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Opinión
¿Cuál es el origen de los partidos polÃticos? (Tercera parte)
Por Aurelio Hernández Sánchez
En esta entrega comentaremos un poco acerca del financiamiento a los partidos políticos. Actualmente la sociedad en general, a nivel global, se pregunta cómo proceder sobre este tema. ¿Financiar o no financiar? He ahí el dilema, parafraseando a Shakespeare en su Hamlet.
Es importante puntualizar que, para su funcionamiento, los partidos requieren de financiamiento. Para la realización de sus actividades ordinarias y de las campañas políticas estas entidades de interés público requieren de recursos. En las primeras etapas del desarrollo de los partidos políticos, éstos se hallaban muy poco estructurados y sus actividades nunca eran permanentes, por lo que no ameritaban de muchos recursos para operar. En esos tiempos, si una persona decidía postularse como candidato, debía sufragar sus propios gastos de campaña. Otra opción era que un grupo de personas bien posicionadas lo apoyaran.
No hay que olvidar que los partidos políticos eran organizaciones con un número limitado de miembros. Con el advenimiento de los grandes partidos políticos a finales del siglo XIX, y posteriormente los partidos contemporáneos que ahora conocemos, los gastos de campaña, de manutención de sus instalaciones y de operación ordinaria se han multiplicado en función del espacio territorial que cubren, por lo que para los candidatos ya se vuelve imposible cubrir este financiamiento por cuenta propia.
Hay que tomar en cuenta que, en la actualidad, los partidos políticos ya no hacen propaganda por los métodos tradicionales, sino que hacen uso de las tecnologías de la información y la comunicación, con la preponderancia de los medios masivos de comunicación, cuyas tarifas cada día son más elevadas. Sin embargo, en el caso mexicano, el artículo 41 de la Constitución establece límites al respecto, prohibiendo a los candidatos independientes y a los partidos políticos contratar tiempos en radio y televisión.
Los partidos políticos, deben cumplir con gastos tales como: preparar y capacitar a sus propios cuadros, realizar campañas de penetración en la sociedad, llevar a cabo una intensa difusión de sus documentos básicos y de su plataforma electoral, así como apoyar a sus representantes en el poder legislativo o el gobierno, por lo que tienen necesidad de allegarse recursos económicos. Para ello existen dos vías: financiamiento privado y financiamiento público. El privado se conforma de cuotas y donativos de afiliados y simpatizantes, así como de la administración de empresas propias, principalmente de carácter editorial. El financiamiento público consiste en las prerrogativas otorgadas por el Estado, así como la cesión de tiempo en radio y televisión, y franquicias postales y telegráficas. Esto es, financiamiento directo, en el primer caso, e indirecto, en el segundo.
El sistema de partidos siempre presenta una problemática por el uso inadecuado que en ocasiones se da a los recursos. Dicha problemática se presenta incluso en el caso de los sistemas de partidos más consolidados. Ello deriva en el cuestionamiento del papel de los partidos políticos y en una actitud de desconfianza o desilusión sobre las democracias representativas, sin que exista una propuesta sobre otra alternativa política superior por la cual optar.
La demanda de transparencia sobre el origen, monto y destino de los recursos destinados a los partidos políticos ha obligado a establecer mecanismos de control y fiscalización de dichos recursos. Sin embargo, en la mayoría de los casos la legislación ha resultado insuficiente, debido a que los órganos de control y supervisión aún se encuentran en una etapa de construcción y fortalecimiento.