Semana del 15 de Julio al 21 de Julio de 2022

Es más fácil

Es más fácil

Rodolfo del Ángel del Ángel

Es más fácil destruir que construir, hablar que hacer, criticar que apreciar las virtudes de otros.

Es más fácil abandonar que persistir, opinar que comprometerse, ver las dificultades que las posibilidades.

Es más fácil caer que levantarse, deslizarse pendiente abajo que ascender, detenerse que continuar andando

Es más fácil ser bueno con lo ajeno que compartir de lo nuestro, querer componer otras vidas que la propia.

Es más fácil desear el bien que hacer el bien, sentir lástima que ayudar, indignarse que actuar.

Es más fácil odiar que amar, hacer la guerra que hacer la paz, alentar el conflicto que reconciliar.

Por eso el mundo está como está, porque queremos el camino fácil, cosechar donde no sembramos, recibir el respeto que no hemos dado, y el perdón que hemos retenido.

Queremos un buen futuro sin compromiso en el presente, queremos paz y una conciencia tranquila, aunque seguimos alentando el odio y la contienda.

Queremos una mejor familia, una mejor ciudad, una mejor nación, una mejor iglesia, pero nosotros no estamos dispuestos a ser mejores, no estamos dispuestos al riesgo y el compromiso.

Jesús nos llama por un camino diferente, un camino que va en contra ruta de los que se transitan comúnmente en este mundo.

No es un camino fácil. Exige entrega, generosidad, servicio; exige sobre todo amor, de esa clase de amor que da y se da. Un amor valiente, que no se desalienta ante las adversidades, ni se deja intimidar por el mal del mundo. Una clase de amor esperanzado y lleno de fe, que advierte que la ruta que conduce a un mundo nuevo y a la victoria definitiva solo se consigue renunciando a un mismo, y siguiendo los pasos señalados por el Señor.

¿Quieres ser de la compañía de los que marchan hacia el futuro confiados en la victoria? Este es el llamado del Señor: ¡Sígueme! Este es el precio: Niégate a ti mismo y toma tu cruz; y esta es la promesa: el que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo (Apocalipsis 21:7)