Semana del 25 de Diciembre al 31 de Diciembre de 2020

Lo que andamos buscando

Lo que andamos buscando

Rodolfo del Ángel del Ángel

Si lo que andas buscando ya lo hubieses encontrado, entonces, serías feliz. Vamos persiguiendo tantas cosas en la vida que creemos necesarias. Nuestra cultura actual marcada por el mercado y el afán de consumo está hecha para crear necesidades ficticias y generar la sensación de bienestar mientras adquirimos, pero en el afán insatisfecho de obtener vamos perdiendo la capacidad de interiorizarnos. Las prisas del día a día nos llevan como la corriente de un río que arrastra un tronco hueco. No somos capaces de detenernos para pensar realmente qué queremos en la vida y hacia dónde vamos. El tiempo puede ser nuestro mejor aliado, o nuestro peor enemigo, según se lo use. Que tragedia llegar a un punto en nuestra vida en el que nos vemos obligados a detenernos preguntándonos si vale la pena lo vivido.

El cansancio, el hastío o la pérdida de personas que nos importan nos llevan a plantarnos seriamente el valor de la existencia. ¿Qué es aquello que realmente vale la pena? ¿Cómo encontrar el justo equilibro en nuestra vida? ¿Cómo ordenar las prioridades de nuestra existencia? ¿Cómo vivir realmente? Necesitamos esencializarnos, mirar hacia adentro, abrir el corazón para que el aire fresco de la vida entre en nosotros, esa vida que viene de Dios y que nos inunda con una gracia que trae verdadera alegría y paz. Necesitamos nuevos ojos para mirar la belleza del mundo, la sonrisa de la persona que amamos, necesitamos sensibilizar nuestros sentidos para aprender nuevamente, como cuando éramos niños, a percibir el suave toque de una caricia y estremecernos de emoción con un abrazo, con un beso. Necesitamos recuperar de los rincones apartados de la memoria la capacidad para asombrarnos con las cosas sencillas y cotidianas que siempre están allí, pero que hace mucho tiempo que no vemos.

Hay en la historia de la humanidad una presencia que nos anuncia que Dios se ha hecho presente. Fue en un sencillo pesebre que la luz vino al mundo para traernos paz y salvación. Recuperemos la imagen del pesebre sencillo que, en extrema pobreza dio la bienvenida al Rey del cielo y de la tierra. Abramos el corazón para que nazca también allí. Será, entonces, que nos daremos cuenta de que él es todo lo que necesitamos, que en él está la vida, la verdadera alegría y la esperanza. Lo que nos hace falta no lo podremos encontrar en nadie más que en él.

Que gesto tan maravilloso el del pesebre, que signo tan inesperado del perfecto, eterno y fiel amor de Dios por nosotros revestido de humildad y sencillez. ¡Qué poderosa expresión del deseo divino de traer a nosotros perdón y vida!

Esta navidad que se aproxima, dejemos a un lado los festejos superficiales, las fiestas que nada tienen que ver con Jesús y adoremos con gratitud al que vino del cielo para cada uno de nosotros. Celebremos una verdadera navidad con los nuestros, una navidad en el que el amor de Dios se vuelva perdón, reconciliación, aceptación y bienvenida. Esta navidad hagamos el propósito de hacer el bien a alguien de manera anónima, y hoy y siempre experimentemos la bendición de la presencia de nuestro Salvador en nuestras vidas, porque en él y solo en él encontramos aquello que andamos buscando.