Rodolfo del Ángel del Ángel
Que viva siempre México, que viva en tu memoria Oh, Señor.
Que en esta hora difícil y oscura concedas a nuestra nación la paz y la libertad que tu Hijo vino a dar a todos los pueblos que esperan en él y vuelven a él su mirada.
La paz y la libertad que hemos perdido por el egoísmo, la corrupción y la mentira,
La paz y la libertad que hemos perdido porque no te hemos amado como debiéramos amarte ni hemos amado a nuestro prójimo.
Que la bandera de la justicia que viene de ti, la bandera de tu reino pueda ser izada en el centro y el corazón de México y cantemos así un nuevo himno, un himno no aprendido hasta ahora, no el que nos convoca a la guerra, sino el que nos llama a la fraternidad, a la solidaridad en la búsqueda de un nuevo sentido de nación, a la construcción de la patria que es nuestra casa común entre los pueblos de esta tierra.
Que en nuestro país haya espacio para todos, que todos puedan tener acceso a una vida digna y humana, ser respetados en su diferencia, y ser tratados como hijos de una misma nación que nos ha visto nacer.
Que vuelva la paz a nuestras calles, que nadie viva en el temor de la violencia y de la muerte repentina. Que nuestras plazas y campos se llenen del bullicio de niños que corren y juegan seguros.
Que en nuestros hogares tu presencia traiga armonía, alegría, amor y pan suficiente para saciar el hambre. Concédenos corazón para compartir ese pan en fraternidad. Que los hogares sean puertas abiertas que invitan y no espacios que nos encierran.
Que nuestras diferencias nos llamen a la solidaridad que se enriquece en la diversidad. Porque cada uno es valioso e importante en su peculiaridad.
Que nuestras instituciones se humanicen recordando la Palabra del evangelio que nos dice que las personas son más importantes que las instituciones y que estas existen por causa de las personas y no al contario.
Que podamos comprender, por el influjo de tu Palabra y de tu Espíritu, que una nueva nación exige hombres y mujeres nuevos y eso es algo que sólo tu gracia puede producir cuando dejamos de mirar nuestros intereses egoístas y volvemos la mirada a ti que eres amor, aceptación, gracia, dádiva generosa, entrega sin límites.
Que la libertad y la justicia pueda correr como arroyo permanente en nuestras calles, escuelas, oficinas, gobierno, campos, ciudades, pueblos y aldeas.
Que tu Palabra que nos convoca al amor y al compromiso solidario sea esa Buena Nueva que anuncia lo nuevo y bueno por venir.
Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, que tu salvación esté cercana a los que te temen. Que tu verdad brote desde nuestra tierra y tu justicia mire desde los cielos sobre nuestra nación. (Salmo 85)
Que viva México en tu memoria, y tu memoria viva entre nosotros en el palpitar del nuevo corazón de la patria que quiere nacer.
Concédenos así ser los agentes de construcción de tu reino entre nosotros. Amén
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