Jueves, 26 de Diciembre de 2024
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Semana del 09 de Agosto al 15 de Agosto de 2024

El perdón

El perdón

Hadali Borjas Villeda / instructora de Yoga



Hoy te voy a hablar sobre el perdón. Vamos a abordar este tema desde otra perspectiva. Para aquellos que están acostumbrados a pedir perdón y escucharlo aquí y allá, incluso en ruso o chino, esto puede parecer un poco insuficiente, porque vamos a hablar del perdón de la manera más sencilla. Veremos para qué nos sirve y cómo hacerlo correctamente.

¿Desde dónde podríamos empezar a hablar del perdón? Básicamente, partiendo del hecho de que es un tema de dignidad. Cuando uno se niega a perdonar, pierde su intimidad y se desorienta, ya que no sabe qué es real y qué no lo es. No perdonar significa que uno está aferrado al pasado. Debemos ser muy honestos y reconocer que tal vez ya no recordamos claramente lo que ocurrió, pero nos estamos resistiendo a perdonar.

¿Por qué debería perdonar a alguien que en algún momento de nuestras vidas, en algún momento de nuestro compartir, nos ha herido? Debemos perdonar, al menos por dignidad, porque no comprendemos completamente nuestra experiencia ni lo que está sucediendo. Mientras no perdonemos, seguimos atados a esa persona. Quiero repetirlo: si no perdono, sigo atado a esa persona.

Recordemos, para quienes están familiarizados con el perdón y para introducir a aquellos que lo escuchan por primera vez o para quienes lo han olvidado, que si pudiéramos ponernos en el lugar de esa persona que nos ha hecho algo inaceptable, algo que nunca habríamos hecho, comprenderíamos que podríamos haber actuado de la misma manera si estuviéramos en su lugar. Tendríamos su nivel de conciencia, su historia familiar, sus propias culpas y vivencias desde que era niño hasta ahora. Esto es para empezar.

Perdonar no significa que tengamos que aceptar lo que sucedió ni que nos guste. Perdonar nos permite pasar página, nos permite enfocarnos en nosotros mismos. Mientras no perdone, no puedo concentrarme en mí mismo. Es incompatible. O me enfoco en el exterior o me enfoco en el interior.

Mientras yo siga dándole vueltas a lo que hiciste, a lo que dejaste de hacer, a lo que estás haciendo ahora, a lo que deberías estar haciendo en este momento, etc., etc., etc., no puedo concentrarme en mí mismo. Si no te perdono, no me concentro en mí.

Entonces, ¿qué significa perdonar al otro? No hace falta decírselo en persona; claro, si queremos decírselo, podríamos ganar un poco más de puntos, pero no es cuestión de eso. Perdonar al otro significa desearle a esa persona lo que tú deseas para ti mismo. Esto es un nivel alto. Perdonar al otro es desearle lo que tú deseas para tu vida a esa persona que te ha herido. Si logras hacerlo, que puede parecer un poco ambicioso, te aseguro que te liberarás de mucho pasado porque estarás deseando para esa persona lo mismo que deseas para tu propia vida.

¿Por qué deberías desearle eso a la otra persona? Porque si sigues condenando a alguien, vamos a suponer que esa persona es un maltratador en el sentido que tú quieras; la tienes juzgada y sentenciada por sus actos reales. Pero cuando alguien es sometido a juicio, su personalidad queda marcada por esos juicios. Esta persona puede seguir maltratando a otros y continuando con comportamientos negativos.

¿Realmente quieres seguir condenando a personas para que perpetúen esos comportamientos? Recuerda que hay algo que llamamos los "espejos". Cuando sentenciamos o juzgamos a alguien, esa persona queda reflejada en algún otro lugar del planeta. Mientras no liberes a esa persona de la condena que le has impuesto, ella continuará replicando ese comportamiento negativo.

Por eso no entendemos por qué hay tantos maltratadores, por qué hay gente que falta al respeto o por qué hay tantos corruptos. Es porque no liberamos a las personas de las condenas que les imponemos.

Cuando decimos "Te bendigo con todo lo que puedas aceptar de la vida", estamos deseando paz para esa persona. Esto es esencial porque, a pesar de que alguien nos haya causado daño, al desearles paz, esperamos que eventualmente dejen de actuar de una manera que consideramos inaceptable.

Es importante recordar que esas personas actuaron así porque no estaban en paz consigo mismas. Del mismo modo, en algún momento de nuestras vidas, tampoco hemos actuado de manera ejemplar. Todos hemos fallado, manipulado o faltado al respeto en algún momento. Por eso, al desear paz para los demás, estamos ofreciendo lo mismo que quisiéramos recibir: la paz mental y la comprensión que necesitamos.

Les desafío a reflexionar sobre cómo aplican esta información. ¿Están dispuestos a decirle a alguien que les ha hecho daño, "Te bendigo y te deseo toda la paz del mundo"? Si pueden hacerlo, han alcanzado un nivel avanzado de perdón. Ahora, pasemos a la siguiente fase: entender por qué nos cuesta tanto perdonarnos a nosotros mismos.

¿Por qué es tan difícil perdonarnos? Si en este momento piensas en palabras como miedo, frustración, culpa, o si sientes que no mereces el perdón, estás tocando el núcleo del problema. A veces, no perdonarnos es una forma inconsciente de seguir siendo la víctima, lo que nos impide avanzar. Esta mentalidad de víctima puede ser difícil de superar, pero es crucial para nuestro crecimiento personal.

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