Semana del 08 de Diciembre al 14 de Diciembre de 2023

La Mujer del Flujo de Sangre

La Mujer del Flujo de Sangre

Héctor de Luna Espinosa

Exploraremos la poderosa historia de la mujer enferma que se abrió paso y se extendió para lograr tocar a Jesús y cómo su encuentro con Jesús transformó su vida de manera asombrosa. Esta mujer enferma era considerada inmunda, por 12 años había sido una de las intocables y no había podido llevar una vida normal. La Biblia menciona que había sufrido mucho a mano de muchos médicos y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario había empeorado.

Esta mujer tenía un mal incurable que le provocaba estar siempre sangrando, quizás era un desorden menstrual o uterino, que le hacía ritualmente impura, según la ley, excluyéndola de la mayor parte de sus relaciones sociales con otros judíos.

La primera parte de la historia nos describe las concurridas calles de Jerusalén, ahí conocemos a esta mujer que ha sufrido durante 12 largos años debido a un problema de salud, aparentemente incurable. Este flujo de sangre no solo afecta a su cuerpo, sino también su conexión con la comunidad, pero luego, en un día cualquiera, Jesús camina por las calles y la mujer desesperada por encontrar alivio, se acerca a él en medio de la multitud, su fe la impulsa a tocar el borde de su manto, creyendo que eso será suficiente para recibir la sanidad. Cuando ella oyó hablar de Jesús se llegó a él por detrás entre la multitud y tocó su manto, porque decía: "Si tan solo toco su ropa sanaré", al instante la fuente de su sangre se secó y sintió en su cuerpo, que estaba curada de su aflicción. En ese instante Jesús percibe el toque de fe y la mujer siente cómo su cuerpo es sanado, la multitud se detiene sorprendida, mientras Jesús la llama hija y desata su fe. La conexión con Jesús va más allá de la curación física, es una restauración integral. Entonces la mujer temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad.

"Hija tu fe te ha sanado", le dijo Jesús, "Vete en paz y queda sana de tu aflicción", la mujer liberada de su aflicción, experimenta una renovación, no solo en su salud sino en su identidad, su historia se convierte en un testimonio de la gracia y el poder transformador de Jesús.

La historia de la mujer con el flujo de sangre nos recuerda que, incluso en medio de la multitud, Jesús ve nuestras necesidades más profundas, su gracia y poder pueden traer sanidad y restauración. Algunas veces somos tentados a rendirnos en cuanto a personas o circunstancias, que no han cambiado en años. Dios puede cambiar lo que parece intercambiable, dando vida nueva y esperanza a veces creemos que nuestros problemas no se alejan de Dios, pero él siempre está listo para ayudarnos, y nunca deberíamos dejar que el miedo nos impida acercarnos a él.

Así que, se valiente, atrévete a extenderte y a tocar a Jesús.