Martes, 23 de Abril de 2024
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Semana del 15 de Septiembre al 21 de Septiembre de 2017

Inicia el proceso electoral 2017-2018

Inicia el proceso electoral 2017-2018

Ángel Castillo Torres



El pasado 8 de septiembre inició oficialmente el proceso electoral 2017-2018. Ese día, en sesión extraordinaria, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), dio el banderazo de salida.

En respuesta inmediata a esta voz de arranque los partidos políticos empezaron a desplegar sus estrategias para intentar ganar las miles de contiendas locales y federales que se llevarán a cabo el próximo año.

En los comicios del 1º de julio de 2018 se renovarán 3 mil 416 cargos de elección popular, entre los que se encuentran la Presidencia de la República, la gubernatura de 9 estados, 128 Senadores, 500 diputados federales, cientos de diputaciones locales, miles de presidencias municipales y el Jefe o Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Como puede observarse el botín es cuantioso. Se renueva casi la totalidad del poder público y con ello se define el futuro de los partidos y sus élites.

El proceso electoral 2017-2018 debe pasar por varias etapas antes de llegar al día más importante que es el primero de julio de próximo año, día de las votaciones.

En la primera etapa los partidos deben procesar lo que se conoce como precampañas. En este tramo del proceso, que concluye el 13 de diciembre, (puede ser antes) los partidos acuerdan las reglas y procedimientos para elegir a sus candidatos a diputados federales, senadores y presidente de la República. Inmediatamente después deben emitir una convocatoria para que los que aspiren se inscriban.

En una segunda fase se realizan las campañas internas que son actos de proselitismo dirigidos a los militantes del partido con el fin de legitimar la aspiración y ganar su voto en una eventual elección entre varios precandidatos. Puede haber candidato único y aun así se desarrolla esta etapa.

Ya que los partidos desahogaron la elección de sus candidatos y los registraron ante la autoridad electoral inician las campañas formales que sólo durarán 90 días. Comienzan el 30 de marzo y deben concluir el 27 de junio de 2018.
Viene luego el día de la votación (1º. de julio de 2018).

Pero en esa fecha no culmina el proceso electoral. Siguen dos etapas más que son muy importantes: Los cómputos electorales y la calificación de la elección.

Los cómputos se llevan a cabo la siguiente semana en que se realizó la elección, y finalmente el Tribunal Electoral analiza y resuelve los recursos de inconformidad y si no hay sustento para anular una elección decreta la validez de la misma y hay candidato electo (Habemus Candidato).

¿En qué condiciones económicas, políticas y sociales arribamos a estas elecciones?
La economía no marcha del todo mal, aunque es innegable que las tasas de crecimiento que ha tenido el país (en promedio 2% anual) no han contribuido a terminar con la pobreza, ni han generado los empleos y la prosperidad que los ciudadanos (sobre todo los jóvenes) esperaban.
La política y la clase gobernante están en deuda con la sociedad. El estado de plenitud que prometieron no llega.

En el ánimo social hay irritación y hartazgo hacia la política y sus protagonistas. El extendido malestar ha formado una monumental masa de resentidos que rechazan los usos y costumbres de clase política tradicional: La hipocresía, la trampa, la corrupción, la impunidad y el reciclamiento de los mismos personajes en los cargos públicos.

Por ello fermenta en el ánimo ciudadano la ilusión del cambio. La bandera antisistema ondea en todo lo alto.

Este estado de cosas simboliza para los partidos políticos un gran desafío. Deben convencer a los votantes de que las elecciones de 2018 son una oportunidad para llevar al poder a quienes se comprometen con un nuevo horizonte, aquel en el que se entierre aquello que hoy provoca náuseas.

LOS PARTIDOS: DEBILIDADES Y FORTALEZAS.
Al llamado de las urnas el próximo año los partidos políticos llegan con debilidades y algunas fortalezas.

El PRI realizó en agosto su XXII Asamblea Nacional con éxito. No hubo rupturas y quedo intacta su disciplina interna. Se abrió además a la posibilidad de postular candidatos no militantes (externos o ciudadanos), con lo cual ensancha sus posibilidades de elección de prospectos. Esto en perjuicio de la “carrera de Partido” que miles de priistas habían adoptado como vía privilegiada para acceder a la postulación de cargos públicos.

