condujo después, al verse convertido en celebridad por su hazaña.

¿Por qué la mención de estos dos pilotos? Para ejemplificar la existencia de trabajos que para desempeñarlos efectivamente requieren: aptitud, mucho adiestramiento, y un gran dominio de sí mismos porque de ellos dependen vidas ajenas y las propias: médicos, soldados, policías, pilotos etc.

La sociedad espera de ellos entrega total y desempeño perfecto; sus errores son muy costosos en términos económicos; pero, sobre todo, en términos de libertades y vidas humanas; sus malas actuaciones causan un gran impacto en la sociedad y son criticadas acremente.

En la era de la inseguridad que sufrimos, los soldados y los policías son vívido ejemplo de ese fenómeno. Recientemente aquí en Cd. Valles, un grupo montó una operación de vigilancia en un centro comercial en la que lograron la detención de un robacarros; fue un éxito, pero la noticia pasó casi desapercibida para la mayoría de la población. En contraste, en otro sitio del estado, unos agentes marcaron el alto a un vehículo que respondía a la descripción de otro que tenía reporte de hecho delictivo; el conductor intentó huir y solo se detuvo después de más de 15 disparos. ¿El resultado? una adolescente muerta y el conductor herido. El hecho despertó indignación y muchas declaraciones de personajes públicos; los agentes están ahora acusados de homicidio calificado. ¿El chofer debió haberse detenido?, ¿no lo hizo por miedo? ¿Los policías actuaron a la ligera y les gano la excitación del momento? Meses atrás en el poniente del país, un grupo de agentes federales fue emboscado y todos masacrados; fue una nota más en los medios. Tiempo después en un momento de una entrevista, el Secretario de la Defensa dejo entrever su decepción por la poca solidaridad de los mexicanos ante la muerte de esos policías y de los soldados caídos.

Trate de imaginarse a usted, formado frente a una protesta, soportando más de 3 kilos del chaleco antibalas, más fornitura, tolete, escudo, casco y uniforme obscuro que se calienta más que los claros: Imagine la ira: le escupen, le acusan de "muerto de hambre", represor, "lambehüevos del gobierno", le "mientan su madre". Trate también de imaginar el miedo: le arrojan piedras, cohetones, orina, botellas llenas de gasolina en llamas; le atacan con "cutters", palos, trozos de metal del mobiliario urbano; algunos de sus compañeros cayeron ya víctimas de quemaduras y descalabramientos; pero la orden es: dialogar, resistir y no responder a las provocaciones. ¿Respeto al derecho de manifestación, ausencia de protocolos de actuación, o miedo del político a ser acusado de represor?, ¿sería usted capaz de mantener la calma?.

En los inicios de la lucha contra el crimen organizado en el oriente del país, un infante de marina murió en una operación de captura de un grupo criminal; sus compañeros de armas le rindieron un homenaje público al que asistieron sus parientes y fue difundido por los medios. Días después la familia fue asesinada por los delincuentes como venganza y medio para intimidar a los marinos. No hay manera de imaginar la ira y frustración de los compañeros del fallecido; ya no les queda ni siquiera el dudoso consuelo de recibir un reconocimiento póstumo y tendrán que esconder a sus madres, esposas e hijos porque están en grave riesgo si cumplen con su deber. Es muy probable que solo la disciplina que les caracteriza, impidió que respondieran con violencia; la autoridad civil, se haría cargo.

La sociedad exige que esos mexicanos tengan el control de sí mismo que mostraron John Glenn y Chesley Sullenberger durante sus hazañas; solo que ambos fueron resultado de una selección de entre miles de personas; es decir extraordinario. Glenn tenía un diploma en ingeniería, luchó en dos guerras, ahí sobrevivió a más de 50 misiones, derribó 3 mig soviéticos, recibió varias condecoraciones y casi queda fuera del programa espacial por ser viejo para el mismo (casi 40 años); por su parte Shullenberger casi siempre sacaba 10 en la escuela, en secundaria entró al club de latín y era flautista en la banda; a los 12 años ya era miembro de MENSA (agrupación de personas con inteligencia mayor que el promedio), recibió licencia de piloto a los 13; en la fuerza aérea fue reconocido como cadete excepcional, es licenciado en ciencias, trabajó en la NASA y es experto en seguridad, confiabilidad de las organizaciones e investigador en accidentes, etc...

Ya imagino una sonrisa burlona en usted que me hace el favor de leer estas líneas "no exagere señor Waldo"...si, tiene usted razón, la comparación es demasiada; sin embargo, sirve para ilustrar mi argumento. La sociedad parece exigir atributos cercanos a los de esos dos hombres, a mujeres y hombres de carne y hueso que no recibirán los reconocimientos, ni remuneraciones de Glenn y Sullenberger y peor aún, ni siquiera el reconocimiento de su sociedad.

Los miembros de los cuerpos de seguridad tienen ya de por sí, una tarea difícil y peligrosa; pero arrastran además un prestigio que está por los suelos por algún desempeño previo; los soldados, por ejemplo, arrastran el sambenito del 68 y el lodo de Tlatlaya que perecen obnubilarnos para apreciar lo eficaces que han sido en el combate contra el narco. Los cuerpos de policía acostumbrados a: la mordida, la extorsión y a la presenciación y complicidad de la corrupción de funcionarios (defectos de la sociedad entera), fueron fácil presa del crimen organizado que, armado con mucho dinero y un muy poderoso armamento, utilizó esa estructura. Para ellos, no obstante, lo logrado, la tarea de demostrar que están cambiando es bastante más complicada.

Las mujeres y hombres de la seguridad son eso, hombres y mujeres surgidos de nuestra sociedad y con nuestros defectos; si bien ahora son producto de selección y capacitación; es, por ahora, impensable que posean los atributos de personajes como Glenn y Sullenberger... a menos de que la mayoría de nosotros los adquiera.

email. victor_waldo@hotmail.com

 


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