Semana del 02 de Diciembre al 08 de Diciembre de 2016

¿Vives o mueres?

¿Vives o mueres?

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En este mundo hay dos clases de personas: Las que viven muriendo, y las que mueren viviendo. Las que viven muriendo están siempre paralizadas por el temor, preguntándose a qué hora la desgracia les va alcanzar, son prisioneros voluntarios de la ansiedad, pierden la capacidad de disfrutar de todo lo bueno que Dios tiene para nosotros en esta vida.

Las personas que viven muriendo difícilmente pueden valorar algún logro, o proponerse algo verdaderamente grandioso, pues piensan que cuando la muerte les alcance nada de lo que hayan hecho tendrá sentido. Antes de que la verdadera y definitiva muerte les alcance, van muriendo a plazos, sufriendo muertes chiquitas: No ríen con verdadera alegría, pues piensan que no tienen caso hacerlo si mañana van a llorar, no aman profundamente pues viven temiendo el día en que van a ser abandonados o menospreciados, no tienen ojos para contemplar lo espiritual y lo eterno, pues para ellos todo es perecedero.

Las personas que viven muriendo, constantemente se quejan de la vida, enferman más seguido y tienden a exagerar sus síntomas pensando que un padecimiento mortal los aflige. Están siempre al borde de la crisis y la desesperación, tienen un carácter agrio y pesimista. Lo peor de todo es que un día sus temores se cumplen, y la muerte se los lleva sin que hubieran vivido nunca.

Las personas que mueren viviendo, en cambio, no tienen tiempo de pensar en la muerte pues están ocupadas justamente en vivir. Saben que cada día es una oportunidad y un período de gracia más que se nos concede. Como están abiertas a la vida, les suceden constantemente cosas gratas, encuentran buenos amigos, y se asombran por todas las cosas buenas y bellas que hay a su alrededor.

Las personas que mueren viviendo, saben que esta vida no es más que el preludio de la eternidad, por lo tanto se preparan para ir al encuentro de la plenitud y la perfección dedicándose a todo aquello que cultiva el espíritu como el canto, la poesía y el amor al semejante, van esparciendo por donde andan fe, esperanza, optimismo, trabajando por lo que construye. Como creen esencialmente en la vida nunca se dejan dominar por las fuerzas del mal, no dejan espacio en su corazón para el odio.

Las personas que mueren viviendo nos siguen hablando muy fuerte al corazón después de que se han ido convocándonos a creer, a luchar por bueno, a buscar la semilla de la eternidad en nuestro pasajero peregrinar por este mundo y, cuando son llamados por Dios, están preparados para responder a ese llamado porque comprendieron a tiempo que la muerte no es el fin, es sólo una transición y el comienzo de la eternidad.

Es verdad que en este mundo son más las personas que no viven que las que mueren ¡Esa es la verdadera tragedia!

Por lo que a mi respecta quiero ser de las personas que mueren viviendo.