También quedó a salvo la regla no escrita de que el Presidente de la República será el factor definitivo en la decisión de quién se convertirá en el elegido para competir por la Silla del Águila.

Ahora el mayor reto para el PRI será administrar las agonías de quiénes no resulten beneficiarios de la “Gran Decisión”.
El PAN, PRD y Movimiento Ciudadano (MC) han apostado por la formación de un Frente Opositor que fortalezca sus posibilidades de triunfo. Conscientes de su debilidad estructural, sus divisiones y desprestigio y de que solos no ganarían, se han asociado para evitar la dispersión del voto en favor de AMLO o del PRI.

En cuanto a MORENA hay que reconocer que en este momento es el partido puntero pero que aún debe evitar que lo derrote el mayor enemigo que lo acecha: su propio Mesías (AMLO).

Efectivamente, aunque en este momento Andrés Manuel López Obrador es el aspirante mejor posicionado, su mesianismo autoritario, sus desplantes antisistema y la ausencia de democracia en su partido están provocando rupturas y deserciones como la de Ricardo Monreal.

LA IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE LAS ALIANZAS.
Si las cosas caminan como hasta hoy estamos a punto de ser testigos de una elección entre tres grandes fuerzas políticas. Una lucha entre tres bloques de alianzas. A saber: PAN, PRD y MC por un lado; PRI, PVEM, PANAL Y PES en otro frente y MORENA y PT en un tercer flanco.
Hay que dejar en claro que la posibilidad de formar Alianzas está validada por la Ley General de Partidos Políticos. Es decir, es legal y puede incluso extenderse hasta la formación de un gobierno de coalición a partir de un acuerdo entre diversas fuerzas políticas.

Así que tal vez veamos en 2018, luego de la elección del primero de julio, la formación de un primer Gobierno de Coalición donde varios partidos acuerden una agenda legislativa y de gobierno conjunta. Seríamos testigos de la integración de un gabinete de funcionarios federales de distintos orígenes partidistas que deberán ser ratificados por el Senado de la República o la Cámara de diputados.

Las Alianzas buscan incrementar las posibilidades de éxito. Evitar la fragmentación del voto y en contiendas tan cerradas como las que hemos vivido en las últimas elecciones, en donde se gana o pierde por muy pocos puntos de diferencia, la aportación de uno, dos o tres dígitos por parte de los partidos pequeños, puede ser definitiva para la suerte de un candidato.

LAS ALIANZAS EN SAN LUIS POTOSÍ: ESCENARIOS.
Aunque los partidos políticos tienen presencia y registro nacional siempre deben considerar muy cuidadosamente la posibilidad de replicar la política de alianzas en los estados de la república. No imponerlas. En cada entidad hay particularidades que facilitan o estorban la creación de pactos entre las organizaciones partidistas. Podría decirse que la identidad de los partidos no es compacta, única e indivisible. Hay muchos rostros, actores, usos y costumbres en cada organización local. No es lo mismo el PRI, PRD, PAN, MORENA, MC o PT de Chiapas que el que existe y actúa en Baja California o Zacatecas.

Así que lo que es viable en un estado puede no serlo en otro.

Por ello es que construir una política de alianzas en las entidades federativas es un ejercicio complejo.

Aquí en San Luis Potosí, por ejemplo, va a ser muy complicado que se logren conciliar y sentar en una misma mesa de acuerdos los Ricardo Gallardo, padre e hijo (el PRD realmente existente) con las huestes de Xavier Azuara del PAN. O a Eugenio Govea del Partido Movimiento Ciudadano con sus antiguos compañeros del PAN de los que renegó en su momento. Y en el PRI está en veremos si el Partido Verde (PVEM) acompañará en esta ocasión al tricolor dado que es evidente el distanciamiento y confrontación de Manuel Barrera, dirigente local, con el gobierno estatal priista.

Así que el capítulo de las Alianzas está aún por escribirse. Puede ser una historia de amor o bien una confrontación a muerte entre Montescos y Capuletos.

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