Pastor Héctor de Luna Espinosa
En este artículo, deseo abordar un tema que me toca de cerca, ya que aparte de mi labor como pastor, soy ganadero y dependo en gran medida del campo, como muchos en nuestra región. La sequía es un tema que nos preocupa profundamente, y hoy quiero compartir algunos datos y reflexiones sobre la situación actual.
Si miramos la situación desde una perspectiva más práctica, nos damos cuenta de que esta sequía afecta a diversos sectores. Por ejemplo, el ganado, como el mío, debe caminar distancias más largas para acceder al agua, lo que disminuye su producción de leche y afecta la alimentación de sus crías, lo que, a su vez, impacta negativamente en los ingresos de los ganaderos. Los agricultores enfrentan desafíos similares, ya que la falta de agua afecta la producción de cultivos. Los sectores como el turismo también sufren las consecuencias, ya que los ríos sin agua disminuyen el atractivo de nuestras zonas naturales.
Es crucial comprender que vivimos en una región donde la economía depende en gran medida del campo. Por lo tanto, un mal año agrícola tiene un impacto significativo en todos nosotros. La cadena de efectos se extiende a todos los sectores, y todos sentimos la presión cuando los recursos escasean. Esto significa que incluso los comerciantes que no están directamente relacionados con la agricultura se verán afectados.
No deseamos generar alarmismo ni pesimismo, pero es fundamental reconocer la gravedad de la situación. La sequía ha impactado y sigue afectando a nuestras cosechas y a nuestras fuentes de ingresos. En momentos como estos, recordamos que en tiempos bíblicos y en épocas de guerra, cortar el suministro de agua del enemigo significaba someterlo. Ahora vemos cómo nuestros ríos y arroyos se secan, y la tierra anhela la lluvia.
En este punto, es relevante preguntarnos qué estamos haciendo nosotros y qué están haciendo las autoridades. La tierra clama por agua, y es hora de responder a esa llamada. La Biblia misma nos insta a buscar sabiduría en momentos de necesidad, y es un momento oportuno para buscar a Dios.
El pasaje de 2 Crónicas 7:14 es una guía valiosa en momentos como estos. Nos presenta cuatro acciones que debemos emprender, y contiene tres promesas de Dios. Si nos humillamos, oramos, buscamos el rostro de Dios y nos convertimos de nuestros malos caminos, Dios promete perdonar nuestros pecados y sanar nuestra tierra.
En momentos de adversidad como los que enfrentamos debido a la sequía, es esencial recordar que tenemos un refugio en Dios. A través de la humildad, la oración, la búsqueda de Dios y el abandono de nuestros malos caminos, podemos encontrar fortaleza y esperanza. Aquí te presento cuatro acciones que debemos emprender y tres promesas divinas que nos alientan en estos tiempos desafiantes.
Cuatro Pasos Que Debes Tomar:
Humíllate: El primer paso es reconocer nuestra dependencia de Dios. En tiempos de sequía, cuando enfrentamos dificultades sociales y económicas sin precedentes, la humildad nos permite acercarnos a Dios con corazones abiertos. La humildad nos recuerda que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos y que necesitamos la ayuda divina.
Ora: La oración es una herramienta poderosa que nos conecta con Dios. En momentos de sequía, debemos elevar nuestras peticiones y preocupaciones al Señor. Podemos pedir lluvia para nuestra tierra y sabiduría para enfrentar los desafíos que enfrentamos. La oración es una forma de buscar el apoyo y la guía de Dios en medio de las dificultades.
Busca a Dios: En tiempos de crisis, es esencial buscar a Dios con diligencia. Esto implica profundizar nuestra relación con Él a través del estudio de la Biblia y la comunión con otros creyentes. Al buscar a Dios, encontramos consuelo y dirección en medio de las circunstancias difíciles.
Abandona Tus Malos Caminos: Para experimentar la restauración divina, debemos apartarnos de los caminos que nos alejan de Dios. La confesión y el arrepentimiento son pasos cruciales para recibir el perdón y la restauración de Dios en nuestras vidas.
Tres Promesas de Dios:
Dios Nos Escuchará: Cuando nos acercamos a Dios con corazones humildes y oraciones sinceras, Él nos escucha. No estamos solos en nuestras luchas, y Dios está dispuesto a atender nuestras necesidades.
Dios Perdonará Nuestros Pecados: La promesa de perdón es una fuente de consuelo. Cuando nos arrepentimos y buscamos a Dios, Él nos perdona y restaura nuestra relación con Él.
Dios Sanará Nuestra Tierra: En tiempos de sequía, la tierra sufre, pero Dios tiene el poder de sanarla. Nuestra búsqueda de Dios y nuestra dependencia de Él pueden conducir a la restauración de la tierra y de nuestras vidas.
En medio de estas dificultades, recordemos que Dios es nuestra fortaleza y refugio. A pesar de los desafíos sin precedentes, no debemos temer, porque Dios está con nosotros. La fe en Dios y la unidad entre nosotros nos brindarán la fuerza para superar esta prueba.
Las Escrituras nos recuerdan que no debemos preocuparnos por nuestras necesidades básicas, ya que Dios cuida incluso de las aves del cielo. Nuestro enfoque debe estar en buscar el reino de Dios, y Él añadirá lo que necesitamos. En momentos de sequía, recordemos que Dios tiene el poder de convertir el desierto en un manantial de aguas.
Te invito a unirte a nosotros el 7 de octubre a las 05:30 en la Glorieta Hidalgo para una marcha de oración y alabanza, buscando al Señor y clamando por lluvia. Recordemos siempre que, en medio de nuestras pruebas, Dios es fiel y está con nosotros.
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