Semana del 22 de Septiembre al 28 de Septiembre de 2017

El misterio de la fe

El misterio de la fe

Rodolfo del Ángel del Ángel

Tú me dices, Señor, que confíe en ti, y yo necesito desesperadamente creer; pero la fe va contra todos mi sentidos, contra todo lo que considero seguridad y certeza.
Tú me dices camina: y mi razón inmediatamente responde, ¿hacia dónde, Señor? Y espero una indicación precisa, un mapa de ruta que me indique con toda claridad el destino.

Tú me dices: escucha mi voz, pero mis oídos no captan ningún sonido que pueda interpretar claramente como tu voz.

Tú me dices: mi presencia siempre va contigo; pero mis ojos no pueden mirarte, permaneces velado, invisible a mi capacidad de ver, ¿dónde estás, Señor?, ¿dónde te ocultas?

Tú me dices: no temas el futuro, porque mi misericordia te seguirá cada día de tu vida; pero, ¿cómo evitar la incertidumbre por el día de mañana que no se qué afanes me traerá? lo único que tengo por cierto es que, paso a paso, en el andar de mi existencia me aproximo a mi muerte.

Tú me dices: yo soy tu fortaleza y tu paz; pero, Señor, hay días en los que me rodea la debilidad y la ansiedad se apodera de mi corazón. Entonces me lleno de dudas e inquietudes.

Tú me dices que algún día un mundo nuevo vendrá, entonces el dolor, la tragedia y la injusticia dejarán de ser, pero, Señor, lo único que veo a mi alrededor es hambre, desigualdad, quebranto interminable, ¿cuándo vendrá ese mundo nuevo tan deseado?

Ya vez, Señor, como mi débil confianza está llena de peros y preguntas. Me pregunto si será así con todos los que dicen creer en ti.

Entre las brumas de mi incertidumbre que quiere confiar pero no sabe cómo, vuelves a decirme tu Palabra, no es una Palabra pronunciada desde lejos, no es un eco distante que se pierde en la inmensidad. Es una palabra que vuelve presencia concreta, que me habla desde la humana condición de la que quisiste revestirte anonadado de tu grandeza, para decirme desde la historia, estoy aquí; para hablarme desde tu pobreza elegida, desde la tragedia de la cruz y el triunfo de tu resurrección. Cerca de ti está la Palabra, me recuerdas. La fe es el misterio de tu vida revelada que nos dice que podemos creer, que podemos esperar en ti, que podemos seguir confiadamente tus pasos que aunque pasen por el Calvario, no se detienen allí definitivamente, porque siempre lo mejor, la plenitud de la fe está más allá, en el amanecer de un domingo cuando la tumba quedó vacía, y tú te volviste a los tuyos pleno de vida para mostrarles por anticipado la gloria que aguardamos. Y así como nos hablas desde la historia, nos llamas también a vivir en ella la fe, a anticipar la esperanza, a celebrarla, a compartirla. Porque a partir de ti, Jesús, la bruma que oculta a nuestros ojos la vida plena, no es más misterio, es caminar hacia la esperanza, es caminar contigo, en tu vida resucitada, en tu Palabra concreta que nos dice aquí y ahora que, sin importar cuales sean las incidencias del camino, llegaremos juntos y seguros al hogar.