Semana del 07 de Julio al 13 de Julio de 2017

Frente a las dificultades de la vida

Frente a las dificultades de la vida

Rodolfo del Ángel del Ángel

¿Hay algún problema que le está quitando el sueño? Todos sabemos de las noches de insomnio en las que la tranquilidad parece huir de nosotros y nuestra mente está llena de inquietud y pensamientos catastrofistas. Si, ciertamente, las preocupaciones pueden ser agobiantes. Problemas de salud, financieros, familiares, la lista puede ser bastante larga.

La preocupación nos puede llevar a la desesperación a creer que los caminos están cerrados y que no hay salida o solución. Este sentimiento de desamparo está tan solo a un paso de lo que los especialistas en la conducta humana llaman depresión.

¿Qué podemos hacer frente a las dificultades que nos agobian? Tal vez las siguientes ideas puedan ser de ayuda. Estas ideas vienen del sentido común y de una actitud realista frente a nuestras circunstancias.

Primero, ¿es un problema o necesidad que me corresponde resolver? En gran medida vivimos agobiados porque estamos tratando de hacer las tareas o resolver las necesidades que corresponden a otros. Tal vez no es su responsabilidad responsabilidad, o quizá solo le corresponde una parte de ella. De cuantas carga s pesadas nos liberaríamos si aprendiéramos a dejar que cada quien haga lo que le corresponde. Propiciaríamos el crecimiento y la madurez y evitaríamos relaciones de dependencia. Recuerde también: una mente fatigada no piensa con claridad y se hace un juicio parcial o equivocado de la realidad. Por eso reflexione antes de actuar.

Segundo, ¿es esta una situación que, aunque me atañe, no tengo control sobre ella? Frecuentemente estamos agobiados por un problema que nos afecta pero sobre el cual no existe una posibilidad de tomar el control. Por ejemplo, muchos padres se sientes responsables por la conducta de un hijo que no respeta ninguna clase de autoridad, o un hijo adulto que ha tomado decisiones equivocadas y no está dispuesta a escuchar ninguna clase de consejo. Por más que le preocupe usted no puede hacer nada al respecto sino orar poniendo la situación en las manos de Dios. Recuerde este principio: Donde no hay control, no ha responsabilidad.

Tercero, ¿es este el momento propicio para tratar de darle una solución a su problema? Nuestra tendencia es a querer de resolver de manera inmediata cada problema. No hay duda que algunos requieren una solución pronta. No es asunto de esperar, por ejemplo, en un caso de accidente o un problema de salud, en fin. Pero hay otras situaciones en la vida que si tratamos de resolver actuando prontamente tal vez las vamos a complicar. A veces hay que esperar el momento propicio para intervenir o intentar una solución.

Cuarto, esta pregunta es el principio opuesto del punto anterior, ¿qué va a ocurrir si yo no actúo ahora para prevenir o resolver un problema antes que se presente o complique? Desde luego la prevención es lo mejor. Sin duda hay muchas cosas que no se volvieran urgencias que presionan sobre nosotros si aprendiéramos a actuar de forma preventiva o a tiempo. Si usted no quiere deudas que le agobien, ahorre, no malgaste en cosas superfluas; si quiere tener buena salud, haga ejercicio, aliméntese bien, descanse; su quiere hijos obedientes, eduque desde la infancia temprana, etc.

Finalmente, recuerde que en esta vida hay cosas que no podemos prevenir, ni tampoco resolver, frente a ellas y en cada situación de la vida aprendamos a confiar de veras en Dios. Él tiene control perfecto sobre las circunstancias, el actúa en nuestra vida aún a través de las dificultades, él puede darnos la fe que necesitamos para sobrellevar las adversidades y mantener nuestra confianza en él. Recuerde la oración de la serenidad: “Señor. Concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para que cambiar las que sí puedo; y sabiduría para distinguir la diferencia.