Semana del 13 de Abril al 19 de Abril de 2018

Hosanna al Rey

Hosanna al Rey

Rodolfo del Ángel del Ángel

Vienes a nuestra vida, Señor, con tu majestad revestida de sencillez y humildad; sonriente, amable, accesible, entre la gente; que diferencia la que tú estableces entre los falsos señores de este mundo, arrogantes, prepotentes, que se cuidan de la gente, que se aíslan en sus palacios y en sus celebraciones exclusivas.

Tú pobreza elegida te hace un hombre verdaderamente libre, nada te ata, no acumulas ni cuidas tesoros en este mundo ¡Aunque todo es tuyo!

Tú miras y sonríes, te detienes, haces fiesta con la gente; el Rey entre los humildes, los niños, las mujeres, los ancianos, los solitarios y los parias de este mundo. Con tu pobreza los exaltas, los liberas, los enriqueces, los llamas a la fiesta, a la mesa al santuario que es la casa de todos. No Señor, no es a la pobreza la que exaltas, sino a los pobres de este mundo denunciando el egoísmo de los que acumulan y se guardan para sí lo que no pueden retener para siempre.

No tienes cuidado ni siquiera de tu propia vida, aunque es tuya, tú la pones, nadie te la quita, la entregas por nosotros ¡Que desafío a los que viven arrebatando a los demás su dignidad y su derecho a existir! En tanto tú te desapropias de lo que te pertenece, los malos y egoístas pretenden apropiarse en exclusiva lo que es no es suyo, sino riqueza y bendición para compartir.

La gente vale para ti; tú eres la gente, pobre como ellos, pueblo como ellos, un rostro entre la multitud como él de cada uno de ellos. Y como si fuera tu propio lugar te pierdes entre el gentío y haces que brille entre los desheredados de este mundo la justicia, la esperanza y la alegría.

Vienes para servir aunque eres digno de ser servido, vienes para morir aunque eres la vida misma, vienes para hacerte pobre aunque eres dueño de todo, vienes para dar y darte en un mundo donde muchos viven para arrebatar. Y aunque eres Señor y Rey te haces de tal manera uno de nosotros que no solo llegas a confundirte entre la gente, sino que llevas la vergüenza, el dolor y el sufrimiento no merecido a cuestas de tu majestad.

Eres levantado, pero en una cruz, para mostrarnos que el reino camina en la dirección opuesta a la corriente de este mundo. Es necesario dar para recibir, servir antes que ser servido; es necesario amar, pero no a los bienes de este mundo, sino al prójimo, porque nada vale sino aquello que damos y compartimos ¡Hay que dar la vida para hallarla!

¿Cuál es el lugar donde te encontraremos siempre? Entre la gente, entre los sencillos y los niños, los desheredados, aquellos que solo esperan; ahí Señor, ahí está el reino, allí es donde se escucha la aclamación de los niños, el cantico de la multitud que aguarda salvación; ahí Señor entre las villas miseria, barrios, favelas y ciudades pérdidas es justo donde se levanta el canto de alegría celebrando la liberación, el cántico de salvación que te aclama como el Rey ¡Hosanna, bendito el que viene en el Nombre del Señor